Capítulo 11:

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Me encontraba tocando el timbre de la casa de Matt, estaba algo nerviosa temía hacer algo mal frente a los padres de Matt. Bueno sólo era un trabajo ¿Cierto? Si, claro que sí, sólo eso y nada más.

Ví salir a Matt de su casa, me mordí mi labio al verlo vestido como  estaba. Tenía puesto unos jeans negros con una polera algo ajustada al cuerpo también de color negro, lo hacía ver como el tipo chico malo que muestran en las películas. Y los más bello que me gustaba de él era su peinado que ahora lo tenía de forma desordenada.

-Hola, te estábamos esperando- Abrió la reja con una sonrisa, yo puse cara de preocupada -Pero tranquila llegaste antes de la hora es  que mis papas se tendrán que ir antes que termine el almuerzo- ¿Almuerzo? ¿Qué Almuerzo? No me dejó preguntarle porque antes habló él -No me digas que ya has almorzamos porque prefiero no arriesgarme otra vez, además mi propia madre dió la idea.

-Claro, vamos antes que me ponga más ansiosa- Sentí como se reía de mi actitud.

La casa era igual o más hermosa que de por fuera, era muy grande y me gustaba la decoración que tenía, tenía tonalidades entre color pastel y naranjo, y todos los muebles eran muy modernos y también se veían muy costosos. No pude evitar comparar ésta casa con la mía, mi casa era horrible no se comparaba ni un poco con la que estaba mirando. Mi casa no tenía nada de bonito ni moderno, la única televisión que había estaba en la pieza de Jacqueline y yo no lo podía ver ni soñando, y lo bonito no estaba en ningún lugar de la casa.

Entramos al living y en el centro se encontraba una mesa junto con tres personas. Un niño que debía tener más o menos siete u ocho años que me sonreía ampliamente hacia mí, por su mirada pude darme cuenta que era muy travieso, y sabía que no le tendría que quitar el ojo en cima, pero físicamente era igual a su hermano. Una mujer algo joven que no debía tener más de treinta y cinco años, a pesar de no estar sonriendo como el niño, se veía que era simpática. Y un hombre como de cuarenta años que estaba mirando unos papeles que tenía sobre la mesa, y apenas nos escuchó entrar nos miró a Matt y a mí, bueno me miraba a mí solamente.

Sabía que querían saber como era, y si tenía buena presencia. Pero me pareció un poco incómodo tener que comer con ellos, sabía que me tendría que acostumbrar a verlos porque no sería la última vez que nos viéramos, pero no pensé que mi primer día fuera haci.

-Hola- logré decir tímidamente, no sabía si tenía que acercarme a saludar a cada uno de ellos o quedarme en mi lugar.

-Tranquila, les caeras bien, sólo se tú misma y verás que todo será más fácil- le escuché susurrar a Matt en mi oreja. Eso me dió valor para dejar de lado mi repentina timidez, e ir a saludarlos a cada uno con un beso en la mejilla.

Luego se sentó Matt a la mesa y me indicó que me sentará al lado de él.

-Hola, mi nombre es Ángela, como puedes ver soy la madre de éstos dos traviesos. A mi hijo Matt ya lo conoces por lo que te presento a mi hijo Sebastián que tiene siete años. Mi esposo se llama Carlos- él me saludó con la cabeza luego se volvió a fijar en sus papeles -Bueno no sé si Matt te explicó como era más o menos ésto, pero te explicaré te todas formas. Lo que estamos buscando nosotros es una persona responsable, que yo pueda saber que vendrás todos los días de trabajo que serán de lunes a viernes y de vez en cuando fines de semana, y si te quedas mas rato se te pagaran horas extras. Y si me convencí que era bueno que a pesar que tuvieses dieciséis años era porque sabía que no tendría una vieja amargada cuidando a más que nada a Sebastián, que es el más que me preocupa, que haga sus tareas, coma, se bañe, etc...  De hacer comida y esas cosas como la limpieza no te preocupes tenemos a Irina que la conocerás cuando les traiga la comida. Bueno ¿tienes alguna duda de algo Nicoletta?

No juzges sentimientos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora