Capítulo 13

71 9 0
                                    

Daisy P. O. V.

Corrí hacia las puertas del instituto que, para mi suerte, aún seguían abiertas. ¡No me lo podía creer! ¡Me había quedado dormida y casi no me había dado tiempo a desayunar por ello!

En cuanto atravesé el umbral, me detuve con mis manos sobre mis rodillas y respiré de forma agitada. Alcé la cabeza tan sólo para observar el reloj que había frente a mí colgado en la pared. Las ocho y trece minutos. ¡Lo había conseguido! ¡Había llegado a tiempo con dos minutos de sobra! Ahora tan sólo tenía que encontrar a James o a Lacey y...

¡Oh!

  —¿¡Quién te crees que eres!? ¡No tienes derecho a copiarme!

  —¿¡Qué!? ¡Yo no te he copiado, has sido tú quien me ha copiado a mí!

Sí... Los gritos de mi mejor amiga quejándose se escuchaban por todos los pasillos. El lado bueno es que gracias a eso pude localizarla.

Caminé en su dirección para ver cómo Lacey y Maya se peleaban y... ¡Alerta roja! ¡Ambas llevaban la misma camisa rosa de estampados florales!

Estaban a punto de tirarse de los pelos mientras varios idiotas las observban murmurando que iba a comenzar una "pelea de gatas" en lugar de separarlas, cuando me metí en medio. La mirada de Lacey, tan llena de furia con cejas perfectamente depiladas fruncidas, se debilitó al encontrarse con la mía. Maya, en cambio, se rió detrás de mí. Me giré para poder verla.

  —¡Vaya, vaya! Parece que tu amiga viene a buscarte como siempre. Eres una blanda, Lacey.— Se dió la vuelta y nos saludó con su mano a la vez que miles de pulseras colgadas en su brazo tintineaban.— Encuéntrame cuando quieras empezar una pelea de verdad.

Con un movimiento de cabeza balanceando su bonito y liso pelo marrón, se alejó de nosotras. Lacey apretó los dientes murmurando un "¡me las pagará esa maldita zorra!" y se giró hacia mí.

  —Tranquilízate, Lacey. No merece la pena alterarse por eso y lo sabes.

  —Ya lo sé, pero se me hace insoportable.

Suspiré y agaché la vista. Había llegado el momento. No sólo había estado buscando a Lacey para ir a nuestra clase juntas, sino para preguntarle algo importante.

—Ehm... Me gustaría hablar de algo.— Empecé. Mi mejor amiga me miró.— Quiero que seas completamente sincera en algo que voy a preguntarte: ¿te gusta Dean?

Sus ojos se abrieron como platos y supe que no necesitaba ninguna otra confirmación. Era realmente cierto.

—Lo sabía. ¿Por qué no me lo dijiste antes?

Esas palabras provocaron que su actitud cambiara de nuevo. Parecía que le molestó muchísimo aquello.

  —¿Cómo iba a decírtelo? ¡Él está enamorado de ti! ¡Sería ridículo! Además, tú tampoco me cuentas todo lo que sucede.— Sus ojos mostraron una frialdad increíble. Un escalofrío me recorrió.— Y ahora, si me disculpas, me iré a clase.

Sonó el timbre pero yo no podía moverme. Era como si me hubieran clavado al suelo.

¿Acaso ella sabía lo mío con James? Pero si era así, ¿quién podría habérselo dicho?

* * *

Apenas podía enterarme de lo que sucedía a mi alrededor. Era como si yo, Daisy O'Donell, no formara parte de este mundo. Los alumnos hablaban entre ellos y caminaban por los pasillos. Las clases ya habían terminado y yo seguía sentada en mi pupitre.

Mi Extraño FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora