Capítulo 6:

20 0 0
                                    

Hoy vuelve mi segundo infierno tendré que ir al liceo, claro entre estar en mi casa y quizás saber que me pasa si está Jacqueline, prefiero mil veces ir a estudiar, además que estaré con mis amigos y podré distraerme un rato.

Hice lo típico de cada mañana, me levanté, me bañé, me puse la ropa del liceo, arregle mi mochila de hoy, ya que anoche no pude hacerlo porque me había quedado dormida muy temprano.

Fuí a la cocina para ver si había algo para comer o aunque sea una fruta, pero otra vez no encontré nada. Con la sopa no podía contar porque me la había tomado lo último anoche para mi once, busqué en todos los muebles de la cocina pero no encontré nada.

Subí hasta el segundo piso hasta que llegué a la pieza de Jacqueline, y me fijé que aún tenía el candado, bajé a ver si estaba su bolso o algo pero no había nada. Tal vez mis deseos fueron escuchados y ella no volverá más, y por fin podré estar tranquila.

Eso me ayudó a aguantar el hambre que tenía, ya que si ella ya no estaba tendría que ahorrar el dinero que tengo, por lo que preferí no gastar nada hasta saber cuánto he juntado.

Al llegar al liceo saludé a algunas compañeras que se me cruzaron, ojalás nadie se de cuenta de la forma extraña que camino por los parches.

Al toque de la campana entré a la clases, y ví desde lejos que estaba Cristina sentada hablando con un chico de otro curso, no la quise molestar mientras conversaba, hací que por mientras me senté en otro lugar.

Cuando llegó el profesor el chico se fué, inmediatamente fuí con mi amiga para que me contara que pasaba con él.

-Hola- le di un beso en la mejilla -Tú si que te las traes. ¿Quién era él? ¿De dónde lo conoces?

-Estoy bien gracias por preguntar.

-Jajaja si, sí sólo ve al grano, mujer.

-Se llama Fernando lo conocí hace unas semanas en el mall, no te conté de él porque no creí que pasaramos más de un día, pero resultó ser muy interesante, además que es muy atento con migo. Hoy me fué a buscar a mi casa en su auto para que no llegará cansada...- Le corté con una carcajada mía.

-Jajajajaja éso si que es chistoso, si vives a tan sólo cuatro cuadras ¿De qué rayos te ibas a cansar?- Ahora a la que callaron fué a mi con una mirada asesina de mi amiga.

-La intención es lo que vale amiga, lo hace porque es un caballero. Bueno... no me distraigas, cuéntame como te fué con Matt el sábado, ¿se besaron? ¿pasó a mayores?

-¡Qué! ¡No! Recién nos estamos conociendo, que feo que pienses haci de mi, tú mi mejor amiga- finjí que estaba apenada.

-Ya no te hagas la loca, de un día a otro no lograrás ser santa. Además tú chico está entrado justo en este momento, y si no te avispas te lo robará la competencia. -dijo apuntando hacia la entrada.

Por alguna razón mi corazón empezó a latir más de lo que es debido al ver a Matt, pero esa sensación se me fué inmediatamente al ver que iba abrazado con una rubia oxigenada, estaba con una mini falda blanca, y una polera azul ajustada que le llegaba hasta el ombligo, y unos tacones que la hacía ver como un palote rubio. La había viso otras veces no es que no la conozca, al contrario estaba en la boca de todos, pero nunca me tomé el tiempo de mirarla detalladamente.

Al parecer Cris se dió cuenta de mi cambio de humor porque no me habló como otras veces en la clase. Hasta el profesor se sorprendió que no le hayamos interrumpido con alguna broma u otras cosas.

Cuando por fin tocaron para el recreo salí disparada con mi mochila al baño, porque mientras estábamos en clases sentía como me corría la sangre de una herida de la espalda, entré rápidamente a una cabina y la cerré con seguro y me observe la herida, la limpié con algunos quejidos, me puse una venda y me fuí del baño.

Me dirigía hacia el casino para ver si conseguía algo para comer, con la pérdida de sangre y más sin comer mis energías se estaban haciendo casi nulas.

Ví de lejos a unas compañeras que estaban comiendo galletitas con leche, de seguro si hablaba un rato con ellas al rato me convidarían. Eso es lo bueno de ser amiga de casi todos se puede tener algunos privilegios.

Cuando me estaba acercando alguien me agarró del brazo, me di vuelta para ver quien había interrumpido el momento en el que podría comer. Era Matt y estaba con la rubia oxigenada, me dió ¿rabia? Verlos juntos, pero traté de disimularlo lo máximo posible.

-Hola- me dijo saltándose el brazo -¿Cómo estas? Te envíe un mensaje pero no respondiste.

-Hola- respondí duramente -No me fijé que me habías hablado. Y estoy bien- bien mal pensé -¿Y tú?

-Bien, te quería presentar a mi prima Carolina, Carolina ella es Nicoletta, es de la que te hablé el pero día- ¿Su prima? ¿Ella era su prima? ¿Y le habló de mí? Tengo que admitir que por alguna razón se me quitó un peso de en cima. Aunque ahora pensándolo bien podía entender porque la molestaban de su forma de vestir, si se veía como diez años mayor que todos nosotros. Bueno exagero tampoco tanto, pero si se ve mayor.

-Hola, un gusto conocerte Nicol- me habló dulcemente y con un beso en la mejilla. Tal vez la juzgué mal, o tal vez no. Eso aún no lo sé sólo el tiempo lo dirá.

-Hola el gusto tam...- ví todo negro sentía que el piso giraba hacia todos lados, no sabía si estaba en el piso o el techo parada. Sentía que me llamaban y podía casi jurar que era Matt pero no estaba segura, ya cuando no pude más la oscuridad se apoderó de mi.

No juzges sentimientos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora