Del cielo al infierno

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Me encontraba saliendo de la universidad, ya por fin un viernes, al final de una agotadora semana. Me estaba poniendo los cascos para escuchar a mi banda favorita de rock, AC/DC, mientras caminaba en dirección al metro.

Ya en el metro, mi novia me mandó un mensaje preguntándome si querría quedar esa misma tarde con ella, ya que sus padres se iban este fin de semana a la sierra, a esquiar. Dado que no tendría exámenes hasta dos meses más tarde, acepté la invitación a su casa. Mientras volvía en el metro a mi casa, se me pasaban por la cabeza miles de ideas sobre qué hacer con ella. Seguro que ella cocinaría, dado que le encanta cocinar, tanto que trabaja en un restaurante cerca de mi casa. A ver si la sorprendo todavía en la cocina, terminando el turno del mediodía.



Una vez que que ya me encontraba listo para bajar a por ella, tras una buena ducha y tras haber preparado una bolsa con lo necesario para pasar el fin de semana en su casa, me dirigí al restaurante, para intentar sorprenderla

Una vez en el lugar, pregunté a una de las camareras si ella seguía por allí. Muy a mi pesar, llegaba tarde, dado que ella se había ido hacía ya hace un rato a su casa. Le dí las gracias, y me encaminé hacia su casa, que se encontraba a unas calles desde mi casa. Decidí que era mejor ir andando, dado que no había prisa alguna, y así aprovechaba a pasear y despejar mi mente para poder disfrutar de este fin de semana de ensueño

Mientras paseaba, pensé en mi madre, pero inmediatamente decidí olvidarme de los pensamientos que empezaban a entrar en mi mente. No quería recordar ese episodio de mi vida, no en estos momentos, y menos este fin de semana.

Cuando alcancé la casa de mi novia, llamé, y escuché un lejano: "Ya voy"; que parecía provenir de la cocina. Cuando una chica, vestida con una camiseta de Guns & Roses, unos vaqueros, el pelo recogido en una coleta y un delantal negro, salió a recibirme:

-Thomas, ¿es que nunca vas a llegar a la hora que quedamos nunca?- dijo Val, intentando fingir un enfado nada natural, y con una sonrisa en la cara.

- Yo también te quiero, Val. Me entretuve porque pensaba que estarías todavía estabas en el restaurante, terminando tu turno y tal. No me imaginé que te adelantarías y pedirías irte antes para poder prepararte para este fin de semana- respondí, también con una sonrisa.

- Ya te lo dije, que para cuando salieras de la uni estaría ya de camino a mi casa, para poder preparar todo, pero no pasa nada. Anda pasa, deja las cosas donde ya sabes y baja a la cocina, que estoy terminando de preparar la cena para esta noche, que estará para chuparse los dedos, te lo aseguro.

- No podría esperar más de ti, cielo. Eres una genio de la cocina, porque luego intento imitar tus platos y no me salen ni la mitad de buena la comida que como a ti te sale.

- Ya te lo expliqué hace tiempo, amor, que se trata de mano y práctica. Si haces varias veces el mismo plato varias veces, seguro que le acabas pillando el truco. No es tan difícil como parece.

- Ya, pero eso no quita que me guste como cocinas, cielo- respondí, y la abracé por la espalda antes de que entrase en la cocina, y le susurré al oído- Te quiero, enana.

- Y yo a ti, amor, pero como no me sueltes se me queman los espárragos. Tu decides si quieres cenar una buena cena, o cena quemada.

- Vale, vale, ya lo he pillado. Voy a dejar las cosas arriba, .

Mientras subía las escaleras hacia el ático, iba dando saltos de alegría por tener la novia que tenía. Era un cielo, a veces se ponía un tanto seria, pero siempre volvía a tener una sonrisa de oreja a oreja.
Una vez terminó de cocinar, la ayudé a servir la mesa, en frente del televisor,para ver una película que ya habíamos decidido. La cena consistió de tres platos, un primer plato de pasta casera, hecha con una salsa de tomate y nata y trocitos de salmón ahumado; un segundo plato, una pieza de ternera jugosa sobre un sofrito de mostaza y foie grass; y de postre un tradicional pero suculento brownie de chocolate, esponjoso y con un gran sabor a chocolate.

Rumbo a la Nación EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora