Capítulo 7

105 10 0
                                    

P.O.V. Daisy

¡No me lo podía creer! ¡Me había tocado trabajar con James en biología sobre algo de lo que él no se había enterado en un principio! ¿Cómo podía ser tan poco atento?

Pero eso lo de menos.

¿Cómo se me ocurría a mí rechazarle para ir a mi “cita” con Dean? Debería haberle dicho que sí a James y haber roto mis planes con Dean que me había propuesto esta mañana.

Soy idiota.

Pero ya no había marcha atrás. A veces, muchas veces, queremos retroceder en nuestra vida para hacer las cosas de otra manera. Para evitar algunas cosas o para decir muchas otras.

Suspiré mientras cerraba la puerta de mi casa detrás de mí. Tenía que prepararme para la cita. Además, seguía sin entender por qué Lacey se había mostrado tan enfadada cuando acepté. Se supone que era mi amiga, ¿por qué no me apoyaba?

Aunque en una cosa tenía razón:

  *Flashback*

Aún no había sonado el primer timbre de la primera clase y ambas charlábamos sobre qué comida era la más sana. Yo decía que era el chocolate negro puesto que leí algo de que era bueno para el corazón, pero Lacey me llevaba la contraria diciendo que aquello sólo hacía engordar y que lo mejor era una ensalada.

En ese instante, vi a James cruzar la puerta tan guapo como siempre. Pero no tuve mucho tiempo ya que, enseguida, Leah se puso en medio besándole de una forma asquerosa para mí.

Yo nunca había besado a nadie, pero aquella no parecía ser la manera correcta para hacerlo en público.

Los oscuros ojos de James se cruzaron con los míos e, inmediatamente, aparté los míos dolida.

Lacey me observaba con atención cuando me giré hacia ella. Entonces, me frunció el ceño y me agarró del brazo para alejarme de allí. Si no hubiera sido por ella, no habría podido moverme y apartame de allí. Sentía un fuerte dolor en mi pecho, en mi corazón. Contemplar aquella escena había sido doloroso.

  —¡Qué asco me dan los estúpidos esos! ¿Piensas lo mismo que yo, Daisy?— Comentó caminando hacia delante.

Tan sólo asentí con la cabeza.

No tenía ganas de hablar.

En ese momento, Dean se acercó a nosotras sonriente. Quise pegarle un puñetazo al verle tan feliz mientras que yo estaba sufriendo, pero no lo hice.

Él no tenía la culpa.

  —¡Hola, chicas! ¿Con ganas de asistir a clase?— Preguntó algo sarcástico.

Yo aparté la mirada mientras que Lacey reía del chiste.

  —Por supuesto que no...

  —¿Qué te pasa, Daisy?— Dijo Dean dirigiéndose a mí e interrumpiendo a Lacey.

Mi Extraño FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora