3-Actos Inteligentes

57 4 0
                                    

Y otra semana más pasaba. Megan aún no supo aceptar que su mejor amiga no era normal. Y yo. Yo estoy perdida, no se que hacer no se como controlarme. Ya no hago las cosas que hacía antes. Ya no salgo de fiesta, porque me he dado cuenta de que si mi frecuencia cardiaca sube mis ojos cambian de color drásticamente por un color amarillo fuerte. Ya no me gusta ir al instituto porque los ruidos me molestan tanto que acabo entrando en un estado de histeria, ahora estudio por internet. Ya no puedo si quiera ponerme una simple camisa con mangas largas o una chaqueta gruesa porque muero de calor. Las cosas pegaron un giro completo que me tiene loca.

Megan ya no me habla como antes. Ahora a las noches echa el pestillo a la puerta de su habitación e intenta estar lo más lejos posible de mi por la noche. Y eso es lo que más me duele, duele saber que tu mejor amiga a la que conoces toda tu vida tenga miedo de ti, porque obligada te has convertido en un monstruo.

Me encuentro en la ducha. Dejando que el agua fría regule mi temperatura, me paso el gel olor a vainilla y el champú. Me enjuago y salgo de la ducha enrollándome con mi toalla blanca. Bufo al escuchar como el pestillo de Megan es puesto. Me visto con unos short de deportes gris y una camisa de tirantes negra. Me pongo mis zapatillas de deporte y cojo mi móvil y las llaves de casa. Esto tiene que acabarse ya.

Salgo corriendo en dirección al bosque donde todo ocurrió. Ando dando vueltas y vueltas haber si veo a alguien o más bien a algo. Algo como un monstruo de dos metros mas o menos de pelaje marrón grisáceo, dientes y garras enormes,mal carácter y por encima de todo con mal aliento.

Sigo andando como si no hubiera un mañana, intetando ponerle fin a esto. Tengo que conseguir mi vida de antes cueste lo que cueste, supongo que algo podré a hacer ¿no?

-¿Hola?-grito fuerte asustando a unos pájaros que estaban cerca de donde me encontraba. Volaron piando estruendosamente y batiedo sus alas. Sigo andando al no recibir respuesta. La oscuridad no era problema para mi, andaba por el frondoso bosque con total tranquildad como si estuviera en plena luz del sol.

-¿sabes? cualquiera diría que eres una loca.-una voz de un chico se escucho muy cerca de mi. Como si estuviera subido a un árbol.

-¿como?- respondí con otra pregunta.

-después de todo ¿sigues entrando en el bosque? y ¿a estas horas? sin duda alguna a ti no te falta un tornillo, te falta la caja entera-dijo riéndose.

-quiero respuestas-dije firme.

De un salto aterrizó a mi lado y me escaneó con la mirada con una sonrisa. Me puso su brazo izquierdo sobre mis hombros y me acercó más a el.

-te las puedo dar sin algún próblema.-susurra en mi oído-a cambio de.....-su voz se fue alejando.

-¿a cambio de...?-pregunto confusa.

-de que me ayudes en una cosa muy importante-dice serio.

-depende.-contesto cruzándome de brazos.

-un día cualquiera te llevare a hablar con mi alfa. En cuanto eso pase, tu vida como humana acabará, ya no vivirás aquí, ya no verás a tus familiares o amigos y lo más importante. La Alice que eres ahora morirá.

Me asusté con sus palabras, abrí los ojos algo mas de lo normal y deje de respirar durante unos segundos.

-entonces ya no hace falta que me ayudes con nada. Si es eso lo que pasará a cambio no quiero tener respuestas de nada.-dije dándome media vuelta dispuesta a irme.

-lo tendrás que hacer con respuestas o sin ellas.-me responde siguiéndome.

-¿como?-pregunto asustada.

-órdenes claras del alfa. Si no aceptas entonces iremos a por ti y te mataremos. Si aceptas, cosa que veo más posible entonces vendrás a vivir en nuestro territorio.-lo dijo tan natural como si pasase muchas veces.-tienes de plazo para pensártelo hasta mañana, el alfa estos días esta sin paciencia alguna.-se da la vuelta para marcharse pero frena-ah y no intentes hacer alguna estupidez como escaparte. No quisieras ni imaginar lo que te pasaría.-se despidió de mi y justo cuando iba a irse corriendo.

-¡espera!-chille. Me miró y se cruzó de brazos.-ya no se salir de aquí.-bufé.

Se rió y negó con la cabeza.

-anda vamos.-me cogió en brazos y empezó a andar.

-Por cierto. ¿como sabré donde encontrarte para darte mi respuesta?-vi que su sonrisa se agrandaba.

-Alice. No te e perdido de vista ni un solo segundo desde que te mordieron.-dijo con cierta diversión en su voz.

-¡¿COMO?!-pregunto asombrada.

-por cierto creo que va siendo hora de presentarme, me llamo Lucas. Lucas Heings.- se presentó con total tranquildad.

-Lucas esto no tiene ninguna gracia.-conteste.
-¿el qué no tiene gracia?-preguntó risueño.
-que me mordieran, que tenga que dejar mi vida, que un desconocido me estuviera vigilando todo el maldito tiempo, que mi mejor amiga me tenga miedo. Esto me va a pasar factura.-dije bufando.
-a todos algún día nos pasa factura algo.-me responde neutro.
No dije nada. Porque básicamente no tenía nada que contestar a eso; lo que dijo es cierto.
Llegamos a mi casa y las luces estaban prendidas.
-Gracias Lucas, por ayudarme a salir de allí.-dije mientras me bajaba. Algo me hacía poder hablar libremente con él.
-de nada Alice. Pero ten presente que en unas horas me veras y me daras una respuesta. ¿entendido?-dijo señalandome con el dedo indice y subiendo la ceja, pero la sonrisa en su cara hacía ver que estaba intentando apaciguar un poco el ambiente.
-bien, bien Lucas.-dije rendida.-no te preocupes por eso.-me fui caminando poco a poco hacía la puerta.-lo unico que me impide dejar esto es mi madre. No quiero abandonarla.-dije triste.
-no tienes por que hacerlo.-me contesto.-nuestro alfa suele ser comprensivo respecto a la familia, ya que el no ha podido crear una aún.-dijo con una mueca-pero también es algo negativo, ya que por ese mismo tema cada día esta mas agresivo y de peor humor.-dijo suspirando fuertemente.-bueno Alice. Nos vemos mañana.-y se despidio levandose dos dedos a la frente y haciendo un gesto militar pero a la vez relajado.
-nos vemos.-conteste en un susurro entrando en casa.
Megan estaba haciendose un bocadillo en la cocina.
-hola.-dije pasando de ella.
-espera Alice.-me llamo desde la cocina.
Retrocedí unos pasos y la miré cansada.
-¿qué ocurre?-
-quería pedirte disculpas por la reacción que tuve.-dijo removiendo el te que estaba al lado del bocadillo.
-vale. No importa. De todas formas me voy.-me encogí de hombros.
-¿a dónde te vas?-pregunta frunciendo las cejas.
-a un lugar en donde yo este mejor y tu y mi madre a salvo de mi.-dije siendo fuerte y sintiendo una presión en el pecho.
-no lo hagas.-pidió.
-Megan. No me puedes estar ignorando mi existencia durante semanas y ahora pedirme que este a tu lado.-la reprendí con la mirada.
-¡no sabía que hacer Alice!-contesto cansada.
-cualquier cosa menos eso estaria bien.-dije yo de la misma manera que ella.
-perdoname.-susurró dolida.
-no hay nada que perdonar Megan.-le contesté mientras negaba con la cabeza.-cada uno actua de una manera distinta y no te juzgaré por lo que hicistes.-y simplemente me fuí a mi habitación a empaquetar mis cosas.
Mañana sería un día movido. Ya lo veía venir.




Enseñame A VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora