4- Desconcierto

50 5 0
                                    

Y me volvía a despertar como cada mañana, pero no me sentía angustiada, sentía que mi corazón latía más fuerte hoy. Me sentía liberada de algo, como si hoy mis problemas se solucionaran.
Me puse unos pantalones negros rotos por las rodillas y una camisa de tirantes blanca. Cogí mis gafas de sol y mi móvil y levante las maletas con mis pertenencias y algunas cajas. Ayer me pase la mayor parte de la noche recogiendo mis cosas. No me pensé dos veces en tomar una clara decisión. Lo que más me importa es mi madre y Megan y mientras ellas esten bien yo igual.
Llamé a mi madre para darle la noticia. Claro esta que no le pienso decir toda la verdad.
-hola.-contesto una adormilada voz.
-hola mama.-contesto con cierta ternura.
-hola cariño ¿cómo estas?-me pregunto mientras se escuchaba como se levantaba de la cama.
-muy bien. Oye mama ¿puedo pasarme ahora por tu casa? Necesito contarte una cosa.-le dije mientras me llevaba los dedos a la boca para empezar a morderme la uña nerviosamente. Aunque no solía hacer eso. Mis uñas estaban en perfecto estado.
-¡claro! Y de paso quédate a comer y cocinamos una lasaña como en los viejos tiempos.-dijo con añoranza.
-me encantaría, voy para allá.-le conteste mientras cogía las llaves de mi mini blanco y salía de casa.
-perfecto te espero aquí cariño.- le hice un sonido exagerado de un beso y colgamos la llamada.

Mi madre es genial. Siempre que solíamos hacer algo juntas el tiempo se me pasaba volando. Me encantaba pasar las tardes junto a mi madre, era algo que ya no puedo hacer mucho ahora ya que solía estar ocupada por los estudios y el trabajo.

En 25 minutos llegué a casa de mi madre. Me sudaban las manos y mi corazón latía un poco más de prisa.

Toqué la puerta suavemente tragando saliva. Me abrió mi madre con una sonrisa, pero podía observar en sus ojos que algo iba mal. Sentí que su corazón latía con algo de dificultad y las grandes ojeras bajo sus ojos me indicaban que algo no iba precisamente bien.

-mama...¿todo bien?-pregunte confusa.

-si...-me sonrió forzadamente y me acarició el pelo.-hace mucho que no pasas por aqui-me dijo haciendome espacio para pasar.

-lo se. Es que e estado algo ocupada estos días.-me rasqué la cabeza y le sonreí algo nervioa.-mama. Te noto algo mal. ¿estas enferma?-dije yendo al grano.

-si. Solo he cogido un catarro pasajero.-dijo moviendo las manos restándole importancia al asunto.

-si necesitabas ayuda en algo sabes que yo estoy aqui para todo. Mama soy tu hija.-dije freunciendo el ceño algo molesta.

No es solamente un catarro. Lo puedo notar, puedo sentir que le esta pasando en su cuerpo. Pero no tengo idea de lo que es.

-hija no te preucupes.-me apretó un poco los hombros cariñosamente.-anda, vamos a la cocina, que quiero lasaña hoy para comer no para cenar.-digo empujandome suavemente hacia la cocina.

-bien bien.-dije rendida.

Cocinamos entre risas y anécdotas que nos pasaron juntas, me contaba historias que yo no recordaba de pequeña y me decía una vez más lo maravilloso que era mi difunto padre.

Nos sentamos en la mesa y repartimos un tozo para cada una de la riquisima lasaña.

-mama, vine para decirte algo importante.-dije limpiandome algo de salsa de la comisura de mis labios.

-cuentame hija.-dijo atenta.

-me mudaré.-dije yendo al grano.

-¿cómo que te mudarás? ¿a dónde?-preguntó interesada y asombrada.

-pues....-me quedé en blanco. Ni yo sabía dónde me mudaría realmente.

-¿pues...?-me dijo entrecerrando los ojos.

-Aún realmente no se. Pero quiero que te vengas conmigo.-estaba decidida.

Se rió fuetemente y nego con la cabeza divertida.

-hija. Si nisiquiera sabes donde vivirás.-me contesta.

-pues prepara las cosas porque cuando este yo ya instalada te vendrás en poco tiempo.-dije mosqueada.-se que te ocurre algo y no te dejaré aquí, además, aunque no te ocurriese nada esa sería mi idea desde el principio.-me crucé de brazos e inflé los cachetes de aire bastante mosqueada.

-bien hija. Tu idea me parece bien.-dijo finalmente dándole un largo trago de agua a su vaso.

-perfecto mama. Entoncess te llamaré muy pronto. Y mañana volveré para ver si necesitas ayuda.

-vale hija.-dijo notoriamente agradecida.-siempre te estaré esperando.

Le di varios veces repartidos por toda su cara y recogí el bolso de la silla.

-ahora tengo algo muy importante por hacer.- Y realmente lo tenía. Hablar con Lucas en este momento se transformó en mi prioridad.
Salí de la casa de mi madre con la tripa llena. Agradecí que no se me hubieran cambiado los ojos de color en ese momento. Me supe controlar bien.
Arranqué el coche girando la llave y di marcha atras para salir del lugar donde lo aparque. Justo delante de mi. De la nada, apareció Lucas con una sonrisa.
-me has asustado.-dije frunciendo el ceño dentro del coche.
Con toda naturalidad este entra y se sienta a mi lado con una sonrisa.
-lo he notado.-me responde poniendose el cinturon.
-por lo que he visto, escuchado y sospechado me da que aceptas ¿no?.-pregunta sacando su movil.
-por lo que has visto, escuchado y sospechado tienes razón.-asentí mientras hablaba y empezaba a acelerar la velocidad por la carretera.
-ya sabía yo que aceptarías.-dice seguro sin quitar la sonrisa de egocéntrico en su cara.
-hey... Menos orgullo y más información.-dije frunciendo el ceño.-¿qué dijo el chaval ese que según tu esta por encima de todos nosotros?-dije mientras rodaba los ojos divertida.
-que hablará contigo por ser una omega y a pesar de eso exigirle algo. Le parece gracioso.-dice encogiéndose de hombros.
-¿se ha reido de mi?-pregunté mientras apretaba el volante fuertemente haciéndolo crujir.-¿pero qué se creerá el minotauro ese?-estaba enfadada. Muy enfadada.
-eehh relájate.-dijo tranquilo.-ya entenderás más tarde en que posición social estas dentro de toda esta manada. Porque ahora mismo querida Alice, solo estas viva gracias a mi. Y posiblemente, no te salve ni eso.-dijo bastante enfadado defendiendo al minotauro.
Lo miré muy mal y bufé.-si me hubieras dicho eso desde el principio me hubiera escapado.-respondí entre dientes.
-entonces seguramemte te hubiesen matado.-se encogió de hombros.-aquí tienes la posibilidad de que no te ocurra nada.-me dice mirando hacía la ventana.
-yo no quería nada de esto.-dije frunciendo el ceño.
-pero pequeña Alice, el destino lo decidió así. La diosa Luna quiso que esto pasara por una razón. No la cuestiones.-dijo seriamente.
-no la cuestiono.-dije levantando los brazos a modo de rendición e indignación.
-Bién. Mañana conocerás al alpha.-dijo serio.
-mañana moriré.-dije bufando.
-posiblemente.-solto una risa divertida y lo miré mal.


Enseñame A VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora