Vio como esa pequeña mano caía sin vida al suelo dando un pequeño rebote, se quedo inmóvil viéndola por un rato mientras las lagrimas salían una tras otra, tomo esa pequeña mano entre las suyas, tembloroso y la apretó suavemente. Se acerco mas a ella y acaricio su rostro esperando algún gesto pero nada llego, el rostro de ella estaba pálido, lucia cansado pero tranquilo a la vez.
- Kaoru-dono – susurro
Tomo su cuerpo y lo llevo contra su pecho, ahora las lágrimas eran llanto, un llanto doloroso, bullicioso y nada lo detenía.
- Kaoru-dono... - repetía – no vayas donde no te puedo proteger... ¡Kaoru! –
En cuestión de segundos llegaron los otros integrantes del dojo, los llantos aumentaron y su nombre era pronunciado en labios de todos.
¿Por qué? ¿Por qué ella? Era una chica joven llena de vida, siempre sonriendo y peleando con Yahiko pero siempre daba el toque de vida, de luz a ese lugar que llamaba hogar. Él podía recordar como esa enfermedad la había comenzado a consumir poco a poco, ella se apagaba cada día más hasta que llego un punto donde no pudo levantarse, pero siempre sonreía, cada vez que la visitaba ella le sonreía; cada vez abrazaba mas fuerte ese cuerpo que comenzaba a enfriarse, intentaban separarlo pero él se aferraba mas, respirando el aroma de la chica, sintiendo como los cabellos negros le hacían cosquillas en las mejillas y como esa suave piel rozaba con su piel.
- no puedes morir, Kaoru – decía llorando – por favor
Y comenzó a odiarse, una ira lo invadía pero la apaciguaba la tristeza y el dolor.
- Ken-san – le dijo Megumi tocando su hombro – basta ya...
- vamos Kenshin dejemos que Megumi arregle a Jo-chan* - decía limpiándose las lagrimas con su manga –
- tan solo un minuto, denme un minuto con ella a solas – susurro –
Megumi le iba a debatir pero basto la mano de Sanosuke en su hombro para detenerse y salir de la habitación junto a los demás.
Se separo de su pequeño cuerpo y la contemplo, la recostó en el futon y la tapo. Las lagrimas lo invadieron nuevamente, el dolor era demasiado en su corazón y en su alma.
- te amo... - susurro – te amo y nunca te lo dije, incluso antes de morir no dije nada... Kaoru... - acaricio su mejilla – la fuerza vital que me hacia vivir... que me hacia luchar y a ferrarme a este mundo...
Diciendo esto limpio sus lágrimas y siguió contemplándola, ella estaba con sus ojos completamente cerrados; dio un suspiro y otra lagrima escapo de sus ojos. Maldecía una y otra vez, ¿por qué esa enfermedad la había consumido? ¿Por qué ella? ¡¿Por qué?! Llevo sus manos a su rostro ocultando el dolor por unos minutos. Volvió a mirarla, esta situación lo consternaba, se acerco a sus labios y la beso, un tímido beso de despedida.
- llegare a ti... - le prometió susurrando y llorando al mismo tiempo – por favor... espérame
Y así paso el tiempo, a él cada vez se le veía menos en las calles, o en el mercado, se había hundido en la tristeza y la soledad, ya no sonreía ampliamente y cada vez que le preguntaban algo solo respondía sonriendo levemente o con un "si" apagado.
Las visitas de Megumi al dojo comenzaban a ser constantes, hasta que tuvo que quedarse allí, Kenshin había contraído la enfermedad. Su cuerpo no se movía como antes, era torpe y lento, jadeaba cada vez que caminaba y un sudor siempre acompañaba su frente. A los 2 meses de contraer la enfermedad él murió, lo enterraron al lado de la muchacha de ojos azules. Había llegado a ella como se lo había prometido.
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*Jo-chan: pequeña dama
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¿Cómo?
Hayran KurguVio como esa pequeña mano caía sin vida al suelo y dando un pequeño rebote, se quedo inmóvil viéndola por un rato mientras las lagrimas salían una tras otra.