Nunca Lo Hubiese Imaginado

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No, me niego. No puede ser ese aroma. Por las barbas de Merlín. Es imposible.

Hermione se despertó después de una larga semana. Desde ese día, se levantaba pensando en eso. Ese aroma que ella, últimamente conocía tan bien. Ese aroma que se le impregnaba en la nariz cada vez que estaba haciendo el trabajo de pociones. Ese perfume que era más fuerte y muchísimo más rico que el de los pergaminos, el de la tinta, el de los libros viejos e incluso que el de la misma biblioteca. Estaba acostumbrada a sentirlo y no le molestaba en absoluto. Pero ahora que se detenía a pensar, se había dado cuenta de lo mucho que le gustaba y cuánto la perturbaba eso.

Pero de todas formas, no podía ser. Ella, Hermione Granger, que hacía unos dos años atrás había olido cosas tan diferentes. Cosas que le hacían acordar a Ron. ¿Y ahora? ¿Tan drástico había sido el cambio? Se negaba a creerlo, y tampoco podía sacarse el tema de la cabeza. Ella insistía en que seguro estaba confundida. No podía ser su perfume.

Era lunes, así que hoy era la oportunidad que tenía de comprobarlo. Aunque de todas formas, muy dentro suyo sabía que no necesitaba hacerlo. Por más que se esforzase sabía que era su perfume. El perfume de alguien tan desagradable para ella. Alguien que le había hecho la vida imposible a lo largo de todos esos años. Alguien que la discriminó por ser hija de Muggles. Y ahora, la trataba tan bien.

En fin, Hermione se levantó y con mucho pesar, se preparó para empezar la semana. Lo único bueno que había pasado en esa clase, era que la poción la habían hecho a la perfección. Tan bien había quedado que ya tenían la aprobación del Profesor Slughorn. Bajó a la Sala Común, esperando a que su mejor amiga, Ginny, bajase.

- Espero que la clase de Pociones de hoy sea mucho mejor que la de la semana pas- Hermione estaba pensando apoyada en el respaldo de un sillón rojo cuando un recuerdo la interrumpió abruptamente.

Él le había dicho que dejara de ponerse tanto perfume, pero ese día ella no se había puesto. En ese momento, ella no entendió nada, y cuando el aroma que salía de la poción llegó hasta su nariz, el Profesor Slughorn interrumpió la situación. El asombro que sentía Hermione por oler lo que estaba oliendo fue más grande que todo y nunca se había acordado, hasta ese momento, de lo que le había pasado a Draco.

Entonces, ¿eso quería decir que ella no era la única? Eso era más que imposible. Por suerte, en ese momento, Ginny bajaba de la habitación de las chicas con su habitual cara de dormida. Tuvieron un desayuno muy silencioso. Ginny estaba dormida, como siempre. Y Hermione, seguía absorta en sus pensamientos.

- ¿Se puede saber qué te pasa que no has emitido ninguna palabra durante el desayuno?- le dijo Ginny mientras se dirigían a su primera clase del día.

Como su amiga no le contestaba, le pegó un codazo. Hermione la miró extrañada y le dijo:

- No sé, no he dormido muy bien anoche. Debe ser por eso.

Ella sabía que su excusa no era muy buena, pero de todas formas fingí creerle. Si algo le estaba pasando ya me lo contaría. No quise presionarla porque quizás era por el tema de sus padres en San Mungo. Entramos al aula y ahí estuvimos hasta que, gracias a Merlín, se terminó la clase del aburrido Profesor Binns. Sin hablar de cosas importantes, nos dirigimos a las mazmorras, ya que teníamos clase de Pociones. Ahí, como era lógico no nos pudimos sentar juntas porque teníamos que trabajar con nuestro compañero de poción. Cosa que ya me ponía de malhumor, porque no podíamos lograr que nos quedará exactamente perfecta, así que debíamos seguir intentándolo. Nuestro ensayo no iba tan mal que digamos, pero no estábamos ni cerca de llegar a la cantidad de hojas que pidió el Profesor. Cuando me senté en mi lugar, vi entrar a Malfoy bastante distraído. Como siempre, entró solo. No se llevaba bien con nadie de su casa. Y la verdad, es que me imaginaba la razón. No lo hablé con Hermione todavía, pero la verdad, es que no me está cayendo tan mal. De todas formas, no soy yo la que tiene que trabajar con él.