Capitulo 17

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Naezin volvía a alzarse ante nosotros con aire imponente. Todo se impregnaba del olor del humo, que corría por entre mis cabellos hasta dejarlos completamente secos y malolientes.

Miré a Zayn asustada. Los nervios que tan normales eran en mi se manifestaban sin prácticamente dejarme respirar.

Avanzamos juntos unos pocos pasos hasta que la ansiedad volvió a mi como un latigazo.

- Jane, por favor-. Dijo Zayn, con un deje cansado en su grave voz.

- ¡No puedo!

- Escúchame-. Susurró, impidiendo que mi respiración se acelerara. Se acercó a mi hasta que nuestras frentes se tocaron con cierto descaro y brutalidad-. Me vas a cojer de la mano, apretarmela hasta que mis huesos duelan, entrar allí y cambiarlo todo. ¿Me escuchas?

- Si.- dije en un pequeño susurro, aunque sin estar del todo convencida.

- Bien. Ese es el espíritu que necesito para la revolución.

                                                                  * * * * *

- ¡Rápido, cabrón!- gritó Zayn, mientras yo le observaba coger a aquel guardia y llevárselo dentro de las celdas que antes habían sido ocupadas por nuestro pueblo.

- Empiezas a asustarme, Zayn.- Sonreí con gracia, cogiendo a otro guardia y haciendo lo mismo que había hecho él segundos antes.

- Vamos, tenemos mucho trabajo que hacer.

Miré por última vez a los guardias que se convertían poco a poco en cenizas. Dos de ellos eran los que nos habían atrapado a mi y a Zayn días antes.

Les sonreí con sorna mientras Zayn se acercaba a mi por detrás, las llamas iluminando su pelo y sus ojos reflejando el infierno.

Me miró y me devolvió la sonrisa cínica, dándome un casto beso en la mandíbula.

- Se merecen esto, ¿verdad?

- Claro que si, Jane. Ellos estuvieron a punto de matarnos. Nos quieren a todos muertos.

- No dejo de preguntarme que hubiese pasado si el espejo no me hubiese reflejado así...- susurré, levantando mi mirada para encontrarme con la de Zayn-. Ya sabes.

- No te lo preguntes más, Jane. Hubiese venido a por ti de todas formas-. Sonreí feliz, aunque el miedo seguía presente en nuestras miradas.

Entrelazó sus brazos por mi vientre, abrazándome castamente por la espalda mientras yo descansaba mis manos encima de las suyas.

Me giré a encararle, nuestras sonrisas aún presentes. Su mirada viajó a mi boca, que involuntariamente mordía.

Se acercó hasta que tuvo sus labios tocando los míos, humedeciéndolos.

Los gritos se acabaron, el fuego se apagó e incluso el humo desapareció.

Fue un beso rápido, pero increíblemente significativo.

- ¿Y eso?- susurré, sonriendo mientras los centímetros aumentaban entre nosotros.

Poco a poco el ruido volvió aparecer, las llamas se hicieron más fuertes que nunca y el humo me empezó a ahogar aún más que antes.

- Es algo que tenia en mente desde hace un tiempo atrás...

- Vamos.- le coji de la mano, tal y como él me había dicho, y nerviosa le apreté los dedos que se pegaban a mis nudillos.

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