Una mueca asqueada se dibujó en el rostro de Eve mientras observaba a Joshua Gray comerse a una chica de segundo año en plena entrada de la preparatoria. Sí, puede que Joshua estuviese loco por Kat, pero eso no significaba que no tenía diversión con unas cuantas otras. La verdad no era raro ver a parejitas metiéndose lengua hasta la garganta y manoseándose como si el mundo dependiese de ello en Metzler, de hecho, sería extraño si no había al menos dos al día, aunque no por eso le disgustaba menos a Eve ver a las personas devorándose por todos lados.
Silbidos y piropos por parte de los alumnos de años menores se escucharon a sus alrededores mientras avanzaba por los corredores. Una de las ventajas de estar en último año es que, sin necesidad de ser exactamente hermosa, los chicos de los años menores siempre te van a ver como diosa.
Iba camino al aula de clases cuando localizó a todos los de su clase riendo y jugando en el patio central con la mayoría de los demás alumnos de la preparatoria observándolos con absoluto entretenimiento. Por un momento vaciló entre seguir recto y parar a pasar el rato con sus compañeros, pero no quería ser tan aguafiestas y, además, era divertido ver las locuras que su clase se inventaba.
Eve se hizo paso a través de los alumnos de otros años hasta llegar con los suyos, que estaban en el centro de la diversión. Tómbola, así llamaban los chicos de su clase al juego que estaban llevando a cabo en ese momento, aunque Eve no estaba segura si ese realmente era el nombre, ni de si podía llamarse exactamente juego.
Se jugaba en dos equipos de cinco. Un equipo se posicionaba en fila, sosteniéndose el primer jugador (que en este casi era Will) de un pilar y los demás que le seguían simplemente se sostenían de las caderas de los otros, todos posicionados uno tras otro, de forma inclinada, dejando la espalda hacia arriba. Lo que los integrantes del otro equipo debían hacer era saltar encima de las espaldas del bando contrario y arreglárselas para llegar hasta el pilar sin caerse de éstos, quienes se removían con fuerza para tratar de quitárselos de encima.
No, no tenía mucho sentido.
Sí, los golpes que se daban eran tremendos.
Pero, sobre todo, era gracioso ver cómo la mayoría brincaba casi como si fuesen a volar, solo para caer de las espaldas de los otros. Era algo tonto, pero todos los presentes eran jóvenes llenos de energía, ¿por qué debían de dejar de hacerlo?
-¡Eh, qué bien que te he encontrado! -gritó Nolan Usher cuando la vio entre el público mientras se acercaba a ella-. ¿Cómo has amanecido, hermosa? Luces genial hoy, bueno, siempre luces genial, ¿te lo han dicho antes? Y tu cabello...
-¿Qué quieres pedirme, Nolan? -escupió. Era obvio que quería algo, de otra forma jamás hubiese soltado tantos cumplidos hacia ella.
Esa sonrisita típica que hace una persona cuando está atrapada apareció en su rostro lleno de puntos negros.
-Verás, he hecho una apuesta... Me darán cien billetes si logro convencerte de jugar tómbola; si no lo hago entonces seré yo quien los pague.
La muchacha bufó e hizo una mueca de desaprobación bastante notoria, dándole a entender que por supuesto que ni siquiera consideraría hacerlo.
-Lástima que tengas que perder cien billetes.
Nolan se cruzó de brazos y miró al otro lado de la estancia con una mueca derrotada.
-Visser me matará cuando le diga que realmente no tengo los cien billetes...
Ante la mención de Max, Eve alzó la mirada, atenta.
-¿Ha sido Visser quien apostó a que no lo haría?
Nolan asintió.
-Dijo que una princesita estirada como tú nunca se atrevería a hacer algo tan brusco ni arriesgado. Que eso solo es trabajo de chicos con agallas.
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Clase 18
Teen Fiction❝La juventud tiene el temperamento vivo y el juicio débil.❞ -Homero. Bienvenido a la preparatoria Metzler, donde los rumores corren más rápido que la luz, los alumnos tienen sexo en los baños, se fuma hierba en la azotea, las peleas son el pan...