Parte 5: "Una serie de hechos inesperados"

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Apenas entró al baño se deshizo de su bóxer y abrió solo la llave de agua fría de la ducha. Cuando el agua tocó su cuerpo ardiente, el alivio fue casi instantáneo. Sentía cómo el agua que caía helada sobre su cabeza, se calentaba y descendía tibia sobre su espalda.

Algo no estaba bien, de eso no había dudas, pero no se sentía enfermo, la sensación era diferente. Seguía sintiendo una especie de fuego en su interior, que ahora se había distribuido por toda su superficie corporal, y que cada vez lo agobiaba un poco más.

El calor era insoportable, y a los pocos minutos de haber entrado a la ducha, el agua ya no era suficiente para aliviarlo. Soltó un jadeo desganado, rindiéndose ante el fuego que lo inundaba. Estaba a punto de llamar a Louis para decirle que necesitaba hacer una consulta con un médico, cuando de repente, sintió cómo el calor se concentraba en su entrepierna.

Miró hacia abajo, y... ¡Bingo! Una erección. Justo lo que necesitaba, cómo si no tuviese suficiente con todo lo que había tenido que atravesar ese día.

Lo analizó un poco más y se dio cuenta de que tal vez no era algo malo, tal vez era lo que necesitaba para relajarse un poco. Llevaba muchísimo tiempo sin sexo, más de un año para ser precisos, y probablemente masturbarse un rato le traería un poco de paz mental a su agotador día.

Acarició su abdomen con su mano derecha y descendió despacio, sintiendo sus abdominales tonificados. Llegó a su entrepierna y envolvió su erección con su puño. No puedo evitar soltar un jadeo ante el contacto.

Su mano izquierda fue hacia su cabello y lo tiró hacia atrás mientras estiraba el cuello y apoyaba su cabeza contra los fríos azulejos del baño. Continuó descendiendo y masajeó su cuello, mientras su otra mano seguía masajeando su erección lentamente, subiendo y bajando, acariciando desde el glande hasta la base y de nuevo hacia la punta.

Su mano izquierda bajó hasta sus pezones, que ya se encontraban erectos, hizo círculos alrededor de las areolas con el pulgar, y para terminar, pellizcó las puntas. Sus pezones siempre fueron particularmente sensibles, y estimularlos lo llevaba al límite.

Siguió bajando hasta llegar al sitio en el que se encontraba su otra mano. Ahuecó las palmas y envolvió sus testículos, dándoles un placentero masaje. El placer lo estaba inundando poco a poco, y se le hizo imposible no dejar escapar un jadeo.

Continuó subiendo y bajando con su mano derecha sobre su polla que cada vez estaba más dura y caliente. Apretó su puño un poco más y la presión le hizo soltar un gruñido que nació desde el fondo de su garganta. Automáticamente se mordió el labio para contener sus sonidos. Por un momento se había olvidado de que Louis se encontraba al otro lado de la puerta del baño, y no tenía intenciones de que lo escuchara.

Louis, su caliente amigo Louis. Con su piel broceada y sus ojos azules que resaltaban en su bello rostro. Con su corta barba de un par de días, sexy como nadie más. Con sus músculos sutilmente marcados, y sus brazos y torso cubiertos por tatuajes. ¡Lo que daría Harry por delinear esos trazos con la punta de su lengua y dejar marcas sobre sus pectorales!

"Aah... Lou!" gimió Harry.

Las imágenes en su cabeza aumentaban a medida que aumentaban las sacudidas de su mano sobre su polla.

Se imaginaba tocando sus brazos, su torso, su abdomen, toda su anatomía. Mientras dejaba pequeños y húmedos besos y lamía sus pezones. Ansiaba apretar ese trasero tan perfecto con ambas manos. Estaba seguro de que encajaría a la perfección en sus palmas. Deseaba separar sus mejillas y estimular con sus dedos y con su lengua el rosado y apretado agujero que ocultaban. Tan caliente, tan estrecho. Quería sentir esa presión alrededor de su pene, hundirse profundamente en él mientras besaba su cuello y lo marcaba como suyo.

"Betas" - Larry Stylinson - Alfa/Beta/OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora