Capítulo 4

109 10 0
                                    

  —¿Cómo que no vas a poder defenderme de esos cabezas huecas?— Preguntó Owen algo alterado.

Sabía que este día llegaría, pero aún no estaba preparado. De tan sólo pensarlo le estaba empezando a dar un ataque de ansiedad.

James no sabía cómo reaccionar mientras el chico se removía incómodo y respiraba con rapidez. Le había contado eso de que Claire no podía saber nada, pero para que eso sucediera, necesitaba disimular por completo.

  —Lo siento, Owen. Pero recuerda lo que te enseñé.— Dijo intentando tranquilizarle.

Owen negó con la cabeza.

  —¡Es imposible! ¡Se acabó! ¡El lunes no iré a clase!

James se acercó suspirando. Tratar aquellos pensamientos y sentimientos de Owen era algo complicado. Por eso, cuando se enteró de su existencia y de que él también podía verle, decidió ayudarlo para que no volviera a pasar ese mal trago. El pobre chico no se lo merecía.

  —Tranquilízate. Respira hondo y recuerda: eres mejor que ellos en muchos sentidos.

  —¡Pero no tengo su fuerza ni amigos!

James ocultó sus ojos con una mano. Al parecer, Owen estaba en aquel momento de negación. Le había perdido por completo...

  —A veces me gustaría ser tú, James. Eres invisible para todos por lo que no pueden molestarte ni hacerte daño.— Murmuró sentado en la cama mientras abrazaba sus rodillas y miraba al suelo.

Esta vez, fue él quien se cabreó.

  —¿¡De verdad!? ¡Oh, no me digas! ¿¡Te gustaría estar muerto, estancado para siempre en este maldito mundo y ser un simple espectador de todo porque no puedes tener contacto con nadie!?

  —¡Al menos tienes novia!— Replicó Owen de nuevo. Se sentía triste también por ello. A sus diecisiete años no tenía ni novia ni amigos ya que todos se fueron.

James frotó su frente con desesperación. Aquella conversación no estaba llegando a ningún lado.

  —Es lo único que tengo, ¿sabes? A parte de ti, claro.— Respiró profundamente y dejó escapar el aire. Tras haberse calmado, tuvo una idea.— Vale. Bien. ¿Qué te parece si Daisy intenta protegerte de todos esos imbéciles mientras yo distraigo a Claire para que no se acerque a vosotros? No sería una mala idea y estoy seguro de que a Daisy le encantará ayudarte.

Los ojos de Owen brillaron con lágrimas de esperanza.

  —¿De verdad? ¿Crees que así estaré bien?— Confiaba plenamente en Daisy, pero necesitaba escuchar lo que quería.

James asintió con la cabeza mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.

  —Sí. Y no te comas la cabeza por ello, ¿de acuerdo? Además, puede que ni siquiera se atrevan a molestarte el próximo día.

Pensativo, Owen hizo una pausa antes de hablar.

  —¿Y cuánto tiempo se supone que durará esto? James, tú también eres mi amigo, comprende que necesito verte en el instituto junto a mí también.— Dijo algo apenado.

El chico del pelo azul apartó la mirada hacia la ventana. En el exterior, varias nubes se arremolinaban a pesar de hacer sol.

  —Intentaré que esto termine lo antes posible. Tan sólo... dame tiempo para decírselo a Claire y para no obsesionarse contigo como suelen hacer los fantasmas sin experiencia.

Al joven no le quedó más remedio que asentir con la cabeza.

* * *

El lunes, Daisy le esperaba frente a su casa con una sonrisa. En cuanto salió, Owen se abrazó a sí mismo.

Mi Extraño FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora