Te hablo a ti de nuevo.
Cada promesa que me hice
se desmorona,
cambias mis lágrimas
por sonrisas,
y vives en cada sitio de mí.
Te vas, y vuelves,
con más fuerza que nunca,
con más ganas que nunca,
con menos palabras,
con más acciones.
Con miradas complices
que hacen una historia.
Y la reinventas,
y le das un giro,
y pierdo su control,
y lucho por recuperarlo,
y lo recupero.
Lo recupero antes de saber
que no quiero recuperarlo,
que perder el control contigo,
no me importa.
Y te dejas ir,
y yo también,
y cogiéndonos las manos,
y sin importar lo que callamos,
hablamos con la mirada.
Y nos lo decimos todo.