Me desperté con un calor confortable, uno que me hizo querer holgazanear en la cama todo el día y aplazar mis preocupaciones. Con un contento suspiro mis piernas se extendieron, desdoblando mis adormiladas y pesadas extremidades antes de curvarme hacia un lado. Mis dedos agarraron la parte superior del edredón antes de que la habitación se presentara ante mi cegada visión. Me senté más rápido de lo que debería y ahora estoy luchando contra un inevitable mareo. No es mi habitación y claramente no es mi cama. Los hechos de la noche anterior se reavivan en mi mente y llenan mis mejillas con un rosado calor. Mis piernas están desnudas contra las sábanas.
Es un alivio que Harry no esté en la cama porque la manera en la que pateé furiosamente su lado del ruinoso colchón podría tirar a alguien. Está vacío, aparte de mi. Desde la deseada seguridad de mi envoltorio puedo ver que el baño está libre y la puerta de la habitación está cerrada. Sola, entonces. Me apoyo en mis codos, soplando los mechones de pelo lejos de mi cara.
Es romper contra todo sentido común abandonar la montaña de sábanas y lo hago con un escalofrío y un disgustado gruñido. Mis pies se curvan contra el frío suelo antes de ponerme de pie, frotando mis ojos somnolientos y caminando a través de la habitación. Hay fotos decorando la parte superior de su cajonera, su hermana, su madre, amigos lejanos. Es bueno que se haya acogido a esos pequeños recuerdos. Me alegro. Por lo menos muestra que no está completamente perdido en el nuevo mundo en el que se ha visto envuelto.
Sonrío. Con lo que no me he familiarizado bastante todavía es con la cantidad de pelo que tiene Harry ahora. Una demostración de eso es la cantidad de gomas del pelo abandonadas en su habitación. Agarro una negra de un lado, sujetando mi pelo en una coleta mientras deambulo por el espacio de su habitáculo.
Las cortinas siguen cerradas pero no hacen mucho trabajo manteniendo la mañana a raya. Las abro, el material pesado con humo incrustado. No le he preguntado sobre eso todavía, pero por lo que he visto de Harry, estoy bastante segura de que no fuma como un carretero durante el día. Aunque debería dejar la costumbre.
La habitación refleja el resto del desordenado apartamento, un torbellino de desorden. Los artículos de ropa que se arremolinan a mis pies en el suelo son recogidos y echados a la cesta de la ropa sucia en el baño.
Cuando crecí, me enseñaron a respetar las pertenencias de la gente y que es de mala educación hurgar en las cosas que no son tuyas. Pero siempre he sido como una urraca con algo bonito y brillante.
Una cadena cuelga del cajón abierto al lado de la cama, como si se negara en rotundo a esconderse. Mi cabeza se inclina curiosamente mientras la saco de los confines oscuros. Cuando es revelada por completo ante mí, casi la tiro de nuevo, aunque de repente quema con una arremetida de recuerdos perdidos. Surgen en mi mente como burbujas de aire en el agua, una ráfaga de flashes evocadores, conteniendo todos a Harry. Todas las ocasiones que pasamos juntos entre él regalándomela y abrochándola alrededor de mi cuello y yo llevándola por última vez.
Un pequeño avión de papel en una cadena de plata. Él lo conservó.
Mi corazón golpea un poco más fuerte contra mis costillas, tragando el nudo en mi garganta. Él lo conservó. Me siento de nuevo en su cama como si mis piernas hubieran sido derribadas debajo de mí. El colgante se balancea, dejando al avión de papel nadar en un círculo desordenado antes de aterrizar en mi mano. Y es como encontrar algo perdido. Un pequeño y cómodo peso que mi piel solía calentar cuando era mío; ahora está frío.
Mi intriga por el descubrimiento es cortada rápidamente por lo que imagino que es una puerta cerrarse y movimiento en el salón. Suelto el collar y repiquetea en el cajón antes de cerrarlo.
"¿Harry?"
Mi solicitud se queda sin respuesta y manteniéndose en el silencio que le sigue. Me levanto de la cama. La pequeña posibilidad de que no sea Harry al otro lado de la puerta me detiene de atreverme a llamarle por segunda vez. El hecho de que ha tenido problemas antes no es mucho consuelo, de hecho, me hace llegar a la horrible conclusión de que algún maniático homicida ha entrado.