7-La Promesa

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El tiempo que pasamos viendo la casa fue largo. La casa era gigantesca. No me conseguí memorizar gran cosa.
Me sentía extraña. Pero no era un sentimiento malo. Es más, me sentía como en casa y eso se me hacía extraño.
Dimos una vuelta por la aldea. Me pareció acogedora , aunque no es que fuera pequeña, sino la gente que habita aquí me trataron con cariño y confianza. Algo muy raro, ya que suelo ser ignorada por la mayoria de habitantes de este planeta. Aunque no es algo que me moleste. Pero sienta bien que te traten con respeto, humildad y me atrevería a decir que con cierto grado de cariño.
-este lugar es encantador.-dije alegre acariciando unos tulipanes amarillos que se encontraban en la parte de afuera de una tienda de jardinería.
Observé la tienda. Es pequeña, con el tejado triángular y verde. La base es de un color marron casi beige. Afuera hay unas cuantas macetas con todo tipo de flores muy bien cuidadas.
-me alegro que te guste.-me responde Damon con una sonrisa.
Le sonrió también con algo de alegría en mis gestos.
¡Estoy tan feliz! Creía que hoy podía ser el último día de mi vida y, ahora me doy cuenta de que me equivoqué completamente, porque hoy, empiezo una nueva historia.
Mis expresiones y gestos desenmascaran totalmente mis sentimientos.
Y es que no puedo ocultarlo. Me siento realmente feliz. Y puedo observar que Damon también lo esta. Y eso hace alegrarme aun más. Y ya se que es por el vínculo.
-Damon ahora quiero hablarte de una cosa.-le dije tirando de su mano y sentándonos en el banco de un pequeño y viejo parque de la aldea, donde habia algunos niños y hasta bebes jugando.
-dime.-dijo observándome con cautela.
-verás. Es que quería preguntarte si mi madre puede vivir con nosotros.-vi que por un largo momento el brillo en sus ojos desapareció un poco. Y que su sonrisa ya no estaba tan radiante como antes.
-¿con nosotros? Y no puede ser nose.... ¿vecina nuestra?-pregunta rascándose la nuca.
-Damon. Mi madre esta enferma. Y no se lo que es. Y si no la quieres en tu casa pues a mi tampoco me tendras.-dije firme. Prometí una cosa a mi madre y es que viviría con ella y le ayudaría en lo que sea. Se lo prometí. Ella siempre estuvo conmigo aunque tuviese que hacer de madre y de padre. Me dedicó años de su vida. Y estaría dispuesta a hacer todo por mi. Así como yo también estoy dispuesta a dar mi vida por ella.
-Alice. No digas eso.-se llevo el dedo pulgar e índice hasta el tabique de su hermosa nariz y lo apretó.-mira pueden cuidar de ella y tu estar pendiente de....-
-vale Damon. Entonces estaré encantada de ser tu vecina.-dije cortándolo y levantándome del banco. Me agarró del brazo y se puso enfrente de mi.
-no. No seras mi puta vecina.-¿se ha cabreado tan rápido? La vena que se le marca en el cuello me responde a la pregunta.
-pero ¿por qué te enfadas?-pregunto cruzandome de brazos.
-¿porque quieres vivir con ella? ¿acaso no puede vivir muy cerca de nosotros y todos contentos? Le cuidarán médicos. Les pagaré para que únicamente la cuiden. Y puedes estar todos los días con ella si quieres.-dijo a la defensiva.
-mira Damon no quiero discutir nada más conocernos. Le prometí que viviría conmigo. Y no voy a faltar a una promesa que le hice a mi propia madre.-cuando se me mete algo en la cabeza nadie consigue sacármela.
-¿y no puede ser después de que sepas controlarte? O acaso no has pensado en los riesgos que corre la gente al tu alrededor.-me dijo un poco más tranquilo.
-¿que riesgos?-fruncí el ceño y me senté para escucharlo.
-la Luna de sangre cae el mes que viene. Ese día te transformaras. Tu cuerpo te pedirá destrucción. Destruiras y matarás todo lo que este a tu alcance. Sin que puedas controlarte. Después de ese día cada noche te descontrolarás. No podrás controlarte durante unos cuantos minutos. Esos minutos de descontrol son pocos pero suficientes como para acabar la vida de mucha gente. Por eso no dejamos a los omegas vivir. Ellos se descontrolan. Sienten tanto dolor adentro que su alma ya esta perdida y eso hace que su lobo enfurecido salga.
Cuando insisto que no es bueno que se quede tu madre a vivir con nosotros es por tu bien y el suyo. Jamás te separaria de tu madre. Pero debes aprender a controlarte.-y con eso me convenció. Pero qué le diré a mi madre. "Mama, hola ¿como te va? Soy una mujer lobo y mi mate que es el alfa de la manada dice que si vienes a vivir conmigo seguramente yo misma te quite la vida con mis propias manos. Te quiero."
Mi corazón pide a gritos que le cuente la verdad. Pero la parte racional de mi mente hace que me eche para atrás.
Suspiro y asiento.
-tienes razón. Pero nisiquiera se cómo decirle a mi madre que no soy normal.-dije sintiendo una opresión en mi pecho.
-lo haremos cuando sea necesario.-respondió abrazándome por los hombros. Me dió un casto beso en la cabeza y me atrajo a el rodeándome con sus brazos.-no te preocupes por eso.-pero...¿cómo no preocuparme?
Dejé que sus brazos me brindaran el calor y la protección necesaria en ese momento para hacerme sentir bien.
-Damon.-lo llame suavemente.
-¿que pasa?-me preguntó de igual forma.
-creo, que ya es hora de irme.-dije encontrándome con su mirada. La cual se apago un poco.
-¿irte? ¿tan pronto?-preguntó frunciendo las cejas.
-si, tengo que estudiar y hacer la cena y hablar mejor con Megan.-desice el agarre de sus brazos a mi cuerpo.
-¿nos vemos mañana?.-pregunté.
-no quiero que te vayas.-confesó.
"Yo tampoco quiero irme"
-lo siento.-dije frunciendo los labios.
-no. Porque no te iras.-dijo cruzándose de brazos.
-¿como?-pregunte algo divertida.
-quiero que duermas hoy conmigo-me atrajo a si y se acercó lo máximo posible a mi cuerpo.
-¿sabes lo que me e aguantado todo este tiempo para no besarte?-dijo acercando sus preciosos labios a los mios.
Me temblaron levemente las rodillas y sentía que mi corazón saldría disparado de mi pecho.
-¿por qué?-se me ocurrió preguntar. Las mejillas me ardían por la infinidad de emociones.
-porque no quiero que creas que las cosas van demasiado rápidas.-sus labios ya rozaban los mios, y por ese sencillo pero caliente toque ya sentía que empezaba a subir al cielo. Mi respiración empezó a fallar así como también la de el.
-pero yo quiero que me beses.-supliqué al ver que no se movia.
-yo también quiero besarte.-me confiesa.
-¿y porque no lo haces ya?-pregunté algo frustada.
-shhh.-dejó unos segundos en silencio.-déjame disfrutar del momento. Porque. Tu olor. Me enamora.-confesó cogiendo una gran cantidad de aire.
Y de repente. Apretó debilmente sus labios contra los mios. El encaje de nuestras bocas era simplemente perfecto. Nuestros labios se movían con armonía y lentitud. Cuando su labio estaba entre los mios hacía una ligera presión para sentirlo más. Efectivemte me sentía en el cielo mismo.
Pasó su lengua por mi labio inferior. Dejó una línea de fuego a la que enseguida seguí. Unió su lengua con la mía de forma en la que sentía su exquisito sabor. Nuestras lenguas se juntaron y bailaron de una forma única y placenteramemte para nosotros.
Sentí sus manos apretándome fuertemente a su cuerpo. Y mis manos inconscientemente pararon detras de su nuca.
Nos separamos con la respiración acelerada. Casi tan acelerada como nuestros corazones.
-vente conmigo.-le pedí mientras seguía entre sus brazos.

Enseñame A VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora