Capítulo 7

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Las horas pasan prontamente y Josefina cada instante se emociona mas. No la entiendo, va a ir a un gimnasio, donde hay gente sudorosa, ¿Que es lo agradable de eso?

Josefina y yo salimos de su casa. El camino no es entretenido en lo absoluto. Ella esta dando saltitos y su paso cada vez aumenta. Coloco mis manos en mis bolsillos delanteros. Al fin mis piernas estaban mas cubiertas, el viento frió me esta congelando y el vestido de ayer no ayuda mucho que digamos, ya que no cubre lo suficiente.

Miro las agujas del reloj de mi muñeca. En dos horas tendría que ir a trabajar, sin olvidar que tengo muchas cosas de la universidad que terminar. A diferencia de Josefina, mi carrera no es muy matemática. Siempre me sentí identificada con la filosofía, saber de la existencia humana, entre otros factores. Josefina quería que estudiara con ella Bioquímica, pero la realidad es que no sabia que eran los glúcidos. Por lo que no hubiera llegado a pasar el primer semestre.

Cuando opte por vivir sola, comencé a ver lo difícil que es mantener tu espacio y los gastos que uno mismo genera. Busque trabajo por una semana hasta que encontré una biblioteca barrial, donde necesitaban a alguien que acomode los ejemplares y tenga un básico conocimiento sobre ellos. Fue una excelente opción, y hoy disfruto mucho hacerlo, porque me abrió muchas puertas para cuando me reciba y también descubrí demasiadas historias que me acompañaron las noches difíciles donde ni una palabra de los temas que tenia que aprender, me entraba en la cabeza.

Conocí a Theo en esa misma biblioteca, recuerdo que el quería comprar un libro para su pequeña sobrina y no sabia cual elegir. Le recomendé algunos y termino viniendo al día siguiente pidiéndome una cita. Nos convertimos en amigos para luego ser confidentes, después de eso terminamos enamorados y bueno, la convivencia no tardo en llegar. No vivimos juntos, pero si lo estamos casi todo el día. Siempre quise un chico de esos que son sacados de novelas, e irreales y encontré a mi Theo, justamente donde aquellas historias son vendidas.

Josefina se detiene en una gran puerta de vidrio, donde todo el interior se puede ver. La empuja lentamente, como si tuviera miedo a que se rompa, ¿Y la emoción que traía minutos antes? Los nervios se apoderan de ella.

—H-hola—tartamudea ella, apoyando sus brazos en un enorme mostrador. Empiezo a creer que Josefina no esta nerviosa porque es su primer día, sino, por el hombre que tiene delante de ella. Algo parecido a Eiden, su cuerpo demasiado musculoso y su piel un poco bronceada. Parecida a la de Josefina.

—¿Las puedo ayudar en algo?—pregunta el joven. Su tono superficial, me irrita, pero a Josefina no parece importarle. Pensaba que estaba interesada en Thomas... veo que no, en lo mas mínimo.

—Es mi... primera clase—dice

El alza una de sus cejas y saca un cuaderno de debajo de su mostrador. Lo abre y empieza a leerlo.

—¿Josefina? ¿Cierto?—no, Josefino. Ella es la única que tiene este horario para venir a su primera clase. Ella asiente y el dirige su vista hacia mi... ¿Que le pasa? ¿Josefina me embauco y me anoto a mi?—¿También es tu primera clase?

—Oh no, yo voy a mirar solamente.

—Esta bien—guarda el cuaderno y prosigue:—Primero les mostrare un poco el establecimiento por cualquier cosa, y después tendrás la clase—dice eso ultimo refiriéndose a mi amiga.

Nos lleva a un pasillo donde hay varias puertas. Algunas están entreabiertas iluminando el oscuro camino y otras están, diría yo, clausuradas. La que mas llama mi atención, es la del fondo, donde termina el pasillo. Tiene un cartel blanco y rojo prohibiendo la entrada a desconocidos, ¡Genial!

—Bueno, acá es donde las actividades se dividen—masculla y señala la primera puerta a la izquierda—Allí es donde enseñan algunos ritmos de baile, después las dos que le siguen son gimnasios, ahí es tu clase. Después estas del lado derecho, algunas son privadas que solo personal autorizado puede acceder, también están los baños y...—señala la puerta del fondo—allí es donde entrenan algunas personas. Me refiero a que es un entrenamiento mas exigido y que implica muchas cosas.

¿En que se diferenciaba ese lugar con el resto? ¡Exigido! ¡Todo es exigido! ¡ES UN GIMNASIO!

—Pasen por esa puerta que ahí te espera tu coordinadora, es la que te va a ayudar con los ejercicios y va a responder tus dudas—el musculoso se retira y Josefina no hace mas que suspirar. Pongo mis ojos en blanco y entro primero. Josefina tarda en salir de ese estado.

—¡Josefina!—dice una señora, ¿De donde salio? Comienzo a hacerle señas para que se detenga—Yo voy a ser tu coordinadora. Me llamo...

—¡PARE!—grito exasperada—No soy Josefina, ella es...—creí que mi amiga ya estaba a mi lado a estas alturas. Pero no, aun seguía fuera de la habitación, anonadada—¡JOSEFINA!—vuelvo a gritar, pero esta vez ella sale de su shock y camina hacia donde estoy.

—Lo siento, yo soy Josefina. Mucho gusto

Josefina inicia su clase algo torpe. La coordinadora le indica como subirse a la maquina para caminar, pero ella salta con la excusa de que va a salir volando. Después de tres intentos mas, Josefina empieza a caminar sobre la cinta, orgullosa. Alza sus manos en el aire, soltándose se los tubos de la maquina y cae al suelo velozmente.

Me levanto de el banco que me ofreció anteriormente un chico que estaba haciendo un ejercicio y corro hacia Josefina que esta tumbada en el suelo boca abajo.

—La idea de esto, es que no te sueltes la primera clase—le digo

—Yo le dije que iba a salir volando, usted no quiso escucharme—replica ella aun acostada en el suelo

—¡TRAERÉ HIELO!—grita la coordinadora, pero Josefina la detiene

—No es necesario, no me lastime. Pero para la próxima, que el suelo sea mas esponjado. Para que la caída no sea tan fuerte.

Comienzo a reír. Josefina es graciosa hasta cuando esta tumbada en el suelo. La coordinadora la ayuda a levantarse y vuelven a la cinta, pero luego deciden hacer otra actividad menos... peligrosa.

Mientras tanto observo la ventana que da al pasillo. Dos hombres pasan hablando como si nada por ahí. Abro los ojos, uno calvo y el otro muy parecido al de la recepción que a la vez es parecido a Eiden.

Solo podían ir a un lugar... a la puerta del fondo.


N/A

¡Este es el capitulo mas largo que subo en esta novela!

Nos leemos pronto.

La Mujer Que Queremos Los Dos © (Hagamos cosas malas, mi boxeador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora