¡Pandas! ¡Son pandas!

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-¡Señorita Hubert! sería tan amable de repetir lo que ha dicho el joven Edward- Tomate; así estaba mi cara. No podría existir otra definición para la vergüenza que estoy pasando en estos momentos. 

Si mi memoria y sentido auditivo no me falla, el joven frente a mi, decía que lo más justo sería despedir a más de lo acordado. ¿Digo eso? Pero ¿Y si estoy mal? No importa; total, puede que me despidan.

-ammm. Bueno. El acaba de decir que la producción sería más factible y beneficiosa si se despide a una cantidad mayor de trabajadores en las fincas y en la empresa- 

-Sofi...- Fer solo atina a mirarme con una cara de que la he regado. Eso significa que no he puesto nada de atención en la conversación que se estaba sosteniendo en esa sala.  

-¡Vaya! Las mujeres no saben hacer otra cosa que distraerse con la primera persona atractiva que se les pare enfrente- 

-Señor Di Vancio, le pido que tenga más respeto para mis compañeras; o le pediré que cierre la boca- Trent es todo un salvador. ¿Y les había contado que por eso es mi mejor amigo?

Todo en la sala se puso un tanto tenso. Podría jurar que ahora sí lo podemos palpar. Mi jefe esta rojo de vergüenza. Mr. maravilloso está sentado con los hombros relajados frente a mí. Fer detiene a Trent antes de que se abalance ha golpear al señor calvo y gordo. Y el señor calvo y gordo tiene una mueca de disgusto, como si nunca en la vida le hubieran hablado de esa forma; y mucho menos un empleado de cargo menor. 

-Lo único que digo es que personas como ella- y me mira de arriba a bajo. Eso hace que me pare de mi asiento enseguida. No estoy dispuesta a tolerar ese tipo de trato hacia mí. -Si quieren mi sincera opinión...-

-No. No la queremos- Trent ¡Mejor cállate! No me apoyes, luego también te despiden a ti por mi culpa. Pero esa pequeña interrupción pareció no importarle al señor inversionista.

-No hace bien su trabajo. Llega media hora más tarde que nadie. Viste in apropiadamente en una junta con alguien que sabe puede tener el poder de hacer que nunca la contraten en su vida en otro lugar. Y por último entrega mal los papeles con estos... animales raros, ¡osos! Si, osos negros mal hechos...- Luego lanza los papeles como para que me ponga más en evidencia del "buen" trabajo que he hecho.

Pero ya no puedo más. Si una de las cosas que más me han metido en problemas es el abrir mi boca cuando no debo, es una de las cosas que pondrá fin a la humillación por la que creen estoy pasando.

-¡Escúcheme bien señor! No me importa si me despide hoy, o mañana o en diez años. He trabajado y me he matado haciendo todo lo mejor que puedo para llegar en la posición en la que me encuentro. Su opinión sobre las mujeres es la más errónea que he escuchado en mi vida; y puede empezar por disculparse con la hija del fundador de su industria de uvas- dije señalando a Fer -No necesito que alguien como usted me diga que estoy haciendo mal y como debo de hacerlo. He pasado un mal día ¡desde ayer! Y no pienso tolerar que un hombre impetuoso y mal educado vuelva a hablarme de esa forma- Ya estaba dispuesta a marcharme, pero me faltaba un detalle más -Y otra cosa: ¡Son pandas! ¡No son osos, son pandas! ¡Aprenda a observar!-

Creo que esa fue mi sentencia de renuncia. Por si alguien no le entendió. No me importó si alguien me seguía, o si había machucado a alguien después de azotar la puerta. Me decidí a recoger mis cosas en la que probablemente ya no sería más mi oficina.

La única persona que me ha hablado de esa forma (y eso más bonito) fue mi padre cuando me metí en una etapa de locura a los 18 y no quería terminar los estudios y mucho menos entrar en la universidad. Y créanme que entendí a la primera.

Pedí una caja en recepción para empacar lo único que podía considerar mío: porta-retratos, libros, dibujos de mis hermanos, cafetera, uno que otro abrigo y una maceta con una orquídea aun en su capullo.

-te ayudo con eso.- Mr. Grinch llegó justo cuando cerraba la puerta. 

-Gracias.-

-Sabes Sofia. Esta es la cosa más cobarde que has hecho en tu vida. Y créeme que te he visto desde que estabas en la barriga de tu madre.-  Era cierto. El señor Cobag me había visto crecer, se había vuelto como el tío gruñón que nunca quise. Pero se volvió amigo de mi padre, y eso o hacía como de la familia. A final de cuentas, no era tan malo cuando lo conocías, pero cuando trabajas para él, todo es distinto. 

-Pues... si no escapo ahora, no podré nunca-

-No Sofi. Tu más que nadie ama lo que hace-

-Ya. Solo digalo-

-¿Qué?- habíamos llegado al ascensor, ya había tocado el botón para pedir que subiera.

-Que ya estoy incluida en las personas que están despedidas...- una risa me hizo cambiar la idea de tomar ese ascensor.

-¿Despedida? ¿Tu? Por Dios, no puedo hacer eso. Eres la mejor...-

-¿Pero lo que pasó allí dentro...?- Mr. Cobag seguía riendo. Juraría que hasta se le escaparon unas lagrimas.

-Sofi. Sí es cierto que tu actitud- lo mire un poco incrédula -bueno, también la de nuestro amigo inversionista, no fue la mejor. Ambos estaban en sus pocos cabales y habían tenido malos días.- 

¿Malos días él? Eso no es posible. Si es el hombre más poderoso de la tierra.

-No creo. Mire, no nos toleramos y eso que apenas nos conocemos-

-Mira Sofi. Me pidió que te despidiera, eso no lo voy a negar. Pero eres parte importante de la compañía; así que me dio un trato a cambio de que te quedaras.- El ascensor había llegado. -Es tu decisión escucharme o, tomar el ascensor y dar tu renuncia por aceptada. Si te vas no te volveremos a molestar, te daremos tu parte y la carta de recomendación. Si te quedas, puedes demostrarle, que eres parte esencial y que sin ti no llegará lejos; tomar el trato y aceptar el acenso que tanto has deseado- 

El ascensor me esperaba. Ya sabía lo que sucedería si lo tomaba. 

Debo tomar ese ascensor pero ¿Y si eso no es lo que quiero? 



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⏰ Última actualización: Feb 08, 2016 ⏰

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