— Bueno el hecho que seas virgen suena interesante, de vez en cuando es bueno probar cosas nuevas, un tentador dulcecito – carcajeo y Sandy frunció el entrecejo al escucharle.
— Uhm, suenas por completo morboso con esas palabras – espeto Sandy con tono furioso.
— ¿En serio?, creo que más que molestarte, te agrada mucho escucharme mencionarlo – añadió Ryan y Sandy permanecía con su rostro de puchero, enfadada por lo que estaba sucediendo. Pero a la vez también estaba muy nerviosa, no sabía cómo asimilar las cosas.
A Ryan no le importó mucho que mostrara confusión o estuviera enfadada, él estaba feliz de poder tener lo que siempre había anhelado de ella, su cuerpo. Luego de escucharla refunfuñar, volvió a besarla apasionadamente, acaparándola entre sus labios, pese a haberse puesto renuente hace solo unos minutos, Sandy aceptaba ese pasional beso con agrado.
— Me gustas mucho Sandy, en serio, te deseo – le susurró al lóbulo de la oreja. Los escalofríos recorrieron el cuerpo de Sandy, esa sensación que él producía con cada minuto a su lado, era intensa -. Seré cauteloso contigo, no te preocupes.
Sandy solo frunció los labios, pero no se percató de cuando Ryan la recostó al sofá en donde se encontraban, posicionándose encima de ella. Así como estaba inició besándola en los labios, bajando hasta su cuello, mientras que con sus escurridizas manos, la tomaba por la cintura, acariciándola con delicadeza, delineando la curva que existía entre sus pechos y sus caderas.
Ella al sentir que Ryan adentró una de sus ágiles manos, debajo de su vestido, subiendo hacía su pelvis, comenzando primero a acariciar en su entrepierna, presintió que el corazón se le iba a paralizar.
— Ryan en serio, soy virgen – exclamo ella. El la miro incrédulo al tiempo en que asomaba una risilla culposa.
— Sí lo sé, ya me lo has dicho varias veces. Tu mantente tranquila, yo te enseñaré una forma especial de liberarte de esa maldición – sonrió Ryan.
— ¿maldición? El ser virgen no es ninguna maldición – señalo Sandy clavando sus verdes ojos con recelo en Ryan.
— Tranquila mi amor, de acuerdo – resoplo poniendo sus ojos en blanco – una bendición, ¿ya? ¿Contenta?
— No seas sarcástico.
Uhm, creo que contigo no se puede dialogar, pero considero que es mejor seguir besándote – Ryan intentó de nuevo acaparar esos apetecibles labios, pero ella se lo impidió.
— ¡Espera!, eres un cínico Ryan Graham – espeto con enfado Sandy.
— Un cínico irresistible, ¿no es así?
Ryan rodeo el cuerpo de Sandy entre sus fuertes brazos, impidiéndole a la delgada muchacha moverse con comodidad ante esa presión. En verdad se sentía un poco temerosa ante lo que estaba suscitándose, sin embargo, no podía negar que esa mirada sensual y seductora y aquella actitud arrebatadora, lograba hacer latir su corazón a mil por hora.
Por lo que al recordar lo mucho que necesitaba el dinero para ayudar a su abuela y sabiendo que ya era de todas formas la esposa de Graham, cerró sus ojos y se dejó llevar.
Los besos de Ryan se incrementaron en intensidad, besaba con más anhelos, mayores ansias y desesperación, sin embargo decidió comenzar despacio el juego sensual, quería hacer que Sandy estuviera lista para lo que seguía, para disfrutar a su lado cada momento y tenerlo como una situación inolvidable.
Ryan no era un hombre posesivo, ni mucho menos dudaba de su experiencia como buen amante, sin embargo debido a la situación que vivía, y la duda que lo consternaba respecto a si en verdad Sandy era virgen, sentía que tenía que actuar con cautela, demostrándole a esa mujer, que si él se lo proponía, podía ser el hombre más dulce y paciente en la cama.
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Corazón Traidor © (Borrador)
ChickLitRyan busca casarse con alguna joven para poder obtener la herencia de su padre y así cumplir los designios que dejo en su testamento. Lo que no espera es que elige a la mujer equivocada, una chica que más que amarlo, busca venganza. Sandy promete ha...