Capitulo 18

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                                                               18 

El viento me atravesaba como mil cuchillos clavados a lo largo de todo mi cuerpo. 

— ¡Zayn!— grité, apenas parando para inspirar el humo que se filtraba por mis pulmones. Los gritos se hacían más fuertes a cada paso que daba. Necesitaba encontrar a Zayn para avisarle de lo que se abría paso por entre las oscuras colinas.

Corrí hasta que noté como las suelas de aquellos desgastados zapatos se abrian paso para hacerme sentir las ramas bajo mis pies.

Pese a ello, no me detuve.

Con lágrimas en los ojos me preguntaba que era lo que me hacía llorar. Si el humo, la posibilidad de que la revolución acabase con todos nosotros muertos, o el simple dolor que mis pies proporcionaban a mi ya débil cuerpo.

Las puertas se abrieron para mi como si de entrar al cielo se tratase. Lejos de aquello, el infierno era lo que me esperaba allí dentro, pero la sensación de alibio se hacía presente a cada paso que daba.

El calor que las llamas desprendían era expulsado también por el barroso suelo, que quemaba mis pies hasta hacerlos hervir.

Los gritos me despertaron del dolor. Miré a los dos lados del pasillo, intentando dejar a un lado el dolor para dar paso a la conciencia.

Mis pies se adentraron entre el barro y mis labios gritaron buscando a Zayn. Giré hacia la derecha, acordandome que aún no habíamos llenado esas celdas y que probablemente Zayn se encontraría llenandolas con cada guardia emprisionado.

Escuché como una melodia se acercaba hacia Naezin y el pánico me llenó.

—¡Zayn, joder!— grité, desesperada por encontrarle.

— ¿Jane?

— ¡Zayn!— giré bajo mis talones, encontrandome a Zayn con un guardia esposado a sus espaldas—Se están acercando.

— ¿Quienes?

— ¡Todos! ¿No los escuchas?— dije, intentando escasamente explicarme— Jeff y yo nos los hemos topado de cara. Por poco nos ven.

— Jane, necesito que me digas a cuanto están de aquí, cuantos eran y quienes.

— ¡Son ellos, Zayn! ¡Vienen a por nosotros!— pausé, cogiendo un pequeño respiro de aire— Han de estar a 5 escasos minutos de aquí, y son un milar de personas mínimo.

— Mil...- susurró Zayn, sin poder creerselo, mirando hacia el suelo con incredulidad— Nos hemos de ir. 

— ¡Ya!

Los cánticos estaban más cerca que antes y el temor se hizo visible en los ojos de Zayn. Nunca su mirada había estado cargada de un sentimiento tan oscuro.

Me cogió vanamente de la mano, mirando a todos los lados sin saber del todo bien a donde llevarnos.

Empezamos a correr; él me conducía y yo le seguía por detrás, con su mano tirando de mi para emprender un paso más rápido.

Aunque mis pies no podían más, hice lo que pude para seguir corriendo sin quejarme del dolor que se presentaba en mi extensa longitud.

Salimos por una pequeña puerta que se abría entre las llamas, que ni si quiera yo sabía que existía.

— ¡Vamos, Jane! 

— ¡Mis pies no dan a más!

— ¡Has de poder!— gritó, aunque escasamente pude hacer lo que me pedía. Corrí unos metros más y me derrumbé en el barro que se cubría de ramas. Zayn me cogió y, en la posición más comoda que pudo, me llevo entre sus brazos hasta que nos alejamos del bosque, llegando hasta la carretera y visualizando el farol parpadeante a pocos kilometros de donde nos encontrabamos.

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