Memorias De Una Muerta...

4.-

-Te ves hermosa cariño-susurró aquella voz ronca que tanto extrañaba- venga, dame una sonrisa, Kary sonríe... Oh cariño, no llores, todo está bien pequeña, por favor, no llores...

XXXXXXXX

-¡Está despertando! Señorita Brooks, Katrina está despertando.

Mis ojos se abrieron con pesadez y desconcierto ante aquellos gritos, el panorama era borroso. Intenté centrar mi vista en la habitación, pero fue inútil, se volvieron a cerrar.

- Joder muchacho, no grites de esa manera, me has puesto los pelos de punta- una voz suave habló esta vez- Tu amiga está bien, se desmayó a causa del cansancio, nada grave.

¿Qué? ¿Tu amiga? ¿Me desmayé?

Hice nuevamente el intento de visualizar mi entorno, y esta vez con más suerte pude reconocer el lugar. La enfermería del instituto.

-¿Qué ha sucedido?-pregunté entre susurros, mirando fijamente al techo.

- Será mejor que Dante te explique, tengo que ir a ordenar las fichas médicas para la inspección. No se preocupen pueden quedarse el tiempo que deseen - explicó la señorita Brooks antes de salir disparada hacia su oficina.

-¿Dante? ¿Amigo? Venga, esta debe ser una jodida broma, yo no tengo amigos-bufé hacia aquel muchacho incógnito, que en la posición en la que me encontraba, no podía ver.

- Así que no me consideras tu amigo- exclamó dramáticamente mientras se acercaba el mismo muchacho de tez morena que conocí en el café- eso me ha dolido inmensamente, justo aquí-señaló el costado izquierdo de su pecho- justo en el Kokoro, golpe bajo Coleman, golpe bajo.

Reí ante su dramatismo- A penas te conozco, no seas dramático.

- ¿Yo? ¿dramático?-puso su mano en su pecho con aflicción fingida.

-Sí, tú, Dante....

-Alighieri, creador de la divina comedia, a tus órdenes bella damisela.

- ¡Oh, cállate!- susurré incorporándome en la camilla- Vil fanfarrón- declaré, a lo que él rió.

- Venga, venga, ha sido una broma para romper el hielo-sonrió- Swan, Dante Swan.

- Está bien, Dante Swan, ¿me podrías decir qué ha sucedido?

-Te he encontrado desmayada a las afueras del baño de señoritas, tú...

-¡Imposible!-lo interrumpí- lo último que recuerdo fue salir del salón de artes plásticas, cansada, no di muchos pasos antes de que todo se volviese negro... Y el baño, queda a casi cuatro salones de distancia, en esas condiciones no pude haber avanzado tanto-Tomé mi cabeza entre mis manos a causa de unas fuertes punzadas en mi cienes.

-Tranquila, no... no te esfuerces mucho- susurró con notable preocupación- Katrina...

-¿Sí?-pregunté haciendo un vano intento de recomponerme.

- Eh... Bueno, y-yo...

-¿Dante, qué sucede?-pregunté ya alarmada.

-He visto tus muñecas. Verás, cuando te recogí...

Cuatro palabras, cuatro jodidas palabras. He visto tus muñecas. No escuché más después de eso, me sentí asustada, frágil... e hice lo más sensato que se me ocurrió en aquel momento. Huí.

Huí así, sin más, no pude emitir ninguna palabra. Huí como una cobarde,una jodida y verdadera cobarde... de esas que finge vivir en una burbuja para evitar chocar con la realidad, para evitar dar explicaciones, para evitarse a sí misma.

Escuché mi nombre varias veces, pero hice caso omiso, él no tenía que ver eso, es más , nadie tenía que hacerlo.

No sé el tiempo exacto que pasé corriendo, pero fue en vano, lo supe cuando sentí el suave roce de una mano, la mano de Dante. Como por arte de magia mis pasos cesaron,pare en seco, sin embargo no tuve la suficiente fuerza para girarme, ni siquiera cuando él empezó a hablar.

- Katrina, no estoy aquí para juzgarte -pronunció en tono cálido- solo... Solo quiero ayudarte.

- ¿Ayudarme?-reí ironicamente - No puedes ayudarme y aunque pudieras, no quiero que lo hagas, no necesito tu ayuda.

- ¿Por qué?... ¿Por qué lo haces?

-Porque estoy jodida-me giré hacia él- es mejor que te alejes, no quiero joderte también.

Lo miré fijamente, con la expresión más seria y dura que cualquier ser viviente puede tener, y él... él se limitó a sonreír.

Negó con la cabeza-No puedes joderme, nadie puede joder a un fantasma.