Capitulo 25

259 33 0
                                    

Respiré ondo. Ya era hora, faltaban solo segundos para que los guardias hicieran el cambio de turno.
—¿Estás segura? —Susurro Isaac, lo miré y asentí —Iré contigo.
Sonreí y caminé hacía el, tomé las cadenas con fuerza y las jale, estás se rompieron fácilmente logrando que frunsa el ceño. ¿Porque las mías no se rompieron asi de fácil?
Lo ayudé a pararse y caminar hasta la puerta, lo dejé en el suelo y miré por la pequeña ventanilla de la puerta, los guardias ya habían hecho el cambio de turno.
Me aleje un poco, tomando impulso y choqué mi cuerpo contra la puerta logrando que está cayera, se me escapó un chillido de emoción haciendo que tape mi boca con ambas manos.
Volví con Isaac y lo ayudé a caminar más rapido.
—Vamos. — Dije dejando que el pasará un brazo por mis hombros y yo pase uno por su cintura para que pueda apoyarse en mi.
—Tal vez sea una carga. —Hablo entre  quejidos.
No vamos a avanzar rapido así, vamos Renata piensa en algo, tu puedes.
Y entonces se me ocurrió una idea.
Tomé a Isaac cómo una bolsa de papas esperando no caerme por el peso pero, increíblemente, fue todo lo contrario. ¡Isaac pesa cómo una pluma! O ¡No sabía que tenía tanta fuerza!  Riéndome en mi mente y con un Isaac un poco en shock, corrí.
En menos de lo que pensé ya estábamos llegando al bosque.
A lo lejos se escucho una alarma, volteé a mirar, habían cientos de hombres siguiendonos. Acelere el paso tratando de perderlos pero fué imposible, ellos eran rapidos, muy rapidos tanto que en un segundo ya estaban a sólo centímetros de nosotros, mire a mi derecha y sólo ví la figura de un hombre muy borrosa. Mi corazón empezó a latir muy rapido y los nervios empezaron a correr por mi sistema, me sentí desesperada por perderlos de vista pero no pude, adelante de mi se hallaban tres hombres, intente ir hacía la izquierda pero fué inútil, estabamos rodeados.
—¿Tan rápido se van? Pensé que se divertían con nosotros. —Volteé encontrándose con Raul, ¡Que bien!, bufé molesta y deje a Isaac a un lado mío.
Caminé hacía Raul decidida a golpearlo pero un dolor insoportable me detuvo a medio camino, caí de rodillas al piso sintiendo cómo cada hueso de mi cuerpo se rompía y cambiaban de lugar, miré mis brazos y me asusté al ver que estaban llenos de pelo.
—¿Que me pasa?— solté un gran grito cuando sentí todo mi cuerpo cambiar de forma.
—¡Ayudenla!—Isaac se arrastro hasta mi. El dolor ya había cesado un poco e Isaac me miro sorprendido ¿Porque? con miedo miré mis manos y dí un brinco al ver que en vez de manos tenia dos patas blancas.
—El cambio se adelantó... Pero ¿Cómo? — Su respiración se volvió pesada y sus ojos se volvieron completamente negros, sus uñas se alargaron y su piel se volvió completamente palida. Comenzo a acercarse, aléjate quise gritarle pero en vez de eso, de mi sólo salieron ladridos de advertencia.
Demonios — Susurro Isaac, Raul sólo lo miro y sonrió.
—Agarrenlo
—¡No!  ¡Alejate de ella! —Él gritaba desesperado e intentaba zafarse del agarre de los que lo tomaban por la espalda, Raul hizo caso omiso a lo que le ordenó Isaac y siguió acercándose a mí. Gruñi en su dirección pero a él pareció no importarle, levantó su mano e incrustó sus uñas en mi pecho tan rapido que nisiquiera me dió tiempo de esquivarlo, solté un quejido y caí al suelo. Sentí que me quedaba sin aire, mi cuerpo se sentia pesado y lo ultimo que ví fué una especie de humo amarillo que formaba la cabeza de un lobo y entraba al pecho de el pelinegro y entonces todos mis recuerdos volvieron.

Segunda Oportunidad.  ||BORRADOR||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora