Capitulo 1

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La luz que los truenos desprendían se filtraba entre las finas cortinas. Otro día más de lluvia. Fije mi vista en la ventana, donde pequeñas gotas de agua caían, acumulándose en el borde. Me levanté despejando mi cabeza de la voz que hacía poco se colaba entre mis pensamientos. Mis sueños se veían interrumpidos por una voz que susurraba siempre lo mismo.

«Necesitas mi ayuda»

Arrastre las zapatillas entre mis pies hasta llegar al espejo. Mi reflejo me miraba expectante, sin nervios, sin pensamientos malos, sin miedo. ¿Tan difícil sería poder hacer lo mismo de aquí a pocas horas?

Hoy era el día. Hoy cumplía 18 años. Hoy otra víctima más volvía a ser producto de uno de sus juegos. Uno de sus entretenimientos.

Y esta vez, la víctima era yo.

Hace dos años que Zayn se marchó, y se llevo todo a su paso. Se escapó cuando le encerraron, donde poco después tendría que ser llevado a Naezin. Nadie sabe a donde fue realmente, ni si quiera yo lo sé. Y creía saberlo todo de él. Creía saber sus miedos, sus debilidades, sus pensamientos con tan solo una mirada. Con tan solo observar esos ojos oscuros que me transmitían tanta confianza, tanto cariño, tanto amor fraternal, y ahora tanto anhelo.

Ahora solo me queda la esperanza de que no le hubiesen encerrado en el distrito de Naezin. Dicen que la esperanza es lo único más fuerte que el miedo. Y esta vez, no tiene por qué ser diferente.

El distrito de Naezin siempre me ha asustado. Largas habladurías se extienden por el pueblo. Algunos dicen que es como el infierno. Te encierran para no volverte a soltar jamás, para morirte en la oscuridad de las llamas. Otros dicen que nubes oscuras se ciernen sobre el cielo, y nunca sale el sol. Otros que te torturan hasta que mueres desangrado. Y otros simplemente desconocen lo que pueda haber allí, y tampoco les importa demasiado. Ellos ya son felices con lo que son. Con lo que quieren que seamos.

Quieren extinguirlos a todos, y si han de matar a la mitad de la población, lo harán.

El centro, una vez más, estaba en calma. Solo pequeños gritos de algún niño con pesadillas se hacían presentes en la gran casa. Los pasillos estaban solitarios desde la marcha de Zayn. Nosotros dábamos la alegría que les faltaba. Realmente, Zayn era mi única familia.

Al nacer, a todas las familias se les arrebatan los niños para traerlos aquí. Nadie sabe nada de nosotros, nadie sabe nuestra real identidad, nadie sabe lo que verdaderamente somos. Hace 20 años que se hace el ritual del espejo, justo cuando encontraron un escrito donde todo lo explicaba. El escrito de Zinus explica todo lo que hacer para desenmascarar a la gente que proviene de la oscuridad, que debería estar en el cielo, ardiendo como ellos lo hicieron en un pasado.

Todos los que superaban el ritual del espejo se tienen que aprender el escrito.  Es una especie de libro sagrado, pero mucho más corto. Como un pergamino. Allí explica como todos se apropiaron de lo que fue de alguien alguna vez, por qué tuvieron que invadirles, por qué el cielo ardió de aquella manera.

Hay miles de copias, pero la real y verdadera es la que esconden. Si alguien algún día llega a encontrarla, puede hacer desaparecer a toda la especie que invade el mundo con tan solo una simple llama.

Abrí la pequeña ventana situada al fondo de la habitación. Desvié mi vista al cielo, volvía a teñirse nuevamente de rojo. Las nubes seguían cubriendo los dos costados del cielo, como cada vez que se acercaba este acontecimiento. Sentí un terrible dolor de cabeza, como si me hubiesen dado un golpe por detrás, con toda la fuerza que alguien podría ejercer. Pero nadie había en mi habitación. Una presión continua se situaba a los dos lados de mi sien, cortándome todos los posibles pensamientos.

Puse mis manos en los dos lados de mi cabeza, presionándola mientras me sentaba en el suelo.

«Necesitas mi ayuda» -susurró la misma voz de siempre. El dolor se hacía cada vez más presente, y me costaba articular palabra alguna.- «Me necesitas, nena»- sacudí mi cabeza, llevándose con eso aquella voz. El dolor de cabeza seguía presente, pero no era nada comparado con el de hacía pocos segundos. Aquella voz era peligrosa, y lo sabía.

La campana sonó, haciendo despertar a todos los habitantes del centro. Me arrastré por los pasillos, sintiéndome observada. Hoy me tocaba a mí.  Hoy era otra pieza de sus entretenimientos. Hoy sería yo a la que todo el estado observaría desde los televisores de sus casas, deseándome lo peor. Deseando poder llevarme al distrito que más temía. Deseando extinguir la raza que años atrás había ocupado el mundo.

El reloj del gran comedor iba demasiado rápido para mí. Las horas pasaban tan rápidas como minutos, y los minutos pasaban como si fuesen segundos. La campana resonó en mi cabeza. Sabía que ese sonido se quedaría permanentemente grabado en mi mente.

«Llegó la hora.» me informó la misma voz de siempre, con un atisbo de burla. Aquella voz que había empezado a odiar dentro de mi cabeza. Pero tenía razón.

Llegó la hora de entregarme para que me destruyan, sea de la forma que sea. 

                                                            * * * * * * *

Hola. :) Lo siento, de momento hago los capítulos un poco cortos, pero prometo hacerlos más largos.

Se que no se entiende mucho, y se que es muy rara, pero espero que aún así, os guste :) A medida que vayan pasando los capitulos entendereis más cosas.

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