Capítulo 9:

13 0 3
                                    

Caminamos en silencio un rato, no quería mentirle otra vez, pero era necesario hacerlo si quería que ni a mí ni a él nos pasara nada.

Me miró un rato parecía que quería saber todo lo que estaba pensando en ese momento. Sabía que estaba actuando extraño pero no quería que se preocupara por mí. Por la forma en que me miraba me dí cuenta que él hablaría primero

-¿Te sientes bien?- me miró preocupado, sabía que quería saber todo lo que me pasaba.

-Sí estoy bien, ósea no, no estoy bien. No te respondí tus mensajes porque me dolía algo la cabeza y tenía sueño hací que fuí a dormir para que se me quitara. No quería preocuparte, lo siento no fue mi intención.- No sabía como pude hacerlo, pero hasta yo misma me creía que lo le decía.

-Claro, sólo que estaba preocupado, me imaginé lo peor.

-Bueno gracias- Ví como en la esquina había un carrito de churros, mi estómago dió un vuelco que llegaron a sonar mis tripas muy fuerte. Lo único que había comido había sido lo que Matt compró ésta mañana.

-¿Quieres comer algo?- Al parecer se dió cuenta de como miraba hacia el puesto. Pero no quería seguir aprovechándome de él. Ya había venido a verme se preocupó por mí, y además siempre él tenía que comprar por los dos. Mejor me aguanto el hambre.

-No, no puedo no saqué dinero antes de salir, pero no hay problema no tengo hambre- traté de darle una sonrisa pero mi estómago me lo impedía.

-Si es por el dinero no te preocupes, siempre tengo dinero suficiente, además que casi ni la gasto y sería un buen uso si sería con tigo.- me dieron ganas de saltar sobre él, se preocupaba mucho por mí a pesar de conocernos hace muy poco, pero no me molestaba al contrario me gustaba que alguien se preocupara por mí.

Y sin darme cuenta se fué hacia el puesto de comida, yo por mientras me fuí a sentar a una banca no muy lejos de ahí, porque o sino tendríamos que comer parados.

Apenas llegó con los deliciosos churros rellenos de manjar (mis favoritos) y unos jugos que había comprado me dió mi porción, yo inmediatamente comencé a comer como si no hubiese un mañana. Ni él ni yo esperábamos esa reacción, me puse roja como un tomate, parecía una salvaje comiendo hací, inhalé y hexalé unas cuentas veces para hací poder calmarme. Una vez que lo logré comí como era debido.

-Al parecer si tenías hambre ¿Nicol almorzaste hoy? Y no me mientas por favor dime la verdad.- Parece que lo de los churros lo tenía todo pensado, quería ver si había comido y yo la tonta me lancé a ellos como un animal. No podía ser más idiota.

-Emm... se me olvidó cuando me dormí- dije muy bajito, no quería seguir mintiéndole, por alguna razón me sentía muy mal.

-Nicol te conozco hace días, pero se cuando mientes, no miras a la cara, y haces como si no estuvieses con la otra persona- Abrí los ojos sorprendida, me conocía muy bien. -Ahora por favor, dime la verdad, sabes que no se lo diré a nadie.

-Lo sé pero...

-Por favor- no podía resistirme a su forma de mirarme, y no sabría por cuánto tiempo más podría seguir mintiéndole.

Le conté casi toda la verdad sólo la parte que mi mamá había desaparecido y había sacado toda la comida, y que después que llegó no la volvió poner, hasta se me soltó la carta de mi papá. Lo único que no le dije y jamás le contaría sería sobre Roberto, eso prefería dejarlo sólo para mí.

Una vez que le terminé de contar, lo miré a la cara para ver que reacción tenía. Estaba serio mirando hacia el piso con la vista fija en algún lado que no existía, tenía los músculos apretados se podía notar porque sus manos estaban en forma de puño, y su mandíbula no podría estar más apretada de lo que ya estaba.

Temía que hiciera algo o que fuera a ver a Jacqueline y decirle todo. Y si eso pasaba yo ya sabía que era peor, sería mejor que no le contara porque o sino las cosas empeorarían para mí, y tal vez también le podrían hacerle algo a él, ya que mi mamá está con Roberto le puede decir a él que se encargue de todo.

Me estremecí en tan sólo pensar que le podían hacer algo, mejor me callaba y que se quedara con lo que ya sabía. No podía saber más.

-¿Cómo lo harás? No creo que dures mucho sin comer- Dijo algo frío sabía que no estaba enojado con migo, sino con la situación, pero aún hací me daba miedo verlo hací. -Si quieres yo puedo ayudarte, no tengo ningún problema recibo dinero todos los meses podría dartelo para que te compres para comer y tus cosas no creo que tú madre te compre otras cosas más.

-¡No!- Me miró sorprendido -No quiero que me des de tú dinero, se que la intención es buena, pero no puedo dejar que gastes todo tú dinero en mí. Ya tenía pensado trabajarar en las tardes después de clases, podría buscar trabajo en cualquiera cosa.

-Está bien, pero te será muy difícil encontrar un lado donde te acepten por ser menor de edad, además tu madre tendría que firmar un papel notarial para que te dé permiso, y no creo que lo haga.

-Bueno antes que nada por favor no digas que es mi madre dile sólo Jacqueline, no se merece que la llamen hací. Y lo otro, bueno si tienes razón me costará mucho encontrar un lado que me acepten.- Me miró reflexionando lo que le había dicho, después de unos segundo volvió a hablar.

-Mira ya sé, mi padre es doctor y mi madre es abogada. Como sabes éstos trabajos hací requieren de mucho tiempo, por lo que mi hermanito y yo pasamos mucho tiempo solos. Mi mamá hace tiempo que busca a alguien que nos soporte a mí y mi hermano para que nos haga compañía y poder estar más tranquila. Hasta me dijo que llevara amigos si quería, pero yo sé que el desorden será aún mayor, y en cambio con una mujer yo sé que mi hermano se controlará más e incluso te seguirá por todas partes. ¿Qué te parece la idea? ¿Crees que puedes soportarnos?

No creí que me podría decir eso. ¿Matt tenía un hermano? ¿Cuidarlos? Bueno tengo que admitir que la idea me pareció interesante, además que no la pasaría mal, que mejor que divertirse y que te paguen por eso. Aunque también tendré responsabilidades, pero tampoco es como que ellos sean un bebé.

Miré hacia Matt al parecer estaba esperando una respuesta mía, se le notaba ansioso por lo que dejé de lado mis pensamientos.

-Sí, es una muy buena idea. ¿Pero crees que tus papas acepten que yo valla?

-Claro que si, le hablaré de tí y seguro aceptarán de inmediato, no te preocupes. Mañana mostramos juntos a mí casa.

-Acuérdate que mañana no iré, porque tengo que ir a ver a mi padre por la carta.

-Claro, hablamos por chat y te envio la dirección.

Hací estuvimos hablando un buen rato, estuve más animada después que sabía que ya tendría trabajo y ya no pasaría hambre nunca más. Y menos me quería ver débil frente a Jacqueline y Roberto. Además que casi ni los vería porque pasaría todo el día afuera.

Ése día dormí más tranquila que otros días, y por fin pude soñar algo, ya que hace año no lo podía lograr.

No juzges sentimientos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora