poema 53

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Sueño morir cada hora

frente al rumor de su frente.

Sueño que muere en mis labios

la luz de aquello que siente.

Mil lenguas cubren de oro

la soledad de su cuerpo.

Niños con alas de nieve

cubren su pecho por dentro.

Ángeles malvas recogen

su cabellera en mis labios.

Mi cuerpo, el suyo, asombrados

cual hilos de oro de un cántico.

Mi cuerpo, el suyo, enlazados

cual vivos troncos en llamas

que un viento azul agitaran,

caliente en mieles y nardos.

Los sentimientos no se equivocanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora