Eclipse se mecía en la hamaca que habían colocado en una palapa en la playa, los lentes de sol le cubrían sus misteriosos ojos verdes, sus brazos le cruzaban el cuello para tener más comodidad, escuchaba a todo volumen la música de "Cuásares", un cantante muy conocido y famoso en TERRA. Ayer había sido un día muy pesado para Eclipse, casi siempre era lo mismo, así que cuando hoy vio la oportunidad de poder ir a la playa no lo pensó dos veces. Le encantaba estar en la playa, aunque no lo hacía muy seguido, le encantaba sentir la briza del mar, le encantaba oír el sonido de las olas y las aves, adoraba el clima, adoraba el mar, tan misterioso como su vida.
Eclipse quedó profundamente dormido en el movimiento de la hamaca, provocando que su mente empezara a soñar. Eclipse estaba en un cuarto con miles de espejos que reflejaban su confusión y terror, el chico se podía ver en cada uno de los miles de espejos pero no podía hacer algo, al parecer no había salida, miró los espejos y en todos veía a un chico medio alto, con ojos verdes y cabello negro intenso, con complexión un poco trabajada. Su cara no era como la de siempre, tan cuidada y con una sonrisa, ahora solo podía ver en su reflejo una cara demacrada y con sangre, Eclipse quiso cerrar los ojos pero no podía y en un solo segundo su reflejo ya no estaba, ahora estaba el reflejo de sus padres, tan toscos y fríos. Eclipse aterrado miró a su alrededor para ver de dónde venía el reflejo de ellos, pero no estaban más que en los espejos.
—Tú eres nosotros—dijo uno de sus padres. Posteriormente todos los cristales explotaron y Eclipse instintivamente se tiró y cubrió el rostro pálido.Despuésse veía partido por la mitad gracias a un arma de metal.
Eclipse abrió los ojos estupefactos, sintió un fuerte dolor en la mandíbula y notó que estaba tirado en la arena. Se levantó y sacudió la arena del cuerpo para después sobarse la mandíbula y maldecir. El sol se estaba ocultando, dejando en cielo de un color naranja, naranja que Eclipse detestaba, así que tomó sus cosas y se dispuso a regresar a casa, no sin antes pagar la renta de la palapa y hamaca. Estacionó su auto hibrido en el garaje sin hacer ruido y entró a la mansión que tanto le aterraba. La mansión era como cualquier otra mansión, nada especial, solo que por fuera parecía una hermosa fortaleza, pero por dentro estaba el mismísimo infierno. El chico de ojos verdes se quitó los zapatos y empezó a dirigirse hacia las escaleras, subió cada escalón con extremada agilidad y cuidado, no quería provocar ni el más mínimo ruido. Entró a su habitación y se fue corriendo al baño, se dio el baño más rápido de su vida y se puso un pantalón color caqui, una camisa blanca de vestir, un suéter de marca color negro y sus zapatos negros pulcramente lustrados. Salió de su cuarto y de la misma forma bajó las escaleras rumbo hacia la cocina, su estómago le rugía del hambre que tenía.
Entró a la gran cocina y abrió las repisas, las cuales estaban repletas de alimentos y despensa, el chico centro sus ojos verdes en unas galletas y en unos chocolates, pero estaba indeciso sobre que tomar, las galletas le encantaban, pero hoy tenía ganas de chocolate, así que tomo la caja de chocolates y la abrió, apenas se disponía a tomar uno cuando una voz lo dejó petrificado.
—Ni se te ocurra comer eso—le dijo su padre Planeta—Por esa razón no tienes novio, ¿acaso estas en engorda?—Eclipse se quedó callado—¡Contesta cuando te hablo!
—No, no estoy en engorda.
—Eclipse, sabes que te amamos, pero vamos a hacer de ti una grande persona, así tengamos que usar este método.
—Lo sé papá.
—Bien.—Planeta agarró la caja de chocolates y la volvió a guardar en la repisa—Cambiando de tema, ¿adivina qué?
—¿Qué?—preguntó esperanzado el pelinegro
—Tu padre Saturno y yo fuimos a investigar la carrera de medicina, definitivamente serás médico.
—¿Ya se arreglaron las cosas entre tú y papá?, me alegra, pero pensé que me darían permiso de estudiar lo que quería....
—Eclipse, ya se arreglaron las cosas tal parecen, pero por nada del mundo estudiaras astronomía, antes muerto a dejarte estudiar tal cosa. Vestido de blanco atraerás a muchos chicos y ganaras mucho dinero.
—Pero...
—¿Me acabas de cuestionar?
—No—resopló Eclipse y reprimió gritos de frustración
—Sí, eso creí.
El chico de ojos verdes se retiró de la cocina para toparse con el rostro de su padre Saturno, su padre le dio una bofetada que le giró la cabeza, Eclipse miró sorprendido a su padre, no tenía ni la menor idea de porque fue eso, hasta que Saturno le botó a la cara una lista. Eclipse la tomó y vio el contenido. Eran sus calificaciones de escuela de verano, en todo tenía 100, menos en arquería, en esa tenía 95, fue cuando entendió porque el enojo de su padre.
—Planeta ¡ven ahora mismo!—dijo Saturno y Planeta llegó rápidamente—¡Mira!—dijo iracundo—¡Yo no he creado a un perdedor!, el muy inútil ha sacado 95 de 100 en su clase de arquería.
—Pues es obvio, heredo tus genes—le espetó Planeta a Saturno
Eclipse se subió corriendo a su habitación, pronto empezaría la pelea como era de costumbre, nunca se podían estar tranquilos, nunca, siempre serían los mismos padres locos y estrictos a tal grado de hacerle un infierno al pobre chico de ojos verdes.
Aquí podía ser débil, pero en la escuela no se podía permitir tal lujo. He aquí al Eclipse que ocultaba a todo el mundo, nadie podía saber que sus padres lo golpeaban o que entre ellos se peleaban, para el chico era un infierno vivir en esta bonita mansión.
Eclipse se miró en su espejo y recordó el sueño, se aterró al pensar en eso, el por nada del mundo quería ser como sus padres, sus traumas eran más fuertes que su alma, la cual estaba rota y herida a grado irremediable, oh al menos eso pensaba, sin saber que algo o alguien se la repararía. Tenía un moretón en la mejilla, así que tomó una crema y se la unto en la mancha morada, tenía que desaparecerla, mañana empezaban de nuevo las clases normales, no podía permitir que alguien se llegara a enterar de que al parecer el niño perfecto y engreído sufría en su casa.
Arregló sus cosas para mañana ir a la escuela y después se volvió a mirar en el espejo, el manchón morado estaba desapareciendo agradeció tanto por eso. Eclipse escuchaba los gritos y estruendos que ocasionaban sus padres al pelear, así que el chico se puso los audífonos y se tapó completamente, el solo quería vivir lejos de sus padres, de este infierno que nadie más podría comprender, todos tenían una vida perfecta, o eso creía.
Recordó las palabras de su padre "Por eso aún no tienes novio". Eclipse era muy atractivo, tenía pretendientes a montón desde secundaria, pero lo que no le favorecía era su actitud engreída y sarcástica, ahuyentaba a todos, menos a uno, a Deneb, el chico que durante toda la secundaria había "manoseado" a Eclipse. Ese chico que había intentado una y otra vez llegar de alguna forma a el ojiverde mas este lo rechazaba por creerlo poca cosa. Deneb, el chico que desapareció de la vida de Eclipse desde la secundaria.
El chico pelinegro tomó su celular y lo desbloqueó, su clave era "A456". Una vez desbloqueado entró a la red social "Talking", tenía 3 mensajes, uno de Luz y los otros dos de Oscura, los abrió y el de Luz decía "Hey guapo, mañana primer día de clases ¡Yei! J" y los de Oscura decían "Bizcochito, no se te olvide llevar los panecillos ;)" "Por cierto, mañana veremos si llegaran alumnos nuevos, si pasa eso me debes $1000, tal vez y conozca al amor de mi vida <3" Eclipse se le dibujó una pequeña sonrisa y después una mueca la sustituyó, había olvidado por completo hacer los panecillos, tendría que levantarse más temprano para irlos a comprar, pero por hoy solo quería dormir y si se podía, jamás volver a despertar. Eclipse cerró sus ojos y soñó.
—¡Huye! ¡huye de tu planeta! ¡Gregor ira por ti!¡Chico huye!—le decía una voz en la oscuridad, pero Eclipse por un flashazo vio unos ojos celestes.
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Aventuras espaciales: "The Elementals"
Science FictionSiete chicos del planeta TERRA, con distintos problemas, no se llevan muy bien, de hecho hay unos que se odian, pero el universo no está de acuerdo, en realidad, les tiene planeado involucrarlos en lo que podría ser la aventura de sus vidas. Pero Gr...