-¡NO!-La volví a dejar en el suelo. Puse una mano en su pecho y otra encima, entrelazando la, hice presión repetidas veces. Las lágrimas comenzaron a caer de mis ojos.
-¡No!, ¡RENATA DESPIERTA! No me dejes. -Sollozos salieron de mí, mientras intentaba revivir la, pero ya era muy tarde.
-No. Te amo Renata, no me dejes. -Bese sus labios, las lágrimas caían incontrolables de mis ojos, resbalando por mis mejillas asta mojar su blusa, con ellas.
Solté un, agudo, grito al sentir algo clavarse en mi espalda, el aire me faltaba. Caí al lado de ella. Mi visión se volvió aún más borrosa, con mi mano acaricie su mejilla. -Te amo.
Desperté agitado y transpirado por el sueño. Desde que tengo memoria, la cual no es mucha, he soñado con esa chica de ojos azules, cabello castaño, largas pestañas y cuyo nombre, al parecer, es Renata.
Ella es lo único que sueño, todas las noches. No sé quién es, tal vez sea alguien de mi pasado y no el recuerdo.
No recuerdo absolutamente nada de mi pasado, no sé nada de mí, aparte de que me llamo Isaac y que soy un vampiro y nada más.
En toda mi vida, o al menos parte de ella me he dedicado a averiguar mi pasado, saber quiénes eran mis padres, si tenía alguna hermana o lo que sea. Pero no he encontrado nada, es como si, yo, solo hubiera aparecido de la nada, lo cual es imposible pero no encuentro otra explicación.
Baje las escaleras de mi casa, era las 03:21 a.m.
Me senté en el sofá y Prendí la televisión pero a los minutos la apague, ya que no había nada interesante en ella. Suspire y me recosté en el sofá tratando de borrar esos ojos azules de mi mente, pero simplemente no podía.
***
10:30 a.m. no había dormido nada desde que me desperté por la pesadilla, seguía recostado en el sofá pero mi garganta ya comenzaba a arder.
En un suspiro, cansado, me levante del mismo y me dirigí al bosque por alguna presa.
En menos de quince minutos, ya estaba entre las ramas de un árbol, con los ojos cerrados, concentrando me en escuchar los latidos de los corazones de los distintos animales y en los olores del bosque.
Sentí como mis colmillos crecían y mis ojos se ponían de un color rojo sangre. Salte de la rama del árbol, cayendo de pie en el suelo.
Con mi velocidad vampírica llegue hasta mi presa, salte sobre ella y, en un rápido movimiento, mordí su cuello, el sabor de su sangre era tan exquisito, que un gruñido salió de mis labios y mordí aún más fuerte, su cuello, enterrando más mis colmillos y haciendo que su sangre saliera más rápido y abundantemente.
Solté a mi presa, cuando esta dejo de pelear, con la manga de mi camisa limpie mi boca, borrando cualquier rastro del líquido rojo que pudiera haber en ella.
Camine hacia la civilización nuevamente y cuando llegue al límite del bosque, con cuidado de que nadie me viera, salí del mismo.
Camine a paso lento por la acera, el cielo estaba nublado, la brisa húmeda avisaba que llovería. Apure un poco más el paso hasta que pare en seco al sentir un olor a rosas.
Mis sentidos estaban alerta, no sabía lo que significaba pero quería encontrar a la fuente de, tan exquisito, olor. Camine siguiéndolo. El olor cada vez se hacía más fuerte.
Seguí caminando, siguiendo el aroma, hasta que una cabellera, castaña, llamó mi atención.
Ella caminaba enfrente de mí, la tome del brazo, obligándola a parar. Dio media vuelta, dejando me ver su rostro.
Retrocedí dos pasos, al darme cuenta de que la chica de mis sueños estaba enfrente de mí. Mi corazón se detuvo por un momento y comenzó a latir mucho más rápido de lo normal.
-¿Quién eres?-Apenas esas palabras salieron de su boca, un dolor, infernal, se instaló en mi cabeza haciéndome caer de rodillas al suelo.
Varias imágenes pasaron por mi mente como un vendaval, mis manos tiraron de mi cabello tratando de calmar, un poco, el dolor que solo se hacía más fuerte.
-Renata. - Fue lo último que dije antes de caer en la inconsciencia.
