Capitulo 2

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El reloj marcaba 5 minutos antes de las 8 am, que era el horario exacto en el cual Janet´s cofee aperturaba su entrada al público en general, pese a ser un lugar pequeño, los últimos dos años había sido muy concurrido, especialmente por unos muffins de chocolates deliciosos que preparaba su dueña, con mucho entusiasmo.

— ¡Todo listo Sandy! solo es cuestión de abrir las puertas, que seguro no demora en llegar el primer cliente – dijo Raquel mientras terminaba de limpiar el mostrador principal, donde en una vitrina como de tres metros de ancho se exhibían los deliciosos pasteles.

— Sí, pero…- no termino de decir lo que pretendía, porque detrás del cristal de la puerta de entrada, distinguió que un joven castaño espiaba con interés - ¡ash!, es ese tipo.

— ¿Quién? – preguntó Raquel con interés.

— El nefasto de Ryan Graham, hacía tiempo que no lo veía, el odioso hijo del ladrón ese, quien es igual que su padre de codicioso, sin duda – los ojos de Sandy parecían fulminantes al distinguir al apuesto caballero.

— Uhm, pero es un cliente, ni modos, debemos dejar que entre, aunque si me extraña verlo aquí de nuevo, mucho más porque la última vez que vino te comento que se les había acabado el proyecto y no volvería y desde esa vez le perdiste la pista.

— Si tienes razón – Sandy no dejaba de mirar a Ryan, con recelo, pero le veía – espérame Raquel, le diré que aún no está abierto.

— Claro.

Parada frente a la puerta, Sandy le hizo señas a Ryan de que aún no estaba abierto, que faltaban unos minutos, pero él también le respondió con señas diciéndole que le permitiera pasar por que estaba lloviendo y deseaba tomarse un café. Era cierto, afuera el panorama lucía similar a un diluvio «De acuerdo» fue lo que ella pensó.

— Adelante señor Graham, logró convencerme de abrir antes de lo usual – indico ella, y él paso a un lado suyo mientras cerraba su paraguas.

— Gracias Sandy, es que en verdad mira el cielo, pareciera que se nos viene encima, ¿tú crees que exista una posibilidad de que los pronósticos de ciencia ficción referentes a que Nueva York es el punto clave para el fin del mundo, sean ciertos? – se acomodó en una de las mesas con sillones cómodos, a un costado de las amplias ventanas de cristal del local, que dejaban distinguir con claridad a los transeúntes que circulaban sobre la acera.

— No lo sé señor Graham, posiblemente sí, ya que en Nueva York hay mucha gente sin escrúpulos, que solo busca hacerle el mal a su prójimo y no es que yo sea muy religiosa que digamos, es más que una mera opinión.

— ¡Vaya!, opino lo mismo que tú, sin duda yo conozco muchos tipos así – fue su respuesta asomando una leve sonrisa pícara mientras alzaba una ceja.

— «Seguro, es uno de ellos» - dijo Sandy entre dientes.

— ¿Dijiste algo?

— ¿Sí?, Que estoy esperando escuchar, que va a ordenar – le dijo, sujetando su pequeña libreta que llevaba en la mano, dispuesta a tomar la orden.

— Pues lo que solía tomar cuando pasaba por aquí a diario – le sonrió.

— Ah Claro, por cierto, pensé que ya no le volvería a ver.

— Debió haber sido así, pero me acordé de ti y decidí venir a saludarte – sus profundos ojos azules, la miraban con insistencia.
Sandy no podía negar que él era un hombre, irresistible, en extremo guapo; ojos azules, cabello castaño no tan corto y una mirada seductora. El solo estar cerca la hacían sentir el olor de su embriagadora fragancia masculina usual en él, sin embargo cuando recordaba que era el hijo de un hombre traidor y desalmado, esa imagen que formaba en su mente de ese chico como un apuesto príncipe, se desvanecía.

Corazón Traidor © (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora