Capítulo trece.

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Chanyeol había pensado en un montón de cosas que podría haber dicho, porque en verdad había tanto que decir, tanto que agradecer y cuando su mente se vio envuelta en todos estos pensamientos la melodía de su celular quebró el ambiente pacífico en que ambos estaban envueltos mientras la luz naranja-amarillenta les cubría la cara y tenía sus pestañas.

La primera reacción de Chanyeol fue pánico, como si hubiera visto algo paranormal, incluso se acordó cuando para entretenerse solía escuchar historias de éste tipo de sucesos y luego por las noches no podía dormir, pero esto era un miedo totalmente distinto, que no pasaba con el tiempo, que no se iba dos noches después de ver distintas cosas para alejar aquellos pensamientos, esto era un miedo tan real como palpable, un miedo que le hizo retorcer el estómago y por un momento entró en pánico, quedando estático, sin ninguna movilidad, mientras pestañaba infinitas veces a causa de los nervios.

-¿No contestarás? –Preguntó Baekhyun mientras lo observaba extrañado, ya que luego de que el teléfono sonara un par de veces Chanyeol seguía en la misma posición, con la vista fija.

-Oh... –Dijo luego de un rato y se arrastró hasta uno de los bolsillos de su bolso, mientras que con sus manos nerviosas buscaba el aparato hasta que una de ellas lo alcanzó y su vista va directamente hacía la pantalla- oh... -Volvió a exclamar pero ésta vez con una entonación distinta y su miedo se hizo realidad, la pantalla mostraba el número telefónico de su padre y rápidamente miró la hora que dictaba el celular- 8.30 de la mañana... –Vuelve a susurrar y aprieta los dientes fuertemente mientras cierra los ojos y luego se levanta para alejarse del lugar y finalmente contestar- Padre... –Dice con fulminante miedo.

-Señor Park –Le corrige éste- ¿Dónde estás? –Pregunta la voz áspera sin ningún signo de preocupación, pero eso realmente no sorprende a Chanyeol, sabe que es un hombre de pocas palabras y por supuesto de pocas emociones.

-Estoy enfermo... Lo siento, no puedo presentarme hoy en la oficina –Chanyeol escupe su mentira sin escrúpulos y de pronto tiene demasiado miedo para ser verdad, es como si volviera a ser ese niño que temió siempre de su padre cuando llegaba pasado de copas y desquitaba su ira con su madre mientras él corría hacia su pieza para ocultarse debajo de la cama a causa de éste mismo sentimiento.

-Mmm –Dice la otra voz del otro lado del teléfono- Ésta vez lo dejaré pasar, pero que no se repita Park, mañana te quiero a las ocho punto en mi oficina aunque estés muriendo –Dijo para ésta vez colgar sin esperar una respuesta de parte de Chanyeol, dejándolo con la respiración inestable y los nervios a flor de piel, dudando si salir corriendo del lugar para ir a su trabajo o salir corriendo simplemente para escapar de la situación.

Todo era tan raro y tan nuevo a la misma vez para él, era como si hubiera conocido el mundo otra vez, es como si hubiera vuelto a nacer, pero a la misma vez era como si sintiera una culpa entre tanta libertad que había decidido tomar, como si dentro de sí, sintiera que no merece nada de eso, incluso hasta puede sentir la mirada fulminante de su padre como una especie de dios que lo ve y lo sigue a todos lados, juzgándolo de cada cosa que hace, gritándole en silencio que no merece nada de lo que está viviendo, mucho menos el cariño que recibe de Baekhyun.

-¿Todo bien? –Pregunta Baekhyun una vez que el más alto regresa a su lado, pero éste no articula ninguna palabra, como si hubiera quedado mudo a último momento y sólo se lanza a sus labios para besarlo por unos segundos y separarse y asentir a las palabras del más bajo- ¿Seguro? ¿Todo está bien? –Chanyeol vuelve a asentir en silencio- ¿Quién era? –Vuelve a cuestionar Baekhyun mientras su vista está fija en las pupilas de Chanyeol.

Las calas también marchitan. (Baekyeol/ Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora