Bo casi pierde su "sombrero" cuando inclina su cabeza para inspeccionar sus pies. Debería haber ido con los zapatos negros, piensa, imitando el choque de Dorothy con sus tacones antes de arrugar la nariz.
"Mierda."
La gente alineada delante avanza y hay una atmósfera de confusión en las sombras anteriores a las luces cegadoras, un lío de emoción y nervios casi paralizantes. Bo, correspondientemente sigue a la persona de delante, notando que esta línea de conga es dramáticamente diferente a la que fue forzada en la boda de su prima.
Bo nunca había estado bajo tantas órdenes antes; sígueme, siéntate aquí, levántate, aplaude, da la mano. Y se lo recuerdan cuando un hombre con líneas de expresión estampadas en olas a través de su frente le hace señas para que se acerque. Hay un hilo de sudor pasando a través de su sien y todo lo que hace es recordarle a Bo las capas de tela negra que actualmente cubren su cálido cuerpo.
Su nombre es escrito con un poco de agresividad en la lista sujeta en su portapapeles, el hombre asiente con seriedad hacia un lado.
"Ve."
Los dedos pasan por las cortinas de profundo terciopelo rojo, separando la audiencia de las hordas de triunfadores. Respira profundamente con habitualidad. Con pasos aprensivos y una náusea en su estómago, dicen el nombre de Bo y ella va al escenario, un tacón reluciente cada vez.
Por favor no te tropieces. Por favor no te caigas y te avergüences.
Su corazón está retumbando como una tormenta de verano, siente la presión a través de su estrecho vestido y en las húmedas palmas que limpia en las togas que rodean el escenario de madera. Bo no se atreve a mirar a la audiencia, solo se concentra enfrente donde el rector ofrece una sonrisa y una mano que estrechar.
La cabeza de Bo se dispara con el eco de silbidos y aplausos sobre-entusiastas. Sentados en el siguiente piso hay dos personas que reconoce y una persona más que recuerda perfectamente decirle que no podía ir. Bo había estado angustiada pero respetuosa en ese momento, diciéndole que no se preocupara por ello. Cómo podría pedir la asistencia de alguien con quien intercambia mensajes infrecuentes y llamadas de cumpleaños dos veces al año.
Su madre saca la cámara e incluso con la distancia, Bo sabe que ya tiene lágrimas rodando por sus mejillas. La tía Grace va un poco mejor, aunque los aplausos salvajes hacen que Bo piense que las demostraciones exageradas de emoción son cosa de familia. Las dos llevan vestidos de flores llamativos, una brillante adición a la ocasión comparado con el obligatorio conjunto oscuro de Bo.
Saluda cortamente, bajando del escenario con una mano sujetando su diploma y la otra aferrada a la barandilla. Harry está sonriendo mientras baja sus manos de la boca.
No hay tiempo para evaluar su apariencia, su corazón golpeando sus costillas, pero Bo sabe sólo por el fugaz vistazo que echa que ya no hay pelo largo cayendo por sus hombros.
Se sienta durante la ceremonia durante otras dos presentaciones, aplaudiendo educadamente con un movimiento impaciente de su rodilla. Hace demasiado calor en el antiguo lugar y Bo reza porque alguien encienda el aire acondicionado o abra una maldita ventana en algún lado. Las pocas veces que ha mirado a los asientos en círculo de delante, ha visto la sonrisa acuosa de su madre. Su tía aplaude a cada graduado con un entusiasmo no visto en nadie más de la audiencia. Antes de la ceremonia, había tomado la mano de Bo y le dijo lo abrumada que estaba por estar entre una nueva generación de graduados.
Es Harry el que parece saber cuando están los ojos en él y Bo recibe una sonrisa y un guiño travieso. Cuando terminan, ella es una de las primeras en levantarse y salir de su asiento, apurándose e intentando y empujando algunas de las personas más lentas.