Amigos

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Patapez estaba muy sudoroso. Para él, Patán llevaba toda una vida apretando su agarre y mirándolo mal. Para los gemelos, tan solo veinte segundos, muy divertidos para ellos, no tanto para la víctima, pero por eso les hacía gracia. Eso es lo que se llama buenos amigos.

-¡Patán, suéltame!

-¡No antes de que me digas que tiene Hipo entre manos con mi Astrid!

-¡No es tu Astrid, asúmelo, Patán!

-¡¿Entonces de quien es?! Patapez... ¿de quien es? ¡Dímelo! ¡Ahora!

-¡N-no!

-¡Y por qué no!

-¡Porque no quiero morir joven!

-¡Vas a morir aquí y ahora si no me lo dices idiota!

-¡Prefiero morir en tus manos a morir en las de Astrid!

Patán no habló durante unos segundos, ya que se le acababa de venir a la cabeza su pensamiento razonable del año.

-¿Y por qué Astrid te mataría por decirme algo sobre Hipo?

-Ehhh...

-¡Contesta ahora mismo!

-¡No puedo!

-Mira, lo diré porque ya me da igual todo, pero que sepas que te vi cuando hablabas con ellos.

-Hablo mucho con ellos.

-Me refiero a cuando hablasteis en el aire, antes de que los siguieras mientras estaban los dos en el mismo dragón... besándose.

-Wooooo, ¿Hipo y Astrid? ¡Lo sabía! Ves hermana te dije que había algo raro entre esos dos.

-Siii, era tan obvio.

Los dos enfrentados miraron muy extrañados a los gemelos, que no suelen enterarse de nada y resulta que fueron los primeros en darse cuenta, y además sin decir nada.

-Bueno, da igual... Patán, si dices que lo viste todo... ¿Por qué se supone que me lo preguntas a mí?

-He dicho que lo vi, no que lo escuché. No me entere de nada.

-Pues es culpa tuya, por tener el oído duro.

-¡Que has dicho!

-¡Nada! Deja de apretarme la cara por favor.

-¡No hasta que no me digas que hay exactamente entre esos dos!

-¡A ti que te importa lo que hagan ellos con sus vidas!

Responderle así a Patán, el acto más valiente de Patapez hasta la fecha.

-¡Me importa porque Astrid es mía!

-Pueees, yo creo que es de Hipo. ¿A que sí, hermano?

-Si, teoría confirmada. Y aunque Patán no hubiera visto nada y ellos no estuvieran saliendo, que os lo dije, seguiría siendo de Hipo.

-¡Callaos idiotas, no es de Hipo, es mi futura esposa!

-Ya ya...

-Tu sigue soñando Patán... Y luego los tontos somos nosotros.

El bruto soltó su agarre para dirigirse a Brutacio, agarrarle del cuello de la ropa y levantar el brazo, no sin antes preguntarle lo que solía hacer cuando los pegaba, con su misma respuesta.

-Espera... ¿tu eres el chico, verdad?

-Nooo...

-¡Oye, la chica soy yo y estoy delante tuyo, eh! ¡Pégale bien fuerte, Patán!

-Eso haré.

-¡Ya vale, chicos! ¡Ya basta! ¡Patán, si me dices qué es lo que viste, te diré lo que me dijeron! A alto riesgo por las amenazas de Astrid, pero viendo cómo estamos ya...

-Vale... pero quiero que los tontos lo escuchen.

-¡Oye!

-Tranquila, hermana, está celoso porque él no tiene nadie que le dé golpes en la cabeza.

-¿Y Astrid?

-Ella no le da en la cabeza.

-Pero me ha roto el brazo. Menos mal que el izquierdo, sino no podría pegaros yo a vosotros.

-Geniaaal.

-Si quieres que te diga lo que he visto, no me vengas con estos sarcasmos, Patapez.

-Si quieres tú que yo te diga lo que he escuchado... porque lo que tú has visto en tercera persona yo lo he visto en primera.

-Se acabó, te voy a... ¡Ahhh, mi brazo! Vale... he visto a Astrid subirse al dragón de Hipo, luego han hecho algo que me dieron ganas de tirar al debilucho ese de su estúpido dragón y sustituirlo, y después ya tú los pillaste y... y ya está, el resto es lo que me tienes que contar tú. Ahora.

-¿Puedo decir algo sin que me molestéis a mí?

-Sí, claro Brutilda.

-Bueno, que... en mi opinión... Hipo ya no es un debilucho, Patán.

-Si que lo es.

-Comparándolo a ti, sí, pero a Brutacio o a Patapez... no tanto. Además, él es mucho más alto que tú, y es mejor cargar con el peso de la altura que ir cargando con todo el de tus músculos por comer mucha carne.

-¡Estoy en proceso de crecimiento, ¿vale?!

-Yaaa, claaaro. Será a la inversa.

-Yo creo que tiene razón.

-Gracias, mi rechoncho amigo.

-Lo digo porque estás en proceso de crecimiento, proceso cómo el de hacer pan. A lo ancho.

-¡Muy buena, Patapez!

-En cuanto se me cure el brazo, os voy a dar tal paliza que a lado vuestro Bocón tendrá bonitos los dientes.

-Tranquilo...

-¡No hasta que me digas lo que te dijeron Hipo y Astrid!

-¡Hola chicos! ¿De que habláis?

Los dos mencionados entraron alegremente por la puerta, como si no pasara nada, aunque habían escuchado lo que dijo Patán.

-¿Qué decías de que te digan algo que nosotros dijimos?

-¡¿Ehhh?!

-Patapez... ¿podríamos hablar un momento... a solas?

-Cla-claro, Astrid.

-Bien... vamos fuera.

Astrid y Patapez salieron fuera de la academia, mientras que Hipo permaneció con los gemelos y Patán, quien no lo miraba precisamente bien. El ambiente estaba muy incómodo, nadie hablaba, ni siquiera los gemelos, estaban todos atontados mirando cómo Astrid le gritaba a Patapez en un tono lo suficientemente bajo para que no lograran oír nada.

Holaaa. No digo "Que levante la mano el que quiera matarme" porque sé que queréis todos. ¡Tres semanas sin entrar en Wattpad llevo! Tengo mis razones, pero no le interesan a nadie. Y yo que pensaba que podría actualizar muy pronto... Bueno, da igual. Gracias por leer esta historia. ¡Os quierooo! ♡♥♡

Amor Secreto *CANCELADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora