Capítulo 3

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Daisy había comenzado a alterarse al ver que eran las siete de la tarde y que James aún no volvía. Aunque, al parecer, no era la única.

Owen había tenido que ir a tomarse una tila a la cocina porque sus nervios no le dejaban tranquilo. Necesitaba saber qué había sucedido, necesitaba saber... si habían detenido ya a esa persona.

Al asesino de la joven directora Claire.

Antes de que pudiese meditar un poco más y de que los cerebros de ambos sacasen las ideas más descabelladas de lo que podría haberle sucedido, James atravesó la puerta. Los otros dos ocupantes de la habitación prácticamente se abalanzaron sobre él buscando respuestas a sus miles de preguntas.

James se soltó del agarre de su novia e insistió a Owen que se alejase ya que no podría moverlo a causa de su etéreo cuerpo. Ambos se pusieron uno al lado del otro como si fuesen dos hijos preparados para escuchar algo importante de su padre aunque, evidentemente, no eran nada de eso.

  —En primer lugar, he podido encontrar a Claire en el lugar en el que la encontramos. Estaba muy perdida y por eso decidí ayudarla un poco. Después, me contó lo que le había sucedido.— Cogió aire, aunque era absolutamente innecesario para él, mientras los demás le observaban expectantes. Luego, se giró hacia Owen.— Tenías razón con tu teoría: Claire fue asesinada.

Los ojos verdes de Owen se abrieron como platos. Sabía que aquello sería lo más lógico, estaba mentalmente preparado para averiguar que eso fue lo que pasó, pero escuchar las palabras en voz alta fue bastante duro.

  —Y... ¿Fue... fue el profesor de historia? ¿El subdirector?— Preguntó el chico respirando profundamente y tragando saliva con dificultad.

James tan sólo asintió con la cabeza. Desgraciadamente, todas las teorías de Owen habían sido ciertas. No se imaginaba a ese tipo capaz de matar pero... desde que el cargo se lo dieron a esa nueva directora... él parecía haberse vuelto loco.

Daisy cubrió su boca con una mano. Siempre se había preguntado por qué había gente así de cruel en el mundo. No era para nada justo, pero ya no había nada que pudieran hacer salvo ayudar a la joven con su nueva vida como espíritu.

  —Ella me contó...— Volvió a hablar James. Ambos alzaron la mirada de nuevo hacia él.— ...ella me contó cómo fue todo aquello. Al parecer, el subdirector tuvo allí la última clase del día y, mientras el aula se vaciaba, Claire caminó por los pasillos algo enfadada con él. Cuando llegó a la clase vacía excepto por ese hombre, le dijo por qué no había rellenado unos papeles importantes para la próxima reunión de padres y profesores. Ella había escrito su parte, pero también necesitaba la firma del subdirector, por lo que este contestó:

  »“—Estoy cansado de esto. Sería yo quien tendría que obligarte a firmar esos papeles sobre el hueco de subdirectora. ¿Es que no sabes durante cuánto tiempo he trabajado para que me dieran ese puesto? Décadas. ¿Y qué es lo que pasa ahora? Que por tener a una chica nueva y joven me arrancan ese tesoro que estaba a punto de ganar por mí mismo. ¡Incluso mi esposa me dejó tan sólo porque me centraba demasiado en el trabajo! ¡Yo debería ser el director!”

  »Claire dijo que se asustó pero que no se echó para atrás. Ella era la que tenía la autoridad y así se lo hizo saber a pesar de ver una mirada oscura en él. Le obligó a firmar los papeles pero, al no aceptar, acabaron teniendo una fuerte discusión al lado de la ventana donde ella lo había encontrado al entrar y... la empujó. Así. Sin más vacilación.

Todos se quedaron en silencio. Los tres estaban en estado de shock. ¿Cómo podía ser eso cierto? Parecía imposible de creer, sin embargo...

  —Voy a llamar a la policía y decirles quién es el culpable.— Sentenció Owen frunciendo el ceño con seriedad. «Si tan sólo demostrara ese tipo de expresión frente a las personas del instituto...» Pensó James.

Mi Extraño FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora