Era un día cotidiano para Ryan en su oficina, tenía su escritorio atiborrado de documentos, algunos pendientes de firmar, otros tantos de requisiciones de los accionistas, entre muchos más que incluso él desconocía de qué se trataban.
Hasta hace unos días su padre había fallecido, pero el luto para él había acabado. Se sentía más tranquilo inmerso en los negocios que pensando en algo que no tenía remedio.
Richard Graham durante muchos años antes se mantuvo a la expectativa de que su primogénito y único hijo, le diera la dicha de ver su linaje florecer, pero el joven y apuesto caballero de ojos azul profundo, nunca daba su brazo a torcer. En numerosas ocasiones tuvo conquistas, pero ninguna había sido formal. El designio de Ryan consigo mismo, era no durar más de un mes con cada chica que lo intentará atrapar y en cuanto hablaban de matrimonio, emprendía la huida.
Su padre al ser un modesto caballero chapado a la antigua no veía de buen agrado el comportamiento de su hijo, aun así, nunca pudo hacer nada por ello mientras estuvo vivo, ahora que ya no estaba, Ryan creía que las cosas podrían ser distintas.
— Disculpe que lo moleste señor Graham, pero tiene una visita de uno de los abogados de su padre, desea hablar con usted, dice que es urgente —lo interrumpieron en su exploración entre toda esa montaña de papeles que tenía en su escritorio.
— Gracias Meredith, por favor hágalo pasar.
El señor James McCarthy, había sido el abogado de toda la vida de su familia, incluso lo era aun de la compañía GLW, una combinación de siglas de algunos socios fundadores de la empresa, entre ellos incluidos Richard, uno de sus tíos y otro tipo desconocido para Ryan, del cual su padre nunca quiso hablar. Esta empresa tenía ya muchos años en el mercado siendo un imperio en su área, la informática.
— ¡Hola Ryan! — entró James, logrando capturar la atención de Ryan.
— ¿Qué tal James?, pasa por favor, toma asiento y perdona el desorden, pero he estado tan atiborrado de pendientes que olvido en donde tengo incluso la cabeza —La risa se hizo presente y por un momento dejo a un lado todo, para prestar atención a lo que debían decirle.
— No hay problema, no te quitaré mucho tiempo, comprendo lo ocupado que eres Ryan —respondió el abogado, y su receptor lo invito a continuar con un gesto en el rostro —. Mira seguro te imaginas el motivo por el cual estoy aquí, pero debo recalcarlo, esta misma tarde será leído el testamento de tu padre. En su última voluntad, esclareció que debes estar presente.
— ¿Debo estar presente?, supuse que mi padre me odiaba por no haberle dado nietos en vida, quizás su adorado sobrino Dexter, sea el heredero de su fortuna. ¿Para qué debo estar presente?... Para que ese estúpido se ría de mí en mi cara, no James.
Ryan estaba enfadado con su fallecido padre porque este antes de morir, cuando estuvo enfermo, siempre le dijo que no recibiría nada de su herencia. Esa idea el joven la tenía enmarcada en su memoria como un sello, le dolía e incluso guardaba rencor por ello; y su orgullo herido no le dejaba distinguir las cosas con claridad, incluso por eso, después de tan pocos días de fallecido su padre, ya ni siquiera le respetaba el luto.
— Entiendo tu desconcierto Ryan, lo sé, sé muy bien la fricción que existe entre tú y tu primo, pero es preciso por eso que debes estar presente. Richard dejó una clausula, en donde especifica que no se debe leer el testamento sin tu presencia, es de suma importancia que estés ahí, ya que existe algo especial para ti. Tu padre no te desamparo como suponías Ryan, eres su hijo, jamás lo haría.
— ¿Y yo como tengo la seguridad de que eso sea cierto?
— Debes confiar en mi Ryan, por algo siempre fui amigo de Richard.
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Corazón Traidor © (Borrador)
ChickLitRyan busca casarse con alguna joven para poder obtener la herencia de su padre y así cumplir los designios que dejo en su testamento. Lo que no espera es que elige a la mujer equivocada, una chica que más que amarlo, busca venganza. Sandy promete ha...