Capítulo 6(parte 3)

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“Eso podría ser otro problema. Si Suzumiya-san creyese que la existencia de los poderes paranormales es algo de sentido común, el mundo podría terminarse de otra manera. Las leyes de la física dejarían de cumplirse. Incluyendo la ley de la conservación de la materia y la segunda ley de la termodinámica. El universo entero se sumiría en el caos.”
“Hay algo que sigo sin pillar.”
Dije.
“Dijiste que Haruhi deseaba aliens, viajeros del tiempo, y gente con poderes, y que por eso tú, Nagato y Asahina-san estáis aquí.”
“Correcto.”
“¿Entonces por qué Haruhi no se ha dado cuenta todavía? Tu gente lo sabe. Incluso yo lo sé. ¿No resulta algo bastante extraño?”
“¿Crees que es algo contradictorio? La contradicción se encuentra dentro del corazón de Haruhi.”
En cristiano.
“Para ser precisos, sus deseos de que los aliens, viajeros del tiempo y gente con poderes existan entran en conflicto con su sentido común, que le dice que no pueden existir. Puede que sea excéntrica en su conducta y a la hora de hablar, pero sigue siendo una persona normal con una mente racional. Después del estallido de energía que liberó en secundaria, se ha ido calmando substancialmente los últimos meses. Hubiera preferido que ella siguiera así de tranquila, pero en cuanto llegó a esta escuela, apareció una nueva tormenta.”
“¿A que te refieres?
“Es culpa tuya.”
En sus labios se dibujo una sonrisa.
“Si no le hubieras dado a Suzumiya-san esa extraña idea, nosotros seguramente podríamos haber seguido observándola desde lejos.”
“¿Y qué es lo que hice YO?”
“Tú fuiste quien le dio la idea de montar su propio club. Tu conversación con ella le proporcionó la inspiración para crear un club compuesto por extraños individuos. La responsabilidad es tuya. Y como resultado, miembros de cada uno de las tres fuerzas interesadas en Haruhi fueron congregados en este grupo.”
“…Eso es una acusación falsa.”
Esa era mi lamentable defensa. Koizumi se rió.
“Bueno, esa no es la única razón.”
Y con eso, dejó de hablar. Antes de que pudiera decirle que continuara. El conductor dijo.
“Ya hemos llegado.”
El coche se detuvo y se abrieron las puertas. Koizumi y yo nos mezclamos con la multitud de gente. El taxi se alejó sin cobrar por la carrera, pero tampoco me sorprendió.
Si alguien que viviese en esta región dijera que se va de compras, seguramente estaría refiriéndose en venir a aquí. La típica ciudad local como tantas otras que se puede encontrar en Japón, con grandes almacenes y bloques de viviendas alineados por todas partes alrededor de una importante estación de tren. El sol poniente iluminaba a los transeúntes apelotonados ante el paso de peatones. En cuando el semáforo se puso verde, una avalancha de gente tan grande que hacia que te preguntaras de donde había salido tanta gente, empezó a avanzar. Nosotros dos nos quedamos apartados en uno de los extremos del paso de peatones y luego no metimos dentro de la marea de gente.
“Puede que sea un poco tarde para decírtelo después de llegar hasta tan lejos.”
Mientras caminábamos lentamente por el paso de peatones, Koizumi empezó a hablar sin apartar la vista del frente.
“Pero todavía puedes dar marcha a tras.”
“Un poco tarde, sí.”
Koizumi, andando a mi lado, me cogió de la mano. ¿Pero que estás haciendo? Me estas poniendo de los nervios.
“Lo siento, ¿pero puedes cerrar los ojos por un momento? Sólo será un momento. Un par de segundos.”
Esquivé a un tipo muy trajeado con pinta de hombre de negocios que casi me arrolla. La señal del semáforo empezó a parpadear.
De acuerdo. Cerré completamente mis ojos. El sonido de incontables pasos. El rugir de los motores de los coches. Una murmullo incesante. Un tumulto de ruidos.
Koizumi me guió con la mano. Un paso. Dos pasos. Tres pasos. Stop.
“Es suficiente.”
Abrí los ojos.
El mundo había sido teñido de color gris.
Estaba oscuro. Reflexivamente miré al cielo. El brillo anaranjado del sol no estaba por ningún sitio. El cielo estaba cubierto por oscuros nubarrones. ¿Pero son realmente nubes? Parece más bien como una sola capa que se extendía hasta el infinito. Todo alrededor estaba cubierto por sombras. El cielo gris emitía un débil brillo en ausencia del sol. La única fuente de luz que evitaba a este mundo sumirse en una total oscuridad.
No había nadie.
A parte de mí y de Koizumi, de pie en mitad del paso de peatones, la multitud de gente que estaba cruzando había desaparecido sin dejar rastro. El semáforo seguía parpadeando cada vez más insistentemente hasta volverse rojo. Pero no se movió ni un solo coche. Había tanto silencio que uno se preguntaba si hasta la Tierra había dejado de girar.
“El vació que hay dentro de una falla dimensional. Un lugar separado de nuestro mundo. Una dimensión sellada.”
La voz de Koizumi resonó bastante fuerte a través del silencioso ambiente.
“En medio de este paso de peatones resulta estar la ‘pared’ de esta dimensión sellada. Mira, como esto.”
El brazo estirado de Koizumi se detuvo como si su mano encontrara algún obstáculo. Yo le imité. Sentía como si estuviera tocando el congelado cielo de invierno. Mi mano presionó suavemente una elástica e invisible pared pero encontré una firme resistencia tras penetras unos diez centímetros.
“Su radio es de aproximadamente cinco kilómetros. No puedes entrar aquí por medios físicos convencionales. Uno de los poderes que poseo es la habilidad para poder entrar en este espacio.”
No había ni una sola luz encendida en ningún de los edificios que salían del suelo como tallos de bambú. Ni tampoco en ninguna de las tiendas del centro comercial. Las únicas luces artificiales eran la del semáforo y las de las tenues farolas de las calles.
“¿Dónde estamos?”
Quizás la pregunta más apropiada habría sido, ¿Qué esta pasando?
Koizumi tranquilamente dijo que me lo explicaría mientras andábamos.
“Los detalles no están muy claros, pero este sería un mundo aparte del que venimos nosotros… al menos, puedes imaginártelo de esta manera. Una falla dimensional brota de donde estábamos hace un rato. Nosotros hemos entrado a través de la fisura resultante. En estos momentos, todo sigue su curso normal en el exterior. Una persona corriente seria incapaz de entrar aquí… o al menos así ha sido siempre.”
Cruzamos la calle. ¿Sabe Koizumi a donde nos dirigimos? Parece muy confiado.
“Imagínate un espacio con forma de bóveda. Pues nosotros estaríamos dentro.”
Entramos en un bloque de pisos. Olvídate de la gente. No había ni una mota de polvo en el ambiente.
“Las dimensiones selladas aparecen de forma completamente arbitraria. Puede aparecer una al día siguiente de que hubiera aparecido otra. O puede pasar meses entre dos apariciones. Solo hay una cosa segura al respeto.”
Subimos por las escaleras. Estaba realmente oscuro. Si no fuera por que veía la sutil silueta de Koizumi andando delante de mí, estaría continuamente tropezando.
“Este espacio se crea en cualquier sitio siempre que el estado anímico de Suzumiya-san se vuelve inestable.”
Salimos al patio del tejado del bloque de pisos de cuatro plantas.
“Yo soy capaz de detectar la creación de estas dimensiones selladas. Al igual que mis colegas. El motivo por el cual sabemos hacerlo es un misterio. Pero sabemos exactamente cuando y donde se crean sin saber por qué. Del mismo modo que sabemos como entrar en ellas. No sería capaz de expresar esa sensación con palabras.”
Puse mis manos sobre la barandilla que había en el borde del tejado y miré al cielo. No había ni una miserable brisa.
“¿Me has traído hasta aquí para enseñarme esto? No es más que un espacio vacío, ¿verdad?”
“No, lo más importante está por llegar aún. No debería tardar demasiado.”
Deja de hacerte el interesante. Pero Koizumi simplemente ignoró la expresión agria de mi cara.
“Mis poderes no se limitan a poder detectar y entrar en estas dimensiones selladas. Se podría decir que los poderes que se nos concedió reflejan la racionalidad de Suzumiya-san. Si este mundo es como una grano que ha salido como consecuencia de su inestable estado, nosotros seriamos la cura que lo eliminaría.”
“Tus metáforas son difíciles de entender.”
“La gente suele decírmelo. En todo caso, me has dejado bastante sorprendido. No has mostrado ni un poco de sorpresa después de presenciar la situación.”
Aún me acordaba de la desaparecida Asakura-san y de la charla con la exuberante Asahina-san. Ya estaba curado de espantos.
Koizumi de repente alzó la vista. Sus ojos se fijaron en algo que había detrás de mi muy a lo lejos.
“Veo que ya ha empezado. Por favor, mira detrás de ti.”
Me di la vuelta.
Podía verlo, erguido en la lejanía entre los rascacielos, un brillante gigante azulado.
Era tan alto como un edificio de treinta plantas. Su cuerpo, esbelto y tosco de color azul cobalto, ¿estaría compuesto de algún tipo de sustancia radiactiva? Parecía como si su cuerpo estuviera iluminado desde dentro. No tenía una silueta distinguible. Y nada que se pudiera considerar rasgos faciales. Los lugares en donde deberían estar los ojos y la boca eran más oscuros, pero el resto de la cara estaba en blanco.
¿Qué es eso?
El gigante levantó y agitó un brazo antes de bajarlo como un hacha.
Partió a un edificio cercano por la mitad al golpearlo con su puño. Escombros de hormigón y vigas de acero cayeron lentamente sobre el asfalto con un ruido atronador.
“Nosotros creemos que se tratan de la manifestación de las frustraciones de Suzumiya-san. Parece que cuando las emociones negativas que se van acumulan en el fondo de su corazón sobrepasan un cierto limite, estos gigantes aparecen y empiezan a destruirlo todo para aliviar así su estrés. Por supuesto, no se puede permitir que aparezcan en nuestro mundo real para hacer de las suyas. Eso seria una catástrofe enorme. Por eso se crea esta dimensión sellada, es aquí donde se lleva a cabo la destrucción indiscriminada. Un método bastante racional, ¿no crees?”
Cada vez que el gigante levantaba un brazo, un edificio se partía y se derrumbaba. El gigante iba avanzando, aplastando lo que quedaba de los
edificios. Podía oír el estruendo de las estructuras siendo aplastadas, pero curiosamente, no oía el ruido de las pisadas del gigante.
“Según las leyes de la física, las piernas de ese coloso no deberían de poder soportar el peso de semejante cuerpo. Sin embargo su capacidad para destruir edificios sugiere que tiene masa, pero al parecer aquí no se aplica la lógica. Movilizar un ejercito entero no lo detendría.”
“¿Entonces simplemente lo dejáis que campe a sus anchas?”
“No. Por eso estoy yo aquí. Por favor, observa.”
Koizumi señalo con el dedo al gigante. Yo entrecerré los ojos. Unos cuantos puntitos rojos que antes no se veían, estaban revoloteando alrededor del gigante. Comparado con el gigante azul, que seguro que podría llegara a tocar las nubes con su colosal altura, las diminutas y esféricas luces rojas parecían como alubias. Conté que había cinco de ellos, pero se movían tan rápido que apenas podía seguirlos. Los puntitos rojos, orbitando alrededor del gigante como satélites, parecían como si intentaran barrarle el paso.
“Mis compañeros, al igual que yo, tenemos poderes que Suzumiya-san nos concedió. Cazadores de gigantes.”
Los puntitos de luz roja hábilmente esquivaban las envestidas de los brazos del gigante azul, que seguía impasiblemente destruyendo la ciudad. Lugo cambiaban de dirección para atacar el cuerpo del gigante. El cuerpo del gigante parecía hecho como de vapor. Lo atravesaban fácilmente.
Pero el gigante no parecía darle importancia a las esferas rojas volando alrededor de su cara. Ignorando sus ataques levantó un brazo, como si fuera su obligación, y lo dejó caer con un golpe de karate que destruyo un centro comercial.
Incluso cuando todos los brillantes puntos rojos atacaban a la vez, el gigante ni se enteraba. Se movían tan rápido que los puntos rojos parecían rayos láser que atravesaban el cuerpo del gigante. Desde esta distancia, no tenía absolutamente ni idea de cuanto daño debía estar sufriendo. No podía ver ni un solo orificio en su cuerpo.
“Bueno, tengo que unirme a ellos.”
El cuerpo de Koizumi empezó a brillar de color rojo. Es lo que se llamaría un aura de luz visible. El brillante cuerpo de Koizumi acabó siendo engullido por una esfera de luz roja. Lo que tenia ante mi ya no era una persona. Sólo una gran bola de luz.
Esto es ridículo tío.
La esfera de luz empezó a levitar. Sacudí la cabeza a izquierda y derecha unas tres veces mientras pestañeaba. Antes de que desapareciera a tal velocidad que casi ni lo vi. Se fue directo al gigante.
Desde que el punto de luz que representaba a Koizumi se unió al resto, no se quedó quieto ni un momento. Era incapaz de contarlos, pero creo que había casi una docena de ellos. Pero sus valientes ataques contra el cuerpo del gigante no parecieran que tuvieran ningún efecto. O al menos, esa es mi opinión como observador. Pero entonces, una de las esferas rojas se acercó al brazo del gigante, a la altura del codo, y empezó a dar vueltas alrededor.
Y seguido de un ‘whoooosh’, el brazo del gigante fue seccionado por el codo. El brazo, al no tener ya un dueño, cayó al suelo. En contra de lo que esperaba ver, la luz azul empezó destellar como un mosaico. El brazo empezó a deshacerse y a fundirse como la nieve bajo el sol. Un humo de color azul empezó a emanar del codo seccionado. ¿Eso es la sangre del gigante? Esta escena sin duda pertenece al reino de la fantasía.
Las esferas rojas pasaron de lanzar ataques directos contra el cuerpo a realizar ataques cortantes. Dejaron de revoloteaban alrededor del gigante como pulgas sobre un perro y empezaron a cortar a rebanadas la luz azul. Un seguido de líneas rojas envolvió la cara del gigante antes de que esta se desprendiera. Los hombros también cayeron, dejando el torso con una apariencia extraña. Las partes cortadas se iban convirtiendo en mosaicos antes de desaparecer.
Como el luminoso gigante azul se encontraba en un área despajada, puede observar todo el procedimiento al completo. Cuando el gigante perdió casi la mitad de su cuerpo, se vino abajo. Desintegrándose en un montón de partículas más finas que el polvo. Solo los escombros permanecieron.
Los puntitos rojos revolotearon en círculos sobre la zona durante un rato para asegurarse antes de dispersarse en todas direcciones. Casi todos desaparecieron inmediatamente, pero uno vino volando directo a mí. Aterrizó suavemente en el tejado, y luego la luz fue perdiendo intensidad. Cuando el brillo desapareció, lo que quedó era Koizumi arreglándose el pelo con una sonrisa en su cara.
“Siento haberte hecho esperar.”
Ni siquiera parecía cansado.
“Aún hay una ultima cosa que quiero enseñarte.”
Señalo hacia el cielo. Me preguntaba que otra cosa podría ocurrir ahora mientras miraba al oscuro cielo, hasta que lo vi.
Había como una grieta en el cielo cerca de donde vi al gigante por primera vez. Era como si un polluelo intentase salir de su cascarón. La grieta empezó a expandirse formando como una telaraña.
“Cuando el gigante azul es derrotado, la dimensión sellada es destruida. Es todo un espectáculo.”
No sé si Koizumi había acabado o no con su explicación, pero para entonces las grietas acabaron cubriendo todo el mundo. Es como si alguien lo hubiera cubierto con una enorme rejilla metálica y luego se la hubiera olvidado. Los espacios entre las grietas cada vez se iban haciendo más pequeños hasta convertirse en manchas negras.
Crash.
No se oyó ningún ruido. Pero pude sentir el ruido de cristales rompiéndose dentro de mi cabeza. Un rayo de luz apareció en el cenit y al instante el círculo empezó a ensancharse. Pensaba que estaba como lloviendo luz, pero no era así. Era más parecido a esos estadios que pueden retraer el techo en cuestión de segundos. Solo que todo el estadio se estaba abriendo, no solo el techo.
Un ruido ensordecedor atravesó mis tímpanos, reflexivamente me cubrí las orejas. Pero solo fue una alucinación creada por el hecho de haber estado tanto tiempo en un mundo completamente en silencio. No era más que el ruido del ambiente de la ciudad en un día normal.
El mundo había recuperado su estado normal.
Las ruinas de los rascacielos, el cielo gris, y los puntitos rojos voladores ya no se podían ver por ninguna parte. Las calles estaban de nuevo cubiertas de gente y coches. El familiar cielo anaranjado de la puesta de sol se podía ver entre los edificios que proyectaban largas sombras en los objetos situados debajo de ellos.
Hacía una agradable brisa.
“¿Lo entiendes ahora?”
Preguntó Koizumi una vez ya dentro del taxi que cogimos nada más salir del bloque de pisos con una sincronización increíble. El conductor me resultó familiar.
“No.” Respondí. Estaba convencido.
“Sabia que dirías eso.” Fue la alegre respuesta de Koizumi. “Esos gigantes azules -que nosotros los llamamos ‘Avatares’- como ya he dicho, están relacionados con el estado de ánimo de Suzumiya-san. Al igual que nosotros. Sólo cuando una dimensión sellada, cuando un ‘Avatar’ es creado, es cuando se manifiestan estos extraños poderes. Y estos poderes solo los puedo usar dentro de la dimensión sellada. Es decir, que ahora mismo no dispongo de ningún poder.”
Me quedé mirando a la nuca del conductor en silencio.
“No se sabe por qué nosotros somos los únicos que tenemos estos poderes, pero se puede suponer que cualquier otra persona habría servido igual. Es como si te tocara la lotería. La probabilidad es extremadamente baja, pero a alguien le tiene que tocar. Y resulta que esa flecha tenia escrita mi nombre.”
“Qué historia tan desafortunada.” Concluyó Koizumi con una sonrisa irónica en la cara. Yo seguía con la boca cerrada. No sabía que decir.
“No podemos dejar que los ‘Avatares’ hagan lo que quieran. Cuanto más se extiende la destrucción causada por los ‘Avatares’, más se expande el área de la dimensión sellada. Esta que acabamos de ver era una de las pequeñas. Si la dejáramos sola, seguiría expandiéndose, y eventualmente cubriría Japón, o incluso el mundo entero. Y al final, esa realidad gris acabaría ocupando el lugar de nuestro mundo. “
Al final dije algo.
“¿Como sabes eso?”
“Como ya he dicho, simplemente acabé poseyendo estos conocimientos. Lo mismo que para los otros en la ‘Agencia’. Un día, de repente, me di cuenta de que poseía esos conocimientos referentes a Suzumiya-san y el efecto que tenia sobre el mundo, al igual que estos poderes. Incluyendo el conocer las consecuencias de dejar una dimensión sellada desatendida. Es algo bastante natural que te esfuerces al máximo una vez conoces cuales son las consecuencias. La verdad es que si no fuera por nuestras intervenciones, el mundo seguro que ya habría sido destruido.”
“Todo un dilema,” Suspiró Koizumi antes de permanecer en silencio.
Luego nos quedamos cada uno mirando por su ventanilla hasta llegar a casa.
El coche al fin se paro y pude bajar.
“Por favor, estate atento a cualquier cambio de humor de Suzumiya-san. Su estado anímico ha seguido estable durante un buen periodo, pero recientemente ha habido muestras de cambio. El trabajo de hoy ha sido el primero desde hace una larga temporada.”
Aún si estoy atento, ¿qué iba a conseguir?
“Bueno, no sabría decírtelo. Pero prefiero encargarte esta tarea a ti. Hay gente entre nosotros que aún no tienen las cosas claras.”
Koizumi me dijo todo esto con el cuerpo medió fuera del coche con la puerta abierta. Lugo volvió a meter la cabeza hacia dentro antes de que pudiera decirle nada más. La puerta se cerró. Y con cara de bobo, observé como el coche se alejaba como si fuera algún legendario taxi fantasma. Luego entré en casa.

 Suzumiya Haruhi No Yuutsu Vol.1 ("La Melancolía De Haruhi Suzumiya")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora