|Capítulo 29: Enojos, Discursos Y Amistad|

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Aviso: cambiaré un poco (muy poco) las eliminaciones de Combate, porque si no la historia continuaría rara... Ya verán.

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<Bianca>


No entré tomada de la mano con Gonza, cosa que trató de hacer pero no se lo permití. Iba a causar más revuelos de los que ya tenemos que resolver... Aunque debía admitir que me habría encantado que lo hiciese.

Su cara de arrepentimiento al pasar por la puerta me partió el corazón. Estaba exhausto y sabía que había provocado los problemas. A mí mucho no me importaba eso. Me sacó de aquel apuro y estaba demasiado agradecida.

--Hey, tranquilo. Se resolverá --le susurré antes de hablar y, cuando llegamos a la sala, se quedó callado. Fruncí el ceño.

Hubo un incómodo silencio y me sonrojé ligeramente. Los chicos del rojo y un par del verde miraban acusativamente a Gonza, y noté que la mayoría de nuestros amigos miraban a Paio con odio. Deseé sonreírles por un segundo, pero luego sentí que no era el momento.

Por otra parte, Paio examinaba serenamente a Gonza. Me sorprendió y me anoté mentalmente que no había que confiar en él ahora, que él había causado igualmente el revuelo.

--Bueno... --empezó con una timidez que no pensé que existía Lau--. Esto es incómodo.

Suspiré y la imité. Su discurso no ayudó mucho, pero por ahora valía.

Gonza se ganó más miradas acusadoras y me lamenté. Nadie hablaba y sabía que a Gonza le costaba pedir perdón cuando no se llevaba con las personas. Era orgulloso cuando quería.

Esto ya era fastidioso, y también detesté a Paio por tener que avergonzarme y obligarme a besarlo cuando yo no quería. ¡Y luego lo retan al otro por ayudarme!

--Okay --tomé el control de la situación. Sentí que a mí me escucharían y no me equivocaba: todos se giraron en mi dirección, deseosos de que les dé la razón--. Para empezar, evaluemos la situación que acabamos de pasar --exhalé el aire que me quedaba y me puse firme--. Estábamos jugando a un juego. Me dijeron que debía besar a Paio. Estoy más que segura que todos saben que es un tema muy delicado y, aunque me negué, me obligaron.

»Ahí fue cuando saltó Gonza... --me di vuelta y lo aceché con la mirada por un segundo--. Y, aunque la forma no fuese la más correcta ni en lo más mínimo, él me defendió. No sé cómo se sentirían ustedes si todo el tiempo tratan de juntarte con otras personas, a pesar de que tú te niegas... Y no quería decir esto tan bruscamente, pero ¡en serio! ¡No me gusta, gente! --algunos agacharon la cabeza, otros fruncieron el ceño y Paio se quedó irreconociblemente pálido, aunque con la misma cara de inflexibilidad.

»No quería lastimar ni a Paio, ni a los demás... Pero en este momento les ruego que se pongan en mi lugar --pedí y me volví a lamentar--. Por otra parte, no creo que nadie tenga que recibir la culpa que ambos están recibiendo por parte de ustedes y creo que deberían perdonarlos, aunque entendería que no lo hagan --bajé la vista al suelo y me preparé para la parte final del mini-discurso--. Pero yo sí lo haré. Siento, Paio, tu nariz rota. No sabría qué hacer para arreglarla, pero si tienes alguna recomendación, estoy dispuesta a escucharla.

Di un paso hacia atrás, sin animarme a hablar de nada más, y percibí la mirada de la gente sobre mí. Me ruboricé y el silencio volvió a rondar. Ahora sí que no tenía más ideas para irme de aquí sin ganar más odio y vi a Gonza adelantarse. ¿Va a excusarse, deshaciéndose de su orgullo, después de todo?

--Reconozco... --empieza, y lo miro con más atención--. Que me pasé. No suelo ser así de impulsivo como para golpear a alguien... Pero, como pidió Bianca --me señaló, sin dirigirme la mirada--, deben ponerse en mi lugar. ¿Cómo se sentirían si ven a su mejor amiga siendo obligada a hacer cosas que no quiere? Ella no lo tolera y no lo consiente, pero igual la obligan --vi a la gente mirando a sus amigos, como poniéndose en el lugar de Gonza, y lo agradecí mentalmente--. Así que... Nosotros cuatro nos vamos. Perdónennos o no, nos volveremos a ver día tras día en el Canal, así que les sugiero con inteligencia meditada que me hagan caso ahora, o... Bueno, podrán pasarlo muy mal evitándonos. Adiós.

Un Simple «Te Quiero» (Simplezas de Bianzalo #1).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora