Capítulo 11

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Unos brazos se posaron en mis hombros y me rodearon, reconocí ese pecho; había estado allí antes. Matt me miraba y aun así no decía nada y se lo agradecía, no me sentía con ganas de hablar.

Intentaba reprimir las lágrimas que salían sin previo aviso por mi rostro, pero me era imposible. Una vez Mario Benedetti dijo "Tengo la teoría de que cuando uno llora, nunca llora por lo que llora, sino por todas las cosas por las que no lloró en su debido momento." Creo que era eso, estaba llorando todo; el rechazo de mi madre, el odio de mi padre, la indiferencia de mi hermano, el maltrato de Aless, mi soledad. Todo.

Matt tomo una bocanada de aire, pero siguió en silencio, como si el también estuviera reflexionando sobre sus problemas; porque quizá todos necesitamos hacerlo. Estuvimos en un silencio mutuo por casi 10 minutos, hasta que Matt se paró y ofreció su mano para que la tomara.

-Vamos At, caminar siempre ayuda a despejar la mente, conozco un lugar que siempre me ayuda a tranquilizarme.

Tome su mano sin dudar y deje que me guiara unas 5 calles más abajo, cerca del río Tesino en el límite de Milán; era un lugar verde, con pocos arboles pero una abundancia enorme de flores de todo tipo, era bellísimo. Matt se sentó sobre una roca alargada y yo me senté junto a él.

-Sabes, casi nadie sabe de mi vida y aun así todos parecen entender todo- no entendía que se refería, después de todo el tenia a sus mejores amigos- tanto Tim, Nick y Chris saben lo que yo les cuento sobre mi vida, o sea nada. A veces me dan ganas de gritarle al mundo mis problemas, las cosas que tuve que vivir pero sé que si lo hago lo más probable es que termine solo.

No sabía que decir, me tomo desprevenida, quien diría que el enigmático Matt iba a decirme algo como eso en este momento. Lo mire sabiendo exactamente a qué se refería, yo tenía secretos de los cuales me avergonzaba, de los que prefería olvidar y callar.

-Te entiendo, aunque no lo creas del todo, entiendo cómo te sentís y yo estoy igual; quisiera decirle a Chris todo lo que he tenido que pasar estos años y aun así no me animo- solté un suspiro- pero creo que si una persona realmente está interesada en ti, no le va a importar tu pasado; porque eso es: pasado.

Matt me miro sin decir nada, tomo mi mano y deposito un beso en ella. Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo y me sentí bien, segura. Matt era problemático, escondía algo que no le permitía seguir con su vida con naturalidad, y yo, bueno había cosas que me encantaría decir y aun así prefiero no hacerlo.

Permanecimos en silencio por unos largos minutos, era uno de esos silencios cómodos, esos que hablan por sí mismo. Quería saber que era lo que Matt había pasado, quería ayudarlo a superarlo pero aun así no me sentía con la suficiente confianza como para preguntarle.
Por otro lado, yo quería contarle mis problemas aunque fuera lo más estúpido del mundo, después de todo ni siquiera sabía a ciencia cierta si él era realmente mi amigo o estaba conmigo porque era la hermana pequeña de su mejor amigo.

-Ya es tarde, deberíamos volver- Matt volvió a romper el silencio y lo miré sin decir nada, me paré y comencé a caminar.

Matt automáticamente se puso al lado mío y me tomo por el brazo, frene y me lo quede mirando. Sin decir nada, él se acercó y me rodeo en sus brazos; era la primera vez que Matt me abrazaba de esa manera, tan delicada y ruda a la vez. Se sentía bien, demasiado bien, y eso me asustaba. Le devolví el abrazo y seguimos caminando en silencio hasta el apartamento.

-Creo que estoy en una pesadilla, no puedo creer que Ana le haya lavado la cabeza- estaba mirando hacia la misma nada, no quería entrar y tener que dormir al lado de una desquiciada.

-Vamos At, estoy seguro que en tu retorcida mente hay algo que planeas hacerle para que sacártela de encima.- increíblemente, eso era cierto. Bueno, al menos Matt me conocía un poco.

-Ni lo dudes, de todas maneras estaba pensando en Mike- al pronunciar su nombre Matt frunció el ceño- creo que tenemos que decirle a Antonio lo que paso el otro día, que lo suspendan o algo. El tipo es de lo más agresivo.

La cara de Matt se ilumino por completo, y supe que se le había ocurrido una idea, aunque no estaba segura si eso era malo o bueno.

-Pequeña Athenea, no tienes idea cuanto estuve esperando para deshacerme del inútil de Michael.

-Primero es Athena no Athenea- el solo se rió- segundo, me di cuenta que se odian mutuamente y aunque muero de ganas de saber la razón; creo que tendríamos que hablar como personas normales y adultas- me encogí de hombros, Matt solo se limitó a mirarme para luego contestar.

-Tienes razón, y algún día sabrás la mágica razón por lo cual lo detesto- me dio una palmada en el hombro y se rió- bueno pequeña At, me iré a dormir plácidamente a mi habitación en la cual estoy solo y feliz.

-Gracias por recordarme que tengo a la hija de Hades durmiendo en mi cama- bufé molesta, voltee y procedí a abrir la puerta- hasta mañana Matt.

No espere que contestara, cerré la puerta detrás de mí y me fui a mi habitación. En mi cama estaba durmiendo plácidamente Ana, mientras en el suelo había un par de frazadas tiradas y una insulsa almohada. Al parecer ya no tenía cuarto, después de todo no pensaba dormir en el piso.

Me acomode en el sillón de la sala, y apague todas las luces, el sueño me venció y quede completamente dormida.

>>Hacia frío, muchísimo frío, sentía que mis huesos iban a congelarse para luego quebrarse. Me aferre a mí misma, y frote mis brazos para brindarme calor. No había nadie y el lugar estaba desierto con una fina capa de nieve que cubría las calles y la copa de los árboles.

Escuche un grito, y una frenada de un auto. Corrí hacia el lugar, pero no había nadie. Lo único que se podía ver era un gran charco de sangre que se esparcía por toda la calle hasta el cordón de la vereda. No había ningún auto ni ninguna persona, solo sangre y la nieve que se teñía de rojo.

De repente todo se volvió negro, no sentía mis dedos ni tampoco mis piernas. Poco a poco la imagen se hizo más visible y frente a mi estaba mi madre, Mary, mirándome con sumo desprecio como lo había hecho toda su vida. A su lado estaba mi padre, mirándome como si fuera el ser más repugnante del mundo. Aunque no entendía el porqué de sus miradas.

-Es tu culpa At- dijo mi madre- eres una asesina. Tú debiste haber muerto, no ella. <<


Nota de la Autora:

Gracias por leer y dejar sus comentarios! Estoy en un bloqueo de inspiración así que me esta costando mucho escribir, pero voy a actualizar pronto.

No olviden dejar sus comentarios y votos (: Gracias!

At & Matt~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora