Capítulo 8

51 5 1
                                    

Tal como esperaba, escuché la puerta de la habitación de arriba abrirse y abrí un ojo para ver a Jake bajar apresuradamente las escaleras. Pasó a mi lado y se quedó parado unos segundos observándome, confirmando si estaba profundamente dormida.

Traté de no mover los ojos tras mis párpados mientras estaba ahí parado y luego salió sigilosamente de casa. Me puse mis Converse y una chaqueta negra y lo seguí por la puerta trasera, tratando de que mi perro Rufus que dormía tranquilamente en su cucha no se despertara porque comenzaría a ladrar y eso no sería bueno.

Vi que Jake se subía a su jeep oscuro y lo encendía. Cuando noté que no miraba, salté a la parte trasera de su auto y me tapé el cuerpo con una lona que estaba allí. Tosí y me ahogué por el polvo que ésta tenía y recé para que Jake no me haya escuchado.

No sentía que nos estuviéramos moviendo, ¿por qué no nos movíamos? Traté de asomarme a través de la sucia lona pero al menor movimiento desprendía tierra y volví a toser en un sonido ahogado.

De repente sentí unos pasos acercándose. ¿Jake me descubrió?

Armará una escena y despertará a nuestros padres y no nos favorecerá a ninguno de los dos. Nos castigarían durante todo el verano por escaparnos en mitad de la noche y él me echaría toda la culpa a mí. ¿Y si no era Jake?

Percibí que los pasos ya estaban prácticamente enfrente de mí; sentí que arrogaban unas botellas de cerveza al lado de mi cabeza y los pasos se perdían al cerrarse la puerta del conductor del auto y avanzamos deprisa por la carretera.



Después de lo que creo que fueron veinte minutos me puse a pensar cómo era que se me ocurrió la brillante idea de seguir a Jake a donde sea que estemos yendo. Las botellas chocaban contra mi cabeza haciéndome daño, tenía una sucia tela sobre mi cuerpo que no hacía más nada que irritarme la nariz y hacerme estornudar y toser más veces de las que podía contar.

Si solo me hubiese quedado en casa me hubiera ahorrado toda esta "aventura" a la que nadie me invitó y no tendría que estar apretujada en el baúl de un jeep muriéndome de frio por el viento.

¿Por qué tenía que saber qué es lo que hacía y a dónde iba? No tenía ningún derecho. Era pura y exclusivamente por curiosidad.

Quería saber que ocultaba Jacob Anderson, el gran basquetbolista, el que todas las chicas querían pero tenía demasiado ego como para aceptar a alguna, el que siempre tenía una sonrisa en la cara pero ninguna era genuina, el que se escapaba todas las noches hacia un lugar desconocido.

Comencé a escuchar música a lo lejos y se fue intensificado a medida que avanzábamos. Sentí que girábamos por una calle de tierra y el auto comenzó a sacudirse por la velocidad que llevábamos.

Al cabo de atravesar unos kilómetros por la misma calle, el vehículo fue frenando lentamente muy cerca de donde provenía la música. Me quedé muy quieta cuando Jake bajó del jeep, agarró las cervezas que me habían estado molestando y al no escuchar más sus zapatillas sobre la tierra me incorporé y me destapé respirando aire fresco.

Mi boca cayó abierta al mirar a mí alrededor y mis sospechas fueron confirmadas.

Autos de todo tipo estaban estacionados uno al lado del otro sobre un terreno de césped. Detrás había un gran campo con cultivos y a un lado, un poco más alejado, un granero escondido tras los árboles. Lo que en un principio pensé que era una calle de tierra resultó ser arena. Frente al campo se encontraba una extensa playa con el mar resplandeciendo por el reflejo de la luna y los reflectores de colores. Estaba repleta de gente. Todos bailaban apretujadamente al ritmo de la música con el volumen muy alto que salía de los parlantes colocados sobre la parte trasera de unas camionetas, fumaban y bebían a montones tirando sus vasos sobre la arena blanca cuando los acababan, otros estaban nadando en el mar con sus trajes de baño, aunque algunos no se tomaron la molestia en ponérselos.

Fui avanzando sobre la suave arena siguiendo a Jake por detrás. Mientras zigzagueaba entre la gente tratando de no perderlo de vista, noté que varias personas se giraron a verme y me maldije por lo bajo pensando porque no se me ocurrió cambiarme mi camiseta con mariposas rojas y mi short con rayas celestes que usaba como pijama antes de salir.

Entre tanta gente perdí de vista a Jake y me encontré atascada alrededor de todas estas personas bailando y empujándome con sus cuerpos. Traté de moverme lejos pero solo conseguí que me empujaran aún más así que me paré de puntitas para buscarlo sobre las cabezas pero no alcancé a divisarlo por ningún lado.

Frustrada, después de un largo rato de estar parada sobre puntitas, decidí esperarlo en su jeep hasta que vuelva. Cuando estaba por salir de entre la multitud una chica me empujó por la espalda e hizo que el chico que estaba a mi lado arrojara su bebida sobre mi cabeza.

Me quedé boquiabierta sintiendo las gotas de alcohol bajar por mi rostro hasta mi remera. Miré al chico que había ocasionado esto pero solo me miraba conteniendo la risa. Mi cara pasó de confusión a una furia total.

Vi que la chica que me había empujado también se estaba riendo así que salí de ahí hacia el estacionamiento pisando fuerte. Sentí que me agarraban de la muñeca y me hizo girar. El que me había arrojado su bebida me sostenía la mirada.

- Lo lamento – dijo al fin.

- Creo que sobreviviré – aseguré e hice ademán de seguir andando pero volvió a tironearme.

- De verdad lo siento – se detuvo y me escaneó con la mirada. – Linda ropa – señaló con una media sonrisa.

Rodé los ojos y me crucé de brazos cubriendo mi ropa. Comencé a caminar hacía el jeep y por desgracia este chico me siguió a paso rápido.

- A propósito, soy Matt – me estrechó su mano la cual no acepté. No estaba de humor para hablar con un muchacho y menos con el que me bañó en tequila.

- No me quieres decir el tuyo, entiendo –continuó hablando y yo no lo miré. - Quiero que sepas que no me quiero involucrar en nada, tengo novia – ahí si lo miré. ¿Para qué le interesaba seguirme si no le importaba?

- Mi novia es la que te empujó – ya tenía sentido entonces. – Vine a disculparme por parte de ambos.

Linda novia, pensé en decirle pero la verdad era que parecía ser sincero así que articulé un "no hay problema" y me senté en el jeep a esperar a Jake.

Me acosté en el asiento trasero y conté estrellas por lo que supuse que fue una hora. Traté de quedarme dormida para que al menos el tiempo se pasara más rápido pero nunca se me cerraron los ojos por lo que suspiré y volví al mar de gente en busca de mi estúpido hermano que no hacía más que sacarme de quicio.

Esta vez lo pensé dos veces antes de decidir pasar bordeando la playa en vez de meterme entre la sudorosa gente.

Atravesé medio kilómetro de playa con mis zapatos en una mano porque me estaba entrando arena en los pies, cuando divisé a Jake a lo lejos sentado en unos fardos de alfalfa alrededor de una mesa, bebiendo con un grupo de chicos.

Me acerqué dispuesta a pararme a su lado y que él se disponga a confesarme todo. Cuando me fui acercado más y más vi que Jake miró a lo lejos sonriendo abiertamente y se paraba a abrazar a una chica que le respondió de la misma manera.

Me quedé petrificada. Era ella, la chica de su computadora.

Era Ellie.


Summer NightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora