El amor en éste último tiempo se había convertido en una especie de salvación al caótico mundo en el que sin quererlo estamos envueltos. Pasó a ser como el sol en pleno invierno, que calienta los huesos de los viejos y lánguidos cuerpos y que hacía florecer las pequeñas flores de arbustos debiluchos esperando alguna razón para embellecer.
Se cree que el amor puede crear como también destruir todo, lo cual no es una superstición, muchas veces ayudaba a aquellos con corazones marchitos a rejuvenecer hasta que la sangre bombeara generando un ritmo palpitante ante la vida, sin embargo, muchas veces hacía que aquellos corazones expectantes por su llegada se transformaran en pequeñas y débiles almas rodando por el mundo, sin razón para que sus talones lo impulsarán a caminar.
Chanyeol no siempre fue así, como todo el mundo lo veía, como sus vecinos creían que era cuando cruzaba el umbral de su puerta a las 7.00 de la mañana para dirigirse a la estación de metro con la cara pálida y con el ceño fruncido. Tampoco era como la gente que rutinariamente se topada creía que era, un hombre con prestancia sin miedo de la vida y con un ego más allá de las nubes y con un montón de mujeres a su lado esperando una cita con él y bueno, tampoco era como las secretarias o los funcionarios de su empresa creían que era, un tipo arrogante, sin sentido del humor, amargado y sin corazón. La verdad es que ni él mismo sabía cómo era, mucho menos sabía cómo definirse a sí mismo.
La verdad era que Chanyeol se levantaba por levantarse cada mañana, realmente se levantaba por miedo a la mirada fulminante de su padre al saber que él estaba fuera de la oficina o si había dejado los negocios botados. No había nada que lo motivara a apagar el despertador a las seis de la mañana, no había nada que lo hiciera caminar a la ducha y sonreír casualmente por un buen recuerdo, no había nadie que lo hiciera sentir acompañado cuando tomaba la primera taza de café en la cocina y por supuesto, no había nadie que hiciera cálido su hogar cuando llegaba cansado.
La verdad no todo fue gris en su vida, hubo tiempos soleados y miró mucho tiempo las nubes moverse en el cielo cuando estaba recostado en las piernas de su madre, una mujer dulce, de sonrisa cálida, de ojos sinceros, de piel tersa y manos tan suaves como el algodón. Chanyeol podía pasar horas mirándola, sintiéndose tranquilo hasta que el sol se fundía en algún lugar del cielo, porque sabía que ella iba a estar cobijándolo cuando la oscuridad apareciera junto a la luna.
A parte de aquellas cualidades tan fáciles de percibir al ojo humano, la madre de Chanyeol tenía otras cualidades que la hacían una persona muy distinta a su padre. Ella era cálida y de piel, siempre tenía un abrazo o una palabra de aliento a quien lo necesitara, independiente de la situación, independiente de lo que pensara el resto, le gustaban el arte, tocaba la guitarra y violín, cantaba las notas altas de una canción con sutileza y también pintaba todo aquello que pasara por su retina.
Muy por el contrario estaba la existencia del señor Park, un hombre frío, de mirada penetrante que generaba un temblor interno en algunos. Era de pocas palabras y sentimientos recónditos, no le gustaban las cosas inútiles según su criterio de empresario, para él todos los tipos de artes eran un desperdicios y por si fuera poco, para él no existían los consuelos y es así como permite que el corazón de Chanyeol se marchiten igual que los claveles que llevaba en su mano cuando fallece su madre y acompañadas de aquellas lágrimas que parecían torrentes de agua por sus mejillas.
Desde ese entonces, Chanyeol sabe que nada sería lo mismo, nada de aquella tranquilidad que sentía cuando su madre estaba junto a él y le sonreía con ojos y dientes, nada de aquella melodía fina y electrizante del violín a media mañana junto a una taza de té, todo eso se había esfumado como el sonido pulsante de la risa de aquella bella mujer que rondaba por cada rincón de aquel lugar donde se cría.
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Las calas también marchitan. (Baekyeol/ Chanbaek)
FanficLas cosas simples de la vida pueden resultar mucho más valiosas que aquellas que se sobre-valoran por su costo monetario. Las cosas simples son las que ayudarán a vivir en un mundo que sólo se deja llevar por la apariencia. Las cosas simples son las...