Alguna vez me pregunto por qué la vida es tan bella. Y ahora ya lo sé: porque tú ¡estás en ella!
No me tires piedrecitas que me puedo lastimar. Mejor tírame un besito que me puedo enamorar.
Anoche cuando me desperté mis ojos se humedecieron y entonces comprendí lo mucho ¡que te quiero!