Capítulo 12

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James P.O.V.

Estaba esperando frente a la casa de George mientras este cogía una chaqueta. A pesar de estar a punto de que la primavera llegase, seguía haciendo algo de frío. Una vez cerró la puerta tras su espalda, metí mis manos en los bolsillos de mi sudadera gris y me di la vuelta empezando a caminar.

  —No iremos a llevar un traje de etiqueta, ¿no?— Rompí el silencio al fin. Puse una sonrisa en mi rostro.— Tan sólo llevaré uno de esos en mi boda y en mi funeral.

George soltó un suspiro y negó con a cabeza. Luego, dejó escapar una risotada de su boca.

  —Claro que no, tío. Ya me dijiste el otro día en el que me iba a confesar a Rose que me sentaba muy mal.— Negó con la cabeza mientras cruzábmos por un paso de cebra.— Tan sólo nos compraremos una camisa y un pantalón elegante.— Me miró de reojo.— Y te prohíbo usar una camisa negra.

Solté un bufido. Acababa de estropear mi plan sobre la ropa que llevaría al baile y que iríamos a comprar ahora mismo.

  —Por cierto... si sabías que las chicas van a ir al centro comercial también, ¿por qué no las has invitado para que nos acompañaran?— Pregunté algo confundido.

Sonrió dándome un codazo en un costado. Fue un milagro que no me rompiera una costilla de la fuerza que usó. Los dos teníamos una complexión corporal muy distinta: mientras que él era demasiado alto, musculoso y corpulento, yo era delgado, con una altura común en hombres y con pocos músculos. Era divertido imaginar qué le parecería a la gente al ver a dos amigos tan diferentes.

  —Iba a hacerlo, pero luego pensé: "¿hablarán de nosotros? Si es así debo verlo." Y por eso he decidido que es mejor espiarlas.— Me respondió.

Reí bastante.

  —Sabes que ellas sólo irán a ver vestidos, ¿verdad? ¿Qué pensarán los dependientes al vernos en una tienda como esa?

La feliz expresión de George decayó. Parecía que no había contemplado aquella posibilidad.

  —Bueno, es igual. Pasemos un rato de chicos mientras compramos ropa.— Dijo chocando su puño con mi brazo izquierdo.

Sí... Eso sonaba totalmente ridículo.

* * *

  —¡Mira, ahí están las chicas!— Gritó en susurros George mientras señalaba el interior de una tienda. Parecían estar divirtiéndose mientras observaban alguna que otra chaqueta. Yo no podía apartar mis ojos de Daisy. Se la veía tan feliz, tan natural y simpática alrededor de Rose y de Hope... Esa preciosa escena no tenía comparación con cuando estaba con Lacey.— Venga, vamos a entrar en la tienda.

Me agarró del brazo y comenzó a tirar de mí. Intenté clavar mis pies en el suelo pero me era casi imposible.

  —¡Espera, George! ¿Recuerdas lo que te dije antes?

Afortunadamente, mi amigo se detuvo a pensar.

  —¿Que las chicas tardan mucho más en elegir ropa que nosotros? Ya sé que tienes razón.— Dijo mostrándome su bolsa con el conjunto del baile.

Suspiré cuando volvió a arrastrarme hacia aquella tienda.

  —Me refería a que espiarlas no es una buena idea. ¿No ves lo alegres que están las tres juntas?— Pregunté algo desesperado. No quería estar oculto alrededor de vestidos para ver cómo mi novia y sus amigas elegían otros.

Mi Extraño FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora