Capitulo 17

381 44 3
                                    

Tome mi cabeza entre mis manos, estaba por comenzar a amanecer y no reconocía el camino de vuelta.
Había dejado mi celular en mi cuarto aunque dudo que hubiera tenido señal aquí.
No podía volver por donde vine ya que por ese camino podría volver a encontrarme con el vampiro y no estoy de humor para correr de nuevo, bufé y decidí seguir adelante por si encontraba algún pueblo o cualquier cosa que podría ayudarme a encontrar otro camino para volver a casa.
Caminé sumida en mis pensamientos, tanto que no me di cuenta cuando pisé territorio lubuno y en menos de cinco minutos ya tenía a cuatros lobos rodeandome.
Hoy es un día genial, sin duda. Bufé y levante mis manos en señal de rendición, sin embargo ellos siguieron gruñendome.
-¡Joder! ¡Que no voy a hacer nada! -grité molesta. Uno de ellos avanzó dos pasos hacía mi, me miro con recelo y volvió a su forma humana mientras yo tapaba, rápidamente, mis inocentes ojitos sin culpa de nada.
-¿Que haces aquí, cazadora?
-Eso no te incumbe y por favor ponte algo de ropa. -No iba a aceptar que estaba pérdida.
-Estás en mi territorio, claro que me importa. - Habló ignorando lo último de mi oración.
-Ajam, mira ¿porque no lo dejamos aquí? y así yo me voy tranquila a mi casa, tu nunca me viste y yo nunca te vi. ¿trato? - Estiré mi mano derecha esperando a que el la tomara para cerrar el trato, mientras que con la otra seguía cubriendo mis ojos.
-Encierrenla.
Hora de correr, Renata. Haciendole casó a mi subconsciente volví a la carrera.
-Vamos, que con ésto bajo los dos kilos que traía de más. -Hable en un susurro para mi misma y me dirigí a los limites del territorio.
Sentía a los lobos detrás de mi, me estaban alcanzando por lo que apresuré mi paso.
Si lograba salir del territorio ellos no podrían hacerme nada, si algo había aprendido de las reglas de los cazadores era que estaba prohibido atacar a cazadores fuera de territorio lobuno así como también está prohibido que los cazadores mataran o atacaran a lobos dentro de su territorio, aunque la última mucho no se cumplía.
Cuando por fin logre cruzar el limite, me detuve para poder regular mi respiración agitada.
Me dí media vuelta y les mostré mi dedo corazón a las criaturas de satán que se encontraban gruñendome desde el limite del territorio.
-Tomen eso, perros pulgosos -hablé con mi respiración aún agitada.
Pero lo que no vi venir fué que uno de ellos se abalanzara sobre mí haciendome caer de espaldas al suelo y logrando que un leve quejido escapara de mis labios.
El lobo estaba encima mio gruñendome.
-No estás protegido aquí, lobito. -Me había cansado de correr, para esto me habían entrenado, ¿para que seguír evitando lo que soy?
Con todas mis fuerzas golpeé su hocico dandome el tiempo suficiente para incorporarme.
El animal se recompuso del golpe y volvió a su posición de ataque al igual que yo, pero no pude hacer ningún movimiento antes de que otro lobo saltara a mi espalda y luego otro más y un segundo ya tenía a los tres lobos encima mio.
Uno de ellos clavó sus garras en mi pierna derecha haciéndome gritar y enterrar mis uñas en la tierra tratando de minimizar el dolor. Sentía el liquido caliente correr por mi piel, solté otro grito al setir como unos grandes colmillos se enterraban en mi antebrazo izquierdo.
Mis ojos picaban y mi vista era algo borrosa pero me negava a dejar que las lágrimas acumuladas en ellos mojaran mis mejillas.
¿Que tan cobardes eran los lobos para atacar de a tres a una persona desarmada? Es definitivo, éste es mi fin.

Segunda Oportunidad.  ||BORRADOR||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora