Jurame que no tendré que arrepentirme de entregarte hasta el alma.

Aprender a soltar.16

Hoy, después de cinco duros meses le di fin. Si, le di fin a la enferma y posesiva historia con Pedro. Me di cuenta que necesitaba cerrar ese vínculo, esa historia, una despedida formal y sincera. Entendiendo y aceptando todo lo que nos pasó y lo que no también. Si lo cerraba, podría soltarlo y dejarlo ir de una vez. Hablamos un buen rato, coincidiendo que sigue existiendo entre nosotros el respeto y el cariño, pero que, aunque quisiera, no volvería a pasar nada. No me arrepiento de la elección de hombre que escogí para pasar un gran momento de mi vida, ni hacer cosas que jamás pensaría posibles ni haberme volado tanto la sien. Hoy, 17 de febrero, le di fin al círculo vicioso y tríangulo amoroso metida entre meses. Gané respeto, dignidad, y una muy buena amiga. Que si caemos, caemos juntas. Con la felicidad de saber que esto ahora duele, pero que en unos años no será más que risas y recuerdos. Del primer hombre que nos engañó, manipulo y manejó aún abusándose de nuestra poca madurez mental, la suficiente para tener quince años y estar llena de ilusiones y buscando nuevas experiencias. Pedro fue el primero, pero no será el último. Con esto, puedo terminar de insistir que cada persona que pasa por nuestra vida es única, tiene su razón y motivo, que cada una nos deja una enseñanza, sea pequeña o grande. Que todo vuelve para el que le tiene que volver, sea el bien, o sea el mal. Aprendí muchas cosas de él. Que no hay años malos, todos tienen su buena parte. Que hay que abrirse, explorar nuevos rumbos, nunca conformarse. No dejarse llevar, no ir por el camino fácil, que está bueno complicarnos la vida. Entre otras cosas, lo que más aprendí fue a AMAR. Pese las circunstancias, la distancia, el ambiente y la edad. Que si querés conseguir algo podés. Querer es poder. Que no se compara tener sexo y hacer el amor. Que tener sexo, podemos hacerlo con cualquiera, pero estar realmente desnudos, con muy pocos. Aprendí también a confiar, pero no demasiado, porque lastima. Que no todos son buenos y prometen lo que cumplen. Que nadie querrá "tomarte de la mano y decirle a los cuatro vientos que te ama" al menos, por WhatsApp. Que equivocarse está bien, cometer errores también, pero no guardar rencores, odio, enojos, pensamientos negativos con quién pasaste momentos muy importantes. Que no olvidarás jamás. Nunca olvidaré lo que hizo por mí, y las cosas que hicimos mientras estabamos juntos, e incluyo los diálogos eternos, los de madrugada, los "Buenos días" antes de la escuela, los de la tarde, y los más mágicos, los que empezaban y no queríamos que terminaran, terminaban cuando uno de los dos se quedaba dormido o tenía que cambiarse porque no había podido dormir nada. Cuando éramos prioridad, el uno al otro. Su olor, sus poemas, su voz, sus mensajes inesperados, sus perversiones, que por cierto me encantaban, sus caprichos y antojos de niño pequeño que quería leer cuentos y soñar con un futuro imposible. Su pancita, porque también la extraño, el blanco de su piel, el verde de sus ojos, su recortada y arreglada barba que lo hacía parecer menos niño, sus feas y grandes orejas que sobresalían saludando al mundo. Sus hermosos lunares, que lo hacían único entre muchos, el tan significativo y original lunar en su cuello bajando por la oreja tapado por su cabello cortado al rás. Su camiseta de boca juniors, presente en todos nuestros encuentros pasionales. Su mochila marrón de jean a la salida de la facultad. Su metro 70. Su aroma tan peculiar, sus escondites tan inciertos, su misterio por la vida. No podría parar de hablar de él, cualquiera que lea esto pensaría que estoy locamente enamorada, que no lo podré dejar nunca o que doy miedo. No tengo problema a lo que los demás piensen sobre esto, ni siquiera lo que él pueda pensar si un día lee estas páginas. Donde lo podrá leer las veces que quiera, donde aunque pasen los años, mi amor quedará acá, y mis pensamientos más profundos también. Solo me gustaría que sepa, que lo amé profundamente, y que espero que algún día nos volvamos a encontrar, o como él dice, que todo muera con nosotros, como debe ser. Me queda tanto por decir, por contar...El fue una de las personas que me motivó a hacer esto. Pero no dejaré de hacerlo, me dará mas fuerza para seguir. Y para hacerle honor al título...Júrame que no voy a arrepentirme de haberte entregado hasta el alma. El más cálido beso y abrazo, por siempre. Paula