Capítulo 9

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No cabían dudas de que era su novia.

Ambos se veían muy contentos abrazados, sentados uno muy pegado al otro. Jake la rodeaba con un brazo por el hombro y le sostenía la mano con el otro mientras se sonreían.

Ella era hermosa; con su pelo ondulado y oscuro, largo hasta la cintura, una altura de modelo y un cuerpo igual.

Era como si hubieran estado hechos para estar juntos, se veían perfectos.

-    Linda vista, ¿no?

Me sobresalté al escuchar una chica hablándome a mi lado. Me giré y vi que estaba mirando directamente a Jake, igual que yo hace dos segundos.

Era una chica alta, cabello corto y rubio platinado, tenía varias perforaciones en las orejas pero que no le quedaban nada mal al igual que algunos tatuajes que se le podían ver en las manos y brazos. Era un poco mayor que yo, alrededor de los veinte supuse.

Había estado tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta que los había estado mirando todo este tiempo.

-    Jake es muy atractivo – siguió la chica. – Pero verás que está reservado – señalo con un suspiro.

-    Oh, no. Él no me gusta, no, claro que no.

Se encogió de hombros.

-    A todas aquí les gusta. Es lindo – dijo levantando sus cejas y sonriendo con descaro.

Me reí ante su expresión.

Me estrechó su mano y me dijo que su nombre era Lilly, yo hice lo mismo y me presenté.

-    Eres una de las más pequeñas de por aquí – me comentó. – La mayoría es gente universitaria, alrededor de los veinte.

No había notado eso en un principio. Supuse que al haberme comportado como si fuera mayor desde que tenía quince estas cosas ya no me parecían extrañas.

-    Por cierto, no sé si debería preguntarte pero, ¿por qué traes puesto eso? – inquirió señalado mi ropa.

-    Es mi pijama – dije avergonzada y ella se partió de la risa y yo no pude evitar hacer lo mismo.

Me cruce de brazos y me tape lo mayor que pude con mis brazos pero no llegaba a cubrir absolutamente nada de las mariposas inmensas que estaban en mi remera y Lilly se rió aún mas fuerte de mi torpe intento de esconderme.

-    Mira – dijo después de tranquilizarnos. – Jake nos está mirando.

Tragué saliva y miré en dirección hacia donde había visto a Jake momentos atrás.

Me observaba sorprendido, no podía creer que yo estuviera aquí. Casi sonreí ante el buen trabajo que había hecho, pero, cuando su cara cambió de expresión y se acercó a mí, me dieron ganas de salir corriendo.

Se acercó pisando fuerte y con el ceño muy fruncido. Había dejado a su novia sentada y ella nos observada con atención.

-    ¡¿Pero qué haces aquí, Megan?! – me espetó a unos cuantos pasos de mí. Sus gritos me hicieron retroceder un poco. - ¿Cómo es que llegaste aquí?

-    Yo me colé en tu auto – respondí, casi orgullosa.

-    ¿Cómo es posible? No te vi en ningún momento – se detuvo un momento admirando mi ropa y luego siguió – Tienes que irte de aquí.

-    ¡No! No pienso irme a ningún lado.

-    Sí que lo harás.

Comenzó a arrastrarme a través de la playa acercándome hacia su jeep. Forcejé ante su agarre y me paré en seco.

-    No me iré, Jake. Al menos hasta que tú me explique qué haces aquí – me crucé de brazos esperando una respuesta pero estaba claro que él no pensaba hacerme caso.

-    No hay nada que explicar. Tú no deberías  estar aquí.

Estaba incómodo, lo notaba. Muy enojado además y yo no hacía otra cosa que contradecirlo. Nos miramos por unos segundos, desafiándonos a quien cedería primero. Estaba segura que no sería yo.

Advertí que Lilly nos miraba con diversión y Ellie también pero en cambio ella con mucha atención, seguramente preguntándose quién era la loca chica que discutía con su novio.

-    Linda novia por cierto – señalé en su dirección y él giro la cabeza fijándose que nos miraba. – No me la has presentado – di unos pasos amagando a ir hacia ella pero Jake me frenó con su brazo.

-    Vamos, Meg. Luego te contaré pero no estoy de humor – dijo finalmente.

Asentí despacio. Ya me había agotado de pelear siempre con él asi que simplemente decidí dejarlo para otro día cuando no estuviera tan cansada.

Jake corrió rápidamente al lado de su novia, intercambiaron unas cuantas palabras mientas ella no me quitaba sus ojos de encima, se despidieron y me arrastró hacia su auto.

Salimos hacia la carretera a toda prisa por una angosta calle de tierra que luego se extendía en una autopista. Nunca había cruzado éste lugar, o eso creía. Nada me resultaba conocido y no habían casas por ningún lado solo la playa con el mar, uno que otro granero a lo lejos y unos extensos prados atravesando la autopista.

Permanecí callada la mayor parte del viaje. No quería que Jake me odiara. Solo necesitaba respuestas.

-    ¿Por qué no le quieres mostrar a tu novia a Lucy? ¿Ha hecho algo malo? – pregunté despacio observándome las manos mientas hablaba sin atreverme a mirarlo a los ojos.

-    No es eso, Megan. No lo entenderías.

-    Pues entonces, explícame.

Esta vez sí lo miré. Tamborileaba sus dedos en el volante, nervioso, mientras balanceaba la vista entre la carretera y yo, debatiéndose entre contarme o no lo que tanto lo preocupaba. Suspiró, y cuando pensé que iba a hablar, solo meneó la cabeza y no dijo nada más.

Ya en casa, entramos por la puerta trasera cerrándola con cuidado detrás nuestro.

Le susurré buenas noches y él me indicó que podía dormir en mi habitación hoy. Le sonreí en agradecimiento y me metí en mi pequeña cama rosa durmiéndome de inmediato sobre la cálida almohada que olía a Jake.

Summer NightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora