Capitulo 12

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Renata.
Sonreí mientras el seguía abrazado a mi y caminaba hacia la cama, nos tumbó a ambos quedando el arriba mio, beso mi frente después la punta de mi nariz y por último mis labios.
Acomodo su cabeza escondiéndola en mi cuello, dió un pequeño beso en el mientras yo comenzaba a acariciar su cabello, bese su mejilla y poco a poco sentí como su cuerpo se relajaba mas y más hasta quedarse dormido.
Lentamente cerré los ojos y aunque no dormiría estaría tranquila.
Isaac P.D.V.
La noche había llegado y yo seguía rondando el bosque. No tenia intenciones de cazar solo no quería llegar a casa, pero tal vez si se cruza la oportunidad podría cazar algún consejo u otro animal.
La temporada de otoño se estaba acercando, las hojas de los árboles empezaban a teñirse de colores rojizos y anaranjados al igual que empezaban a caerse y secarse. Daban un hermoso paisaje a la luz de la luna, pero no se porque estos paisajes me daban una sensación de soledad, haciendo que deseara tener a alguien a mi lado para observarlos.
De mi bolsillo saque una cajita de cigarrillos, tome uno y del mismo bolsillo saque un encendedor, lo prendí y empecé a fumar mientras el humo se mezclaba con el aire.
Me senté bajo la copa de un árbol con mi mirada en la luna.
Apague el cigarrillo contra la palma de mi mano y lo tire. La luna se veía igual a una de los tantos fragmentos de recuerdos que tengo en mi mente, uno en particular, en donde solo puedo apreciar la silueta de una mujer y yo diciéndole que ella es mas hermosa que la misma luna.
Sonreí y comencé a pensar ¿que tal si no hay ningún misterio? ¿y si solo perseguimos a un fantasma?
P.D.V de Renata.
Abrí lentamente los ojos y con cuidado de no despertar a David me levante, deje un beso sobre sus labios y tomé una chaqueta y salte por el balcón, corrí con todas mis fuerzas hasta llegar a mi destino, el cementerio, quería volver a ver a ese chico. Me escondí detrás de un árbol y al los minutos pude ver a una silueta acercarse a donde, se supone, debería estar mi cuerpo.
Lo observé por varios minutos, podría decirse hasta una hora, el sol ya comenzaba a asomarse y por fin el chico había decidido retirarse del lugar. Cuando estuvo a una cierta distancia salí de mi escondite decidida a seguirlo. Caminamos varias calles, pero en un momento el se había detenido, retrocedí unos pasos escondiéndome detrás de la pared de un callejón, asomando la cabeza para no perderlo de vista.
-¿quien eres? -preguntó, no le respondí. -vamos se que estas ahí, respondeme ¿quien eres?
Al ver que no respondía dio media vuelta mientras volvía a esconderme.
-sal de ahí, quiero verte. -respiré hondo ¿que hago ahora? -no te aré daño... lo prometo. -sin pensarlo, lentamente, empecé a salir de mi escondite.
Sus ojos se abrieron con platos y me miro de arriba a abajo, su respiración comenzaba a acelerarse y sus ojos a cristalizarse.
-¿Re...Renata? -Fruncí el ceño. -¿Co...como es posible? ¡Tu estas muerta! ¡esto no es real!
Las primeras lágrimas cayeron por su mejillas, su respiración era rápida y entrecortada, por un momento sentí la necesidad de abrazarlo y consolarlo.
-¿Como sabes mi nombre? -tenia miles de preguntas rondando por mi cabeza pero sólo pregunte la más coherente.
El limpió sus lágrimas con las mangas de su camisa, sirvió la nariz y negó con la cabeza.
-Tu no eres real. -Susurró para luego darse medía vuelta y empezar a caminar de nuevo.

Segunda Oportunidad.  ||BORRADOR||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora