Capítulo 24 (parte I)

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(Nota de la autora al final del capítulo)

Las gotas de sudor hacían un rápido viaje desde la frente de Will hasta su mandíbula mientras éste mismo pateaba el balón en dirección a su compañero de práctica sin mucha fuerza, demasiado distraído con sus pensamientos como prestar atención a cualquier otra cosa. Desde aquel día que Kat había llegado junto a él con una cara afligida y miedo de perder al chico que por primera vez en su vida le gustaba románticamente, no había dejado de sentirse culpable y como la mierda.

Aún no entendía en qué punto se había jodido todo, ni en qué momento había comenzado a sentir otra cosa que no fuera exclusivamente amistad hacia Alexander, pero de lo que estaba seguro es que todo aquello estaba mal.

Durante los últimos días había estado intentado sacar al pelirrojo de la cabeza y había encontrado la manera de evitarlo de todas las maneras posibles. No había hablado con él desde el incidente de los vestidores luego del partido del sábado, y a decir verdad tampoco estaba seguro de si quería hacerlo, al menos no por estos momentos.

-¡Benson! -los pensamientos del muchacho fueron detenidos por la voz del entrenador Flynn, quien ya se encontraba caminando hacia él con una expresión poco amigable-
. ¿Qué demonios te pasa muchacho? ¿Dónde está tu cabeza? Tienes toda la práctica cometiendo errores y pateando el balón sin ganas.

El muchacho se rascó la nuca y limpió el sudor de su frente antes de responder al mayor.

-Lo siento, entrenador, es solo que no he tenido una buena semana y...

-Benson, tus problemas personales los quiero fuera del campo de fútbol, ¿de acuerdo? -
interrumpió el hombre con el ceño fruncido-. Eres el jugador estrella de este equipo, no te eches a perder al inicio del campeonato. -El rubio asintió, a lo que Flynn continuó-: Ya puedes retirarte, la práctica está por terminar y dudo que vayas a mejorar de aquí a veinte minutos. Mañana te quiero aquí con diferente energía, ¿está claro?

Un vez más, Will asintió y procedió a retirarse del campo, dirigiéndose hacia los vestidores, donde primero se dedicó a recostarse un rato en los amplios bancos del lugar, tratando de relajar sus tensos y adoloridos músculos. Pronto los demás chicos comenzaron a entrar en el área, indicándole que la práctica había terminado finalmente, escuchó cómo la mayoría se dirigió hacia las duchas, y él tenía que tomarse una también pero estaba demasiado cansado en aquel momento para pararse y hacerlo, por lo cual cerró los ojos y se dijo que bañaría y alistaría luego de tomar una ducha.

Pasaron alrededor de veinte minutos y el rubio despertó cuando uno de los chicos de tercer año le tocó la rodilla y se despidió de él sin siquiera percatarse de que estaba durmiendo. Will finalmente se dispuso a adentrarse en las duchas y darse un baño, sorprendido de que la banda de salvajes del equipo hubiesen dejado algo de agua caliente.

Para cuando dejó las duchas con la toalla amarrada a la cintura y se dirigió hacia el área de los casilleros vio una cabellera del color de fuego que lo hizo detenerse en su lugar por un momento. El joven creía que ya todos los demás jugadores se habían marchado, pero al parecer no era así.

Alexander estaba allí, cerca de su casillero, pasando una camiseta limpia por su cabeza, alistándose para retirarse. Will apretó los labios en una línea fina y se obligó a sí mismo a no mirar el plano y ligeramente marcado abdomen del muchacho, pero falló en el intento.

Fingiendo que ni siquiera se había dado cuenta de la presencia del otro, Will caminó hacia su casillero, tomando sus cosas y comenzando a vestirse lo más rápido posible sin subir la mirada, pues de otra forma sabría que se encontraría con él.

-¿Será todo el tiempo así, entonces? ¿Fingir que no existo? -La voz de Alexander detuvo a Will en su lugar, el muchacho sintiendo cómo todas sus alarmas se disparaban-. Sé que eres más maduro que eso, Will.

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