Para mi sorpresa, desperté totalmente renovada. Dormí toda la noche sin ningún inconveniente y no me dolía la espalda como el día anterior.
Me dirigí hacia la cocina a buscar algo para desayunar y escuche que Lucy y Jake hablaban.
- Tienes que decirme donde está – decía Jake susurrando para que nadie escuchara. Se notaba que estaba enojado. – Por favor Lucy, tengo derecho a saberlo.
- Lo sé, pero no puedo decírtelo – respondió Lucy en tono de disculpa. – Tienes que entender que lo hago por tu bien. Yo...
No podía seguir escuchando su conversación a escondidas así que entré en la cocina antes que siguieran. Ambos se mostraron sorprendidos al verme y trataron de disimular su comportamiento al igual que yo.
- Buenos días – dije con una sonrisa. - ¿Qué hay para desayunar?
- Oh, hay algunos cereales si no te parece mal. – contestó Lucy sobresaltada esbozando una sonrisa amable.
- Perfecto.
Mientras me sentaba en la mesa noté que Jake me miraba con atención. ¿Habrá notado que escuche lo que hablaron?
- ¿Necesitas algo? – dije tratando de sonar tranquila.
Me miró por unos segundos y luego apartó la mirada ignorando mi pregunta.
Terminé de comer mi cereal y decidí ir a arreglar mi bicicleta. Le pregunté a Lucy la dirección del reparador y le dije que le avisara a mi padre antes que sucediera lo mismo de ayer. Lo último que quería era volver a discutir con mi padre.
Agarré mi bicicleta y comencé a arrastrarla a través de las seis cuadras hasta la bicicletería. Fue algo complicado pero logré llegar en diez minutos.
El lugar estaba lleno de bicicletas nuevas, cascos de todos colores y tamaños, guantes, ruedas y asientos. Era un lugar donde vendían cosas para la bicicleta, no las reparaban.
Comencé a retroceder para irme con la bicicleta a cuestas, cuando un chico me gritó desde adentro del local. Lo miré sorprendida.
Conocía esa cara.
- Hey, ¿qué necesitas? – dijo con una sonrisa enorme con dientes perfectamente alineados.
- Pues necesito que me arreglen la bicicleta pero creo que eso no lo hacen aquí – dije avergonzada.
- Oh, sí que lo hacemos. Déjame ayudarte – se acercó y levantó mi bicicleta indicándome que lo siguiera.
Salimos por una puerta trasera donde habían varias bicicletas rotas y algunas ya reparadas. Colocó la mía junto a las otras y le echó un vistazo como si estuviera descifrando algo.
Me preguntó que le había pasado que había quedado en tan mal estado y le explique cómo me caí.
- Bueno – dijo cuando terminé mi historia. – Estará preparada para el lunes que viene.
Lo miré algo decepcionada.
- ¿No podrá estar antes?
- Me temo que no. Tengo muchas otras por arreglar.
No protesté. Lo entendía.
Le pregunté cuanto saldría el arreglo y rogué que no fuera demasiado porque no quería pedirle mucha plata a mi padre.
- Te lo dejaré gratis – dijo con un giño. Le dirigí una sonrisa de agradecimiento – Eres una nueva clienta y no puedo cobrarte en la primera. ¿No eres de por aquí o sí? – preguntó con curiosidad.
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Summer Nights
Novela JuvenilLo último que Megan deseaba para este verano era tener que irse a la otra punta del país. Lejos de sus amigos, de su ciudad y de su vida. Su padre se casaría de nuevo con otra mujer ese verano por lo que los obligó a ella y a su hermano a ir a su ca...