Capítulo 21

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Máximo: "Pensé que te habías ido de mi casa." Me pare en seco, respire profundo y di media vuelta.

Gabriel: "¿Qué quieres? Te advierto que lo menos que quiero es tener un problema y menos contigo."

Máximo: "Ten informó que estás en mi casa, como la vez." Se pone la mano derecha en la espalda y la saca rápidamente, apuntándome con una pistola.

Gabriel: "Me vas a matar, como lo hiciste con mis padres."

Máximo: "Sería en mi defensa, puedo dedicar que entraste sin mi permiso." Le sonrió

Gabriel: "Eres un sínico, Montero. No te mereces ni a tu mujer, ni mucho menos a la hija que tienes." Le digo señalándolo con el dedo índice.

Máximo: "A mi hija, ni la nombres." Se va acercando a mí con la pistola apuntándome.

***: "Baja esa pistola ahora, Máximo Montero."

Máximo: "Tú no te metas, Liliana." Miro a Liliana, luego a Máximo. Liliana lo mira con mucha rabia y ¿Odio? ¿Rencor? Un sentimiento en la mirada que no lo puedo descifrar.

Liliana: "Ya te lo dije una vez y te lo vuelvo a repetir. No voy a permitir que le arruines la vida a Gabriel o a tu hija."

Gabriel: "Liliana. Tranquila, no te preocupes por mí. Yo no quiero problemas con este señor. Lo único que quiero de él, son sus empresas y otra cosa que no voy a discutir con él." Le hago un gesto despreocupación y le doy un beso en ambas mejillas.

Me doy media vuelta y salgo del recibidor.
−Este imbécil, cree que me va intimidar con una pistola. Tengo que tener cuidado con Máximo, es capaz de atacarme a traición. Por más que quiera dejar la venganza por el amor que le tengo a Alejandra. Va hacer casi imposible, con el odio que me miro Máximo.−

Enciendo el motor y acelero el pedal del auto. Salgo de la propiedad en dirección a mi casa. Donde me espera mi abuelo. -Ahora más que nunca necesito de su consejo. Tengo que poner todas mis ideas claras para saber qué decisión tomar.− Al cabo de 10 minutos estaciono el auto, me bajo y casi corriendo entro a la casa. Me dirijo a la sala, donde lo visualizo con una copa de vino. Me observa detenidamente.

Felipe: "¿Qué pasas hijo? ¿Por qué esa cara?" Le da un sorbo a su vino, me alza la ceja derecha esperando una respuesta a sus preguntas.

Gabriel: "Que tú crees. Mi único problema se llama Máximo." Me acerco hasta la barra de la sala y me sirvo un coñac. -"Sabes siento que las cosas se están saliendo de mis manos."−

Felipe: "Te puedo dar un consejo." Me mira esperando una aprobación de mi parte. Suspiro.

Gabriel: "Es lo más que quiero en estos momentos, abuelo." Con mi mano izquierda me revuelco el pelo y le doy un sorbo a mi bebida.

Felipe: Mira devuélvele las acciones, súper baratas. Que se las entienda como pueda. La realidad es que sin una buena inyección de capital, la empresa está en la ruina."

Gabriel: "Alejandra me pidió que sea el presidente, ella aceptada la vice-presidencia. En cuanto la vea le voy a comentar. Lo que me dices." Me siento en el sofá y le doy otro sorbo al coñac. Me quedo pensando en las posibilidades.

======= Semana después =======

Me hecho perfume por todo el pecho. Me abotono la camisa blanca con el pantalón crema. Me miro por última vez al espejo y salgo de la habitación hasta bajar las escaleras. Me encuentro a mi abuelo en frente de la puerta.

Felipe: "¿Listo?" Le sonrió.

Gabriel: "Más que nunca, abuelo. Deséame mucha suerte." Me arregla el cuello sonriéndome.

Felipe: "No necesitas suerte, te deseo todo el éxito." Le doy un abrazo y un beso en la cabeza. Salgo de la casa, caminando hasta mi auto, sentándome en el asiento del piloto, enciendo y acelero el automóvil. Salgo a la carretera dirigiéndome al restaurante. -Esta noche tiene que ser perfecta, todo me tiene que salir bien. De ti todo depende. Estoy dispuesto a poner mi vida en tus manos.−

En menos de 10 minutos llego al restaurante.
Me bajo entregándole las llaves al muchacho del valet parking. Entro por la puerta y esta como lo pedí. Se puede percibir la brisa del mar, la sensación de tranquilidad y de paz. Las luces se van reduciendo y todo lo que ilumina es por las velas blancas y rojas.

El piso está repleto de pétalos de rosas de color blanca y roja. Una mesa cerca del balcón que da una vista espectacular hacia el mar. Veo a los músicos en su puesto y me detengo en el centro de la pista de baile. Un mesero me entrega una rosa blanca y me informa que llego. Me raspo la garganta y respiro profundo.

Observo como aparece por la entrada y se queda en shock. Sus ojos tan hermosos no pueden ocultar la emoción que siente en este instante. Sus labios se transforman en una sonrisa y iluminando todo a su paso. Me voy acercando lentamente hasta quedar frente a frente. -"Buenas noches, Alejandra."− Le sonrió y le doy un beso donde nos humedecemos nuestros labios.

Alejandra: "¿Cómo estás?" Me sonríe y le devuelvo la sonrisa.

Gabriel: "Ahora que te voy mucho mejor que hace unos instantes y ¿Tu?". Le agarra ambas manos y la miro fijamente.

Alejandra: "Estoy muy bien. Sorprendida con este hermoso detalle de tu parte, pero no era necesario cerrar el restaurante para nosotros."

Gabriel: "Te mereces eso y más, Alejandra."

Alejandra: "Gracias por el detalle, estoy sin palabras. No sé qué decir." Le acarició el pelo, le sonrió.

Gabriel: "Solo me tienes que decir que si." Sonrió. La observo que se queda un poco confundida con mis palabras. Le acarició su mejilla derecha y le doy un beso en la nariz. Pude percibir su suspiro.

Alejandra: "A que te tengo que decir que si."

Amor SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora