poema 48

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¿Por qué sigo empeñado en encontrar 

la mujer que imagina uno en su mente? 

Y, además, ¿es que existe esa mujer? 

Muchos ya descubrieron al principio 

que esa mujer no existe. Al darse cuenta 

buscaron al azar una cercana. 

Renunciaron al sueño y se adaptaron 

a una pequeña dicha y su tristeza. 

La vida no da más, seguramente.

Los sentimientos no se equivocanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora