Uno Para el Otro

516 18 4
                                        

Ya era otro día. Mi sueño por rescatar a Star había muerto. Se había convertido ahora en mi razón para vivir. Se había hecho mi objetivo, mi misión y mi único pensamiento. Sin embargo, a veces las cosas no salen como esperas. No estaba haciendo lo suficiente y el tiempo se acababa. Los duelos de ayer, en especial uno, me dieron una lección que no podía ignorar. Mi deseo por llevar a cabo esto tenía que ser el más fuerte y yo más poderoso. Era la única forma de tenerla de vuelta.

Ella que siempre estaba ahí, la que cuidaba mis risas y destruía mis penas. Si ella no volviese, yo no podría dejar de amarla nunca, de extrañarla siempre y de perder esa razón para estar de pie.

Por ello regresaba a casa, a casi las 6 de la tarde en donde el día ya se veía morir por el ocaso. Había estado teniendo duelos todo el día, tuve que regresar a Underground Battles por supuesto, donde todo el mundo que ya me conocía se burlaba de mí. Primero estaba temeroso al pensar en volver, pero luego entendí que ese sentimiento era inútil, nada en esta vida me ha sido fácil, ¿Por qué iba a empezar hacerlo ahora? Lo que sea que mis contrincantes y la demás gente de alrededor me dijeran en esa arena había sido negado y cambiado el mensaje por: "Voy a salvar a Star".

Indudablemente muchos de mis oponentes comentaban que habían cambiado sus decks, porque temían perder por accidente con alguien como yo. No tuve ni una victoria en todo el día, mi record subió hasta las 30 derrotas. Era deprimente pero no me rendía, tenía que sacar algo bueno de ello, me estaba acostumbrando a esta baraja, aunque no sé si ella también lo hacía conmigo. No había visto a Sun en todo el día, en realidad había huido de ella. Quizás sea por sus clases de preparación y porque no creo que se imaginara que yo estaría en tal lugar teniendo duelos. De hecho le había obligado prometer a Joey que no hablara con nadie de mi nuevo estilo de vida, ya que había estado conmigo todo el día, después de haberle dicho que no era necesario. Sin embargo, siempre sacaba el comentario de que yo aún no estaba en buenas condiciones para tener batallas y que se sentía culpable aun por mi derrota de ayer. Aquella que me dejo inconsciente de tantas descargas eléctricas.

Hacía mucho calor y esta camisa de mangas largas no ayudaba, pero no tenia de otra, no quería mostrar este tatuaje artificial. No era de mi agrado, en verdad no me gustaban los tatuajes y si no hubiera aparecido por arte de magia nunca me habría puesto uno. Al menos ya había llegado a casa, tenía que comer algo, todo el día estuve entrenando, aunque tristemente está claro que no gane ni una vez por lo que no se si pueda llamarle entrenamiento, pero aun así moría de hambre. Una vez que comiera mi desayuno, comida, y cena en un platillo iba a seguir estudiando mi baraja. Tenía que haber algo que no he visto, algo que me esté impidiendo dar todo de mí con estas cartas. No todo podía ser a causa de la suerte y si era así, yo tenía mucha de la mala.

Entonces pasó algo extraño, la puerta de la casa no tenía seguro, solo gire la perilla y de inmediato se abrió.

-¡Neo! ¡¿Estas bien?!- El grito de la chica dentro de mi sala me asusto tanto que termine dando un salto.

-Sun, está bien que te haya dado una llave de repuesto de esta casa, pero, no es para que entres y me des un susto de los mil demonios-.

-Yo...lo siento. Es solo que no te había visto en todo el día, vine en la mañana pero ya no estabas, comencé a preocuparme e imaginarme lo peor. Pensé que también te habían secuestrado, que te había pasado algo malo-.

-No...solo estuve entrenando-.

-¿Solo?-.

-Podría decirse-.

-¿Estas bien?-.

-No- Estaba cansado de hacerme el fuerte, me quite el disco de duelo y me senté en la esquina del sillón de la oscura sala.

Neo YU-GI-OHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora