Neo YU-GI-OH

Deseo

Era la segunda vez que vestía traje negro.  Las dos veces fue por la misma razón. Un funeral.

Había mucha gente aquí, pero no conocía a la mayoría, casi todos parecían pertenecer a la prensa y los medios de comunicación. Bueno, tiene sentido, no siempre se muere el rey de los duelos ¿no? La otra pequeña parte del público presente  eran los amigos del abuelo, no eran muchos y creo que también se puede incluir ahí a Sun y a su familia. Ellos toda la vida han sido amables con el vecino cascarrabias del otro lado de la cerca, y Sun, que incluso ayer pensaba en no perderse la celebración con nosotros, había vuelto a mi casa e inmediatamente al percatarse de la escena fue en mi auxilio.

Y por último, la otra parte de la gente que faltaba por mencionar era la familia, eso era muy fácil, todos estábamos ahí, las tres tumbas juntas y yo. No iba a llorar, el cielo ya lo estaba haciendo, no sé si eso les hará pensar a todos que no tengo corazón o algo por el estilo, pero es todo lo contrario, es mi autodefensa, soy un robot, una piedra artificial. Además, ya tendría tiempo en mi soledad para hacerlo, ya tendría tiempo.

De pronto un paraguas amarillo apareció encima de mi cabeza, era de Sun, quien acababa de acercarse. No dijo nada, solo sonrió y creo que solo eso necesitaba, coloque mi cabeza en su hombro y cerré los ojos. Si no hubiera sido por ella, yo estaría muerto anoche, los doctores dijeron que había perdido mucha sangre y no contenta con solo rescatarme me dijeron que ella era compatible conmigo y que había sido la donante. Justo ahora debajo de estas ropas no soy más que una momia, lleno de vendajes y solo un poco de dolor. Me gustaría decir que no recuerdo nada de lo sucedido anoche, pero no, lo recuerdo todo, cada detalle, como una película bien hecha. Y quizás sea mejor así, debo tener presente la pesadilla para darme valor y completar mi misión. Rescatar a Star y vengarme.

Abrí los ojos y a lo lejos entre las tumbas, pude apreciar a un hombre alto, de chaqueta negra y larga que casi tocaba el suelo, con una máscara y signos extraños escritos en ella y de un pelo negro y largo que casi le llegaba a la espalda. El  funeral se había acabado y la gente se puso en movimiento, mientras que yo, que estaba sorprendido por esa figura quise verla con mejor detalle pero la prensa se había acercado a mí en un círculo. Les dije que no estaba de ánimos para responder preguntas y no era mentira, así que los hice a un lado, pero era inútil, la persona ya no estaba y no sabía si había sido creación de mi imaginación.

El paraguas amarillo volvió una vez más y esta vez me fui con él a casa, a descansar.

Dicen que la gente deprimida duerme mucho, y era cierto, después de rechazar la propuesta de Sun de quedarse en casa para hacerme compañía y ayudarme, me fui a dormir, aun me dolía todo, y no solo las heridas de las vendas. Dormí todo un día y lo hubiera seguido haciendo si no fuera porque el ruido en la cocina me levanto. Vi el reloj, eran las 8 de la mañana del día siguiente. Decidí que quería bajar, mi curiosidad era más grande que mi indiferencia.

Allí estaba ella, la chica blanca y delgada, con su cabello corto y ondulado de aquí para allá y sus ojos grises llenos de vida con vista en lo que sea que estuviera haciendo en la cocina. Así es, el paraguas amarillo me había seguido a casa.

-¡Oh! Q-que bueno que te hayas levantado, te he hecho el desayuno. Te lo iba a dejar aquí e irme para que lo comieras más tarde, lo siento por entrar sin decir nada- dijo con pena.

-No hay ningún problema, en realidad no tenías que molestarte ni nada en verdad.

-No es ninguna molestia, solo pensaba que como te encuentras solo, ¡digo! Yo solo quería ayudarte en lo que pudiera- su cara era un tomate después de hablar.

Solo. Ella tenía razón, en esta casa yo estaba solo, después de su partida se había convertido en mi propiedad y lo sabía porque un anciano, abogado de mi abuelo me lo había hecho saber ayer antes del funeral. Me había relatado todo el testamento del abuelo, que incluían su fortuna hecha en los duelos y el fondo que había dejado específicamente para mi educación, esta casa, sus cartas, su disco de duelo como recuerdo y una nota.